Opinión
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Ciudad Perdida

Movimiento Progresista

Los grandes ausentes

Hora de definiciones y lealtades

F

ueron las ausencias, no los discursos ni la intencionalidad política, lo que llamó la atención en la reunión en que se presentó, oficialmente, la corriente política que encabeza Marcelo Ebrard. Y de todas esas no asistencias, una preocupaba más que muchas otras, porque se suponía más que obligada. Claro, hablamos del jefe delegacional de Iztapalapa, Jesús Valencia, de ningún otro.

Y es que no hace mucho, se recuerda en todas partes, dos personajes que se consideraba muy cercanos a Marcelo habían formado y registrado, con todas las de la ley, incluidos los derechos de autor, una corriente desde donde habría de salir la candidatura del ex jefe de Gobierno para la Presidencia de la República. Esos dos personajes eran el mismo Valencia y el ahora secretario de Gobierno del GDF, Héctor Serrano, que sería la cabeza de esa nueva expresión perredista.

Un par de meses antes del anuncio de la semana pasada, alguno de los fieles a Ebrard habló con Serrano para anunciarle que desde Vanguardia Progresista, la tribu fundada por él y Valencia, se lanzaría la candidatura de Marcelo a la presidencia del PRD. Discusiones más o menos, el asunto es que Serrano no estuvo de acuerdo con la utilización del nombre de su tribu para apoyar la propuesta, y entonces, a la carrera se impulsó la creación de Movimiento Progresista, sin Serrano.

Hasta donde nos cuentan, el delegado de Iztapalapa estaba dispuesto a acudir al nacimiento de la corriente, pero se le recordó, primero, que él ya pertenecía a una muy parecida, que esta vez no acompañaría a Ebrard; luego, se le pidieron definiciones, lealtades mejor dicho, y Jesús Valencia no acudió a la reunión. Tampoco Serrano, desde luego.

El asunto es que Vanguardia Progresista logró tener en el PRD 70 consejeros que votan en las elecciones internas, de los que, según nos cuentan, Valencia controla 23, y Serrano el resto. Las definiciones hasta el momento señalan que entre Valencia y Serrano se estableció una diferencia que no se ha podido resolver y que no parece favorable a la corriente presentada el fin de semana que pasó.

No hay ningún dato que advierta buen viento para Ebrard en el PRD, y si el pleito es a navaja libre, es muy probable que el ex jefe de Gobierno termine muy lastimado en esta nueva fase de su carrera política, sobre todo si sus operadores no actúan con una estrategia inteligente que limpie de problemas y malos entendidos el camino a la presidencia de ese partido. Por lo pronto, será urgente recomponer sus cuadros ante las eminentes ausencias, y volver a contar las canicas para saber si alcanzan para la gran jugada. Veremos.

De pasadita

En el Senado también se discutirá hoy la posibilidad de legalizar el uso de ciertas drogas consideradas ilegales. Qué bueno que se discuta un tema de tanta trascendencia para la sociedad, pero lo cierto es que, se diga lo que se diga, la siembra, cosecha, comercialización y consumo de la mariguana seguirá, con leyes o sin ellas.

Lo importante en tal caso es que esas leyes puedan restringir no sólo el uso de la yerba, sino la producción, porque si de lo que se trata es crear nuevas empresas, muy pronto habremos de ver nacer, como ya se anunció, el cártel del loco, que, sin importar la salud de la gente, lo que pretende es hacerse más rico con la adicción a esa droga. Si de eso se trata, ya párenle a las discusiones. Son totalmente inútiles.

Ahora que si la intención es ampliar el ámbito de las libertades en la ciudad de México, qué bueno que exista la confrontación de las ideas y la medición de las consecuencias sociales de medidas como su legalización, porque si ello nos llevara a frenar la violencia, cada día más grave, que se hable y se discuta todo lo que se tenga que decir. Por lo pronto, buena suerte al foro que se realiza hoy en el Senado.