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Culmina visita de siete días a Brasil con misa multitudinaria en la playa Copacabana

Dejar la sicología de príncipes, pide el Papa a obispos de AL

Concluye la JMJ; llama a los jóvenes a difundir el evangelio hasta las periferias existenciales

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Misa del papa Francisco ayer en la playa CopacabanaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de julio de 2013, p. 26

Río de Janeiro, 28 de julio.

El papa Francisco ofició hoy una misa frente a tres millones de personas en la playa Copacabana y lanzó una dura crítica a los obispos latinoamericanos y caribeños, a quienes pidió que no sean mandones ni tengan sicología de príncipes.

En su último día de visita a Brasil –donde los problemas organización y logística pusieron en duda la capacidad de Río de Janeiro para ser sede del Mundial de Futbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016–, el pontífice definió el perfil que deben tener los prelados de América Latina y el Caribe.

Han de ser pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre, pacientes y misericordiosos, dijo.

Deben ser hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan sicología de príncipes. Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra, enfatizó.

“El obispo –remató– debe conducir, que no es lo mismo que mandonear”.

Invita a tomar en serio la vocación de ser servidores del pueblo

Francisco hizo estas afirmaciones al final de un discurso que pronunció ante los integrantes del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en el que señaló que los purpurados de la región están un poquito retrasados en la aplicación de los objetivos que se plantearon en su quinta conferencia, celebrada en 2007, en la que se propusieron avanzar hacia una conversión pastoral.

Les pido que tomemos en serio nuestra vocación de servidores del santo pueblo fiel de Dios, porque en esto se ejercita y se muestra la autoridad: en la capacidad de servicio, puntualizó el Papa al hablar de la necesidad de renovar internamente la Iglesia.

El Papa también sugirió a los obispos romper con prácticas caducas del catolicismo y vivir el sacerdocio como misioneros, resistiendo además a tentaciones como el reduccionismo socializante, el restauracionismo, el clericalismo y el funcionalismo.

Al funcionalismo de la Iglesia lo describió como una práctica paralizante, que reduce la actividad de la institución religiosa a la de una una ONG. El clericalismo, dijo, es una forma de proyección de la imagen de poder y privilegio eclesial que contrasta con el papel del laico, que es simplemente rezar y obedecer.

En cuanto al reduccionismo socializante, explicó que es una forma de ideologizar el mensaje evangélico, ya sea por medio del liberalismo de mercado, de la categorización marxista o del restauracionismo, cuyos defensores buscan la solución para los problemas de la Iglesia sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas.

Francisco embistió igualmente contra la propuesta gnóstica, cuyos adeptos defienden cambios en dogmas de la Iglesia católica y defienden el fin del celibato sacerdotal, la ordenación de monjas y otros temas que el Papa definió como pequeñas posturas ilustradas.

Durante su estancia de siete días en Brasil, el pontífice destacó en sus mensajes la importancia de recuperar la presencia de la Iglesia católica en un país donde la institución ha perdido una tercera parte de sus fieles en medio siglo.

También destacó el papel de los jóvenes en la promoción del mensaje cristiano, pero este domingo, ante los purpurados, Francisco hizo notar a los obispos la necesidad de responder a las preguntas existenciales del hombre de hoy, especialmente de las nuevas generaciones, atendiendo a su lenguaje.

“Si nos mantenemos solamente en los parámetros de ‘la cultura de siempre’, en el fondo una cultura de base rural, el resultado terminará anulando la fuerza del espíritu santo. Dios está en todas partes: hay que saber descubrirlo para poder anunciarlo en el idioma de esa cultura, y cada realidad, cada idioma, tiene un ritmo diverso”, apuntó.

En el sermón de la multitudinaria misa que ofició este domingo en Copacabana, el pontífice recurrió a un lenguaje juvenil, salpicado de modismos de Buenos Aires, de donde Jorge Mario Bergoglio es oriundo.

Al pedir a los jóvenes que difundan el evangelio hasta las periferias existenciales, el pontífice utilizó palabras como balconear, amildonados, de fachada, cachito y expresiones como jugar a dos puntas, que implica hipocresía.

Antes de que comenzara la misa en Copacabana, los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) alcanzaron un récord mundial con un baile masivo al que se le conoce como flashmob, en el que todos ejecutan pasos y movimientos iguales, uno detrás de otro.

Muchos de los participantes en la celebración litúrgica debieron dormir en la playa en campamentos improvisados, con muchas carencias sanitarias, de alimentos y de agua.

La clausura del encuentro que se realiza cada tres años –el próximo será en Cracovia, Polonia– debió llevarse a cabo en Copacabana tras de que el Campo Fidei (Campo de la Fe) en Guaratiba, una localidad en la periferia suroeste de Río, se inundó a causa de torrenciales lluvias y obligó a los organizadores a trasladarlo a la playa.

Las fallas en la organización de la JMJ, el conflictivo tránsito de Río y otros problemas de logística urbana propiciaron que el Papa se quedara atrapado el lunes en un embotellamiento de autos. Un día después, el sistema eléctrico del Metro se paralizó y millones de personas tuvieron que transportarse en autobuses, no sin antes hacer filas de una, dos y hasta tres horas.

El alcalde de Río, Eduardo Paes, reconoció el viernes haber sacado una calificación más cercana al cero que al 10 en la organización, pero la más enérgica crítica provino de la prensa de Chicago, Estados Unidos, que perdió ante Río la oportunidad de ser la sede olímpica en 2016.

Al final, los tres millones de personas que cubrieron Copacabana durante dos días rompieron también el récord del mayor acto realizado aquí, seguido de la misa del viernes con millón y medio y de un concierto de los Rolling Stones, con un millón. La playa pudo ser desalojada lentamente y el Papa, antes de abordar el avión de regreso a Roma, al anochecer de este domingo, se despidió diciendo: marcho con el alma llena de recuerdos.