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La actriz Barbara Sukowa será homenajeada con una retrospectiva en la Cineteca

El cine ha cambiado la idea de los jóvenes sobre el Holocausto

Interpretar a una filósofa judía en Hannah Arendt, siendo alemana, me permitió avanzar en la película

El largometraje puede aclarar algunas cosas a las nuevas generaciones, afirma

Foto
Barbara Sukowa en un fotograma de Hannah Arendt
 
Periódico La Jornada
Jueves 22 de agosto de 2013, p. 9

El Holocausto siempre pesará a los alemanes, aunque han trabajado y avanzado mucho al respecto, y el cine está cambiando la idea de ese episodio histórico entre los jóvenes, expresó ayer en conferencia de prensa la actriz alemana Barbara Sukowa.

Para desarrollar su papel en la película Hannah Arendt, Sukowa estudió a filósofos como Platón, Kant y Martín Heidegger. Interpreta a una filósofa que fuma y fuma y está entregada a las meditaciones, a la manera de René Descartes. En dicha cinta el centro es el debate sobre el Holocausto.

Kusowa llegó a México para engalanar una retrospectiva de sus mejores cintas, que comenzará hoy. El homenaje arranca con Las dos hermanas, ganadora del León de Oro de Venecia en 1981, la cual será presentada por la actriz. En la 12 Semana de Cine Alemán también se presentará su más reciente actuación, en la referida película Hannah Arendt. Sostendrá una conversación con la periodista Sonia Riquer hoy en la Cineteca, a las cinco de la tarde, en la que compartirá sus experiencias con el público.

También, la Cineteca Nacional y el Goethe-Institut Mexiko, en colaboración con el Patronato de la Industria Alemana para la Cultura AC y Cinépolis, reconocen la trayectoria de la actriz, una de las más prestigiosas de los pasados 30 años. Comenzó su carrera en el teatro para luego incursionar en el cine, donde sobresalió por sus interpretaciones de Mieze en Berlin Alexanderplatz (RFA, 1980) y Lola (RFA, 1981), ambas de Rainer Werner Fassbinder.

Las dos hermanas

Sin embargo, su carrera se consolidó con Las dos hermanas (RFA, 1981), de Margarethe von Trotta, con la que continúa trabajando. La calidad de sus actuaciones ha sido reconocida con múltiples galardones internacionales, como el Fénix de Oro que Sukowa obtuvo en la Muestra Internacional de Arte Cinematográfico de Venecia 1981.

Inspirada en parte de la vida de la terrorista Gudrun Ensslin, narra la historia de una periodista –interpretada por Sukowa– que inicia una investigación contra el gobierno alemán para esclarecer la muerte de su hermana durante el movimiento estudiantil del 68 en Alemania.

De ese mismo año se presenta Lola, con el cual Sukowa se abrió paso en el séptimo arte y con el que ganó como mejor actriz protagónica en los Premios de Cine Alemán en 1982. Dirigida por Fassbinder, esta cinta, ambientada en los años 50, narra la historia de un honrado jefe de departamento de obras que busca desmantelar una red de corrupción liderada por un ingeniero de alto cargo, pero cuyas intenciones se confrontan cuando conoce a la seductora bailarina del burdel, Lola, que maneja el mafioso.

En seguida se exhibirá Rosa Luxemburgo (RFA, 1985), por la cual Sukowa obtuvo el reconocimiento a mejor actriz en el festival de Cannes 1986. En este filme, la directora Margarethe von Trotta retrata la historia de Rosa, combativa socialista del movimiento obrero y antibelicista, desde su encarcelamiento en 1917.

La retrospectiva continúa con la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Max Frisch, El caminante (Francia-Alemania-Grecia-RU, 1991), de Volker Schlöndorff. Esta road movie ambientada a finales de los años 50, retrata la historia de un ingeniero que viaja por el mundo debido a su trabajo y quien el destino le guarda una sorpresa luego de rencontrarse con un personaje que lo conecta a su antiguo amor y una nueva joven de la cual queda prendado.

Finalmente, se presentará Visión: de la vida de Hildegard de Bingen (Alemania-Francia, 2009), quinta colaboración entre Von Trotta y Sukowa. La protagonista esta vez es la monja Hildegard de Bingen –encarnada por Sukowa–, quien guiada por visiones celestiales y un sentido fuera de lo común logra equilibrar el conocimiento científico con su fe religiosa durante el oscurantismo medieval.

Sukowa añadió que su más reciente actuación en Hannah Arendt (que también se exhibirá en la Semana de Cine Alemán) es producto de una nueva colaboración con Von Trotta, con quien le gusta trabajar. Yo sé que cuando ella me ofrece un papel se va a requerir leer mucho. Aprendo de ella. De la cinta, el hecho de representar a una judía siendo alemana tuvo algo de especial, porque desde que tengo conciencia, el Holocausto me ha ocupado mucho, porque creo que siempre será una carga para los alemanes, por lo menos mientras yo viva. Así es como yo siento que pude avanzar con esta película.

De sucesos actuales optó por no opinar, pues lleva 20 años en Estados Unidos. Una cosa que sí puedo decir es que en Alemania el tema del holocausto se ha pensado y trabajado mucho.

Ha hecho papeles de seres víctimas del mal. Al respecto, consideró que ha interpretado personajes que no cuentan con la educación de Hannah Arendt. “De esa manera, su actitud es muy diferente ante lo malo. Nunca me ha tocado ver un bebé malo, a un niño malo, lo cual me lleva a pensar que el mal es una reacción. Tiene que ser así. Claro, en la literatura sí llegamos a encontrar héroes que son malos, como en Shakespeare o en la mitología griega. Ahí sí. En Hannah Arendt, hay personajes que no son malos grandes, sino malos pequeños. Yo también me sigo preguntando lo que es el mal. Sí creo que todos tenemos una responsabilidad cuando vemos el mal y tenemos la posibilidad de combatirlo”.

–¿Qué reacciones hubo ante Hannah Arendt?

–Sí hubo muchas personas que luego de ver la película reaccionaron como hace años, en que la gente no podía aguantar que se hablara del Holocausto porque estaba muy reciente. Aún hoy, muchos no toleran que se escriba de ello. Para mí, haber tratado el tema implicó no hacerlo con sentimentalismo, porque eso no hubiera servido para nada. Lo mejor de la película fue que provocó muchos debates y eso es lo que queríamos. La gente salió de ver la película comentándola.

–¿El cine está cambiando la idea del Holocausto entre las nuevas generaciones?

–Con Hannah Arendt y la descripción de Eichmann estamos haciendo reflexionar de manera diferente sobre el Holocausto y sobre los criminales nazis, porque vemos que no siempre son los malos o diabólicos, como nos los imaginamos. Eso era lo que Arendt imaginaba al acudir al juicio: encontrarse con un diablo y sólo encontró un burócrata, como los que conocemos en las oficinas. Eso cambió la visión.

Creo que para las generaciones jóvenes esta película puede aclarar algunas cosas. Hoy día la investigación sobre el Holocausto ya está más avanzada que en tiempos de Arendt. Hay una controversia sobre si Eichmann era sólo un burócrata. Crecí después de ese periodo y siempre le preguntábamos a nuestros papás qué hacían en ese entonces. Había un gran silencio en Alemania después de la guerra. La gente enfrentaba la reconstrucción. Nosotros preguntábamos. Los maestros, los abuelos, decían que no querían saber.

Relación de 30 años

Trabajar desde hace 30 años con Von Trotta implica conocerse mutuamente. Hanna Arendt estaba muy abocada en la filosofía clásica y, entonces, yo me asesoré con un filósofo. Tuve que leer a Platón, Kant y Heidegger. Hablé con gente que conoció a Hanna. Ella no era una mujer que hablara sobre sus hombres.

El cine alemán, opinó, está influido por Hollywood; no ha hallado su perfil propio, su lenguaje.

Sobre sus personajes de Rosa Luxemburgo y Hannah Arendt, dijo que la primera no fue filósofa. Fue una activista y escribió cartas maravillosas. Era cariñosa, sensible y hasta poeta, nada de Rosa Roja o Sangrienta, como se le consideraba en Alemania. Lo que tenía en común con Hannah fue una infancia difícil. No eran femenistas. Prepararon el terreno, pero ellas se sentían seguras en un mundo masculino, marcado por hombres. Creían que tenían temas más grandes que defender que el del feminismo.