Opinión
Ver día anteriorLunes 19 de agosto de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a Morir

Breve estancia en Suiza

A

nte las toneladas de basura que la impunidad televisiva arroja a diario, con la connivencia de autoridades, legisladores y partidos, pues el único compromiso de los concesionarios es con el rating, resulta un verdadero suceso encontrar en un canal comercial una película sobria e inteligente que cuestione los valores dócilmente acatados por la sociedad y sus instituciones.

A veces el control remoto o cambiador se solidariza con nuestra indefensión y conmovido nos conduce al canal más insospechado para que el maravilloso invento de la televisión cobre un sentido humano, imaginativo y enriquecedor. Las desalmadas series gringas ceden entonces su lugar a alguna película que, respetando su quehacer, respeta al público y lo hace reflexionar.

Traducida como Unas breves vacaciones en Suiza, cuando debió decir estancia, hecha en 2009 para televisión por la BBC de Londres, dirigida por Simon Curtis y protagonizada por una estupenda Julie Walters, es una historia inspirada en la médica inglesa Anne Turner, quien decidió recurrir al suicidio asistido en una clínica de Zurich el 24 de enero de 2006, al verse aquejada por una enfermedad incurable (parálisis supranuclear progresiva, PSP) de la cual ya había muerto su esposo tras desquiciante agonía.

Paréntesis: desde luego en Inglaterra aún son ilegales eutanasia y suicidio asistido, no así la invasión armada a países totalitarios, pero petroleros, mientras en la pragmática Suiza, junto a una permisividad humanitaria camina su tradicional colecta de capitales, por lo que autoriza a empresas como Dignitas y Exit a ayudar a miembros de la comunidad europea, según su historia clínica, que opten por la autoliberación. Aquéllas no se dan abasto, pues calidad de vida es más que pensión y seguro médico.

Caídas frecuentes, cambios de personalidad, creciente dificultad para moverse, hablar, ver y deglutir, insomnio e incontinencia son algunos síntomas de la PSP, por lo que la doctora Turner, al ser diagnosticada y empezar a padecer señales de la dolencia, habló con sus tres hijos adultos para decirles: ¿Qué ley absurda nos convierte en criminales? No importa que otros sufran más que yo, importa lo que estoy sufriendo y lo que estoy dispuesta a sufrir. Alivia saber que hay otra opción además de aguantarme. Si fuera un perro me sacrificarían. Busque esta película, aunque no sea pirata.