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Acusan al gobierno de complicidad en la violencia y desalojo de católicos y bautistas

Rechazan Las Abejas la compañía de una comisión para proteger a desplazados

Van cuatro meses de que se inició el conflicto en la colonia Puebla, de Chenalhó, Chiapas

Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de agosto de 2013, p. 18

San Cristóbal de las Casas, Chis., 27 de agosto.

Este lunes, la organización de la sociedad civil Las Abejas rechazó la pretensión de una comisión del gobierno estatal de acompañar el traslado de los refugiados de la colonia Puebla que dejaron Yabteclum por la mañana para instalarse en campamento de Acteal, en el municipio de Chenalhó. “Lo que dijimos a estos mensajeros del mal gobierno fue que no aceptamos su presencia. ¿Cómo es posible que quieran ‘acompañar’ a los desplazados, si son cómplices de su desplazamiento?”

Poco antes de salir la caravana de Yabteclum, relatan Las Abejas, llegó una comisión de funcionarios conformada por un delegado de la Secretaría de Gobierno, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Protección Civil y el secretario municipal de Chenalhó. Los acompañaban personas que los tenemos bien identificados como espías u orejas del mal gobierno, tomándonos fotos. La comisión gubernamental, “según venía para ‘acompañar’ y dar ‘protección’” a los desplazados.

A casi cuatro meses de iniciado el problema del terreno de la Iglesia católica en la colonia Puebla, y después de las denuncias públicas, sucede un desplazamiento forzado. Este lunes 26 a mediodía recibimos en Acteal a 95 personas de 13 familias católicas y dos de religión bautista, víctimas de desplazamiento y la impunidad creada y abonada por el mal gobierno, insiste la organización tzotzil.

Antes del desplazamiento, el consejo parroquial de San Pedro Chenalhó hizo todo lo posible para buscar una solución justa y pacífica al conflicto, pero las autoridades de la colonia, en complicidad con el ayuntamiento y el gobierno estatal, en vez de aplicar la justicia hicieron como su costumbre y como les guía el manual de guerra irregular del Ejército mexicano: generar y propiciar violencia, y otorgar impunidad a los agresores.

El gobierno “es cómplice de la violencia y el desplazamiento de católicos y bautistas porque nuestros hermanos acudieron al ayuntamiento y al gobierno de Chiapas a través de una mesa de diálogo en la cabecera municipal y en San Cristóbal de Las Casas. A pesar de los esfuerzos y disposición de nuestros hermanos en la búsqueda de una solución pacífica, el grupo del pastor Agustín Cruz nunca aceptó su error; al contrario, acusaron a nuestros hermanos de ser los ‘provocadores’”.

Cuando el comisariado y pastor Agustín Cruz y sus seguidores “se dieron cuenta que la razón, la verdad y la justicia no les favorecían inventaron un delito: ‘envenenar’ el agua de la comunidad”, apuntan Las Abejas. Ante esta mentira, el grupo del pastor golpeó y amenazó quemar con gasolina a tres hermanos, los acusaron y trasladaron a la Fiscalía de Justicia Indígena sin ninguna prueba. Pensó el grupo agresor que con inventar un delito iban a engañar a la opinión pública. Los detenidos fueron liberados horas después, pero ya no pudieron regresar a sus casas.