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Una metáfora que define lo que somos, un agujero de la boca al ano: Alberto Villarreal

El lado B de la materia, reflexión sobre la parte de un objeto no visible, profana

El director indica que la obra intenta reinsertar la unión entre lo profano y lo sagrado

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En El lado B de la materia se invierten los espacios convencionales del edificio teatral, al ubicarse los espectadores en el escenario, mientras la butaquería será parte del montajeFoto Cortesía de la Dirección de Teatro/UNAM
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de agosto de 2013, p. 6

La materia y la anarquía como temas; la mierda y la sangre como metáforas, y los vínculos entre lo profano y lo sagrado, entre lo grotesco, lo escatológico, la pasión y lo sublime, se ven reflejados en el collage escénico, El lado B de la materia, obra escrita y dirigida por Alberto Villarreal, que se estrena este jueves 29 de agosto, en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario.

De lo que se trata, explicó Villarreal, es de explorar la idea de la materia asociada al mal. La obra busca ser una reflexión sobre qué es la materia, no sólo entendida como la masa de un objeto, sino sobre su lado ‘B’, es decir, su parte no visible, su lado outsider o profana, comentó el creador escénico.

Una metáfora fundamental que define qué es el cuerpo humano como materia, es que somos un agujero que va de la boca al ano, es decir, somos un vacío, el cual está rodeado de tejidos, los cuales absorben lo que pasa por ese agujero.

Conforme esa idea, continúa Villarreal, nuestra única relación con el resto de la materia es devorarla y sacarla. En ese sentido, qué es lo que queda del paso de la materia por el organismo humano: mierda y sangre.

La cuestión en torno a la identidad de quién soy, se traslada un poco más allá y se replantea como qué soy. En este caso se trata de una obra que busca romper la sensación metafísica e ir a la materialidad del cuerpo, en el que también podemos encontrar una sacralidad, una mística, una religiosidad.

En el montaje, se retoma el personaje de Lucifer, como el mal que da origen a la materia y como el primer actor de todos los tiempos, porque fue el primero que usó las palabras de otro, porque fue el primero que se transforma en serpiente, porque es el primero que no puede ser él mismo.

De acuerdo con Villarreal, dentro de la historia mítica de la religión judeo-cristiana, Lucifer al desafiar a Dios, da origen a la materia y la anarquía, resultado de las acciones de aquel que se rebeló ante el poder y las instituciones. De ahí que, materia y anarquía, son temas fundamentales que se desarrollan durante la puesta en escena, destacó el autor.

No es una obra con un único tema o una sola historia. Es un montaje que parece más un collage escénico en el que se entreteje el ensayo literario, y en el que confluyen y vinculan diversas situaciones, reflexiones, temas e historias.

Para llevar a cabo dicho proyecto escénico, Villarreal recurrió a distintos estudios políticos, sociales, ecológicos y filosóficos, así como a distintos autores clásicos y contemporáneos como Murray Bookchin, fundador de la ecología social y quien ideológicamente transitó de un marxismo tradicional hacia el socialismo libertario, en la tradición anarquista de Kropotkin.

Lo que la propuesta escénica intenta desarrollar es reinsertar la unión entre lo profano y lo sagrado, lo escatológico con lo sublime, lo obsceno con lo poético, donde la mierda, el sexo, el erotismo, la animalidad, están ligados a la sacralidad. La idea es maridar esas oposiciones, que culturalmente las creemos y tenemos separadas. El propósito es confrontar al espectador con una visión del mundo, que no tenemos, destacó el dramaturgo.

La trama

En El lado B de la materia se cuenta la historia de una asesina, a quien se le hace un trasplante de corazón, extraído de un oso polar. Se trata de una especie de experimento para ver si ella se vuelve buena.

En cierto momento, ella quiere conocer al oso donador. En su búsqueda, descubre que el animal vive en un zoológico, con un corazón artificial. El oso resulta muy culto y sabe idiomas. Éste le confía a ella que quiere escribir una ópera.

La asesina, con el dinero que ha obtenido de sus crímenes, lo compra y lo saca del zoológico, juntos hacen un viaje por carretera y escriben una ópera titulada Instinto ante tiburones.

Tras recorrer carreteras y hoteles, un buen día el oso devora su propio corazón, que la asesina lleva dentro de su cuerpo.

Parte de la puesta, es la representación de algunos fragmentos de dicha ópera, en la que un tiburón se enamora de una tiburona. El drama es que, ésta lo rechaza, por lo que el escualo desesperado va a una playa y agarra un ramillete de turistas sangrantes y se lo lleva a la hembra para demostrarle su amor. Ella lo vuelve a rechazar y le dice que si le trae a toda la humanidad en un ramillete, será suya.

Con escenografía e iluminación del maestro Alejandro Luna, los espectadores estarán ubicados arriba del escenario del teatro Juan Ruiz de Alarcón, por lo que la perspectiva y butaqueria del mismo, será parte del montaje, es decir, se invirtieron los espacios convencionales del edificio teatral.

Entre otros detalles, conforme transcurren dichas historias, se proyectan fragmentos de un documental real sobre la mierda, basado en el libro La mayor necesidad y se instalaron una serie de bocinas, adelante, atrás y a los lados, con el fin de crear un sistema de sonido envolvente. La idea también es integrar ciertos efectos 4D, que se espera sea una sorpresa para los asistentes.

Para el maestro Luna, se trata de un trabajo cuyas exigencias escénicas son poco comunes, ya que hacemos uso del teatro desde otra perspectiva que la gente no conoce, ni está acostumbrada.

Tratamos de que el público aprecie la dimensión real de la arquitectura teatral, desde sus entrañas mismas, como una manera distinta de usar el espacio.

De una manera u otra, queramos o no, en el teatro siempre estamos jugando al engaño, al efecto de óptica, explicó el reconocido escenógrafo, pero aquí se ve todo eso que hace posible los trucos.

Con las actuaciones de Tania Ángeles Begún, Rodolfo Blanco, Adriana Butoi, Mónica Gómez, Bernardo Gamboa y Renán Santos, el estreno de El lado B de la materia será el 29 de agosto, a las 20 horas, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, Centro Cultural Universitario, en Insurgentes Sur 3000.