Opinión
Ver día anteriorJueves 29 de agosto de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Siria: cuenta regresiva
E

staba cantado desde que Obama habló de su famosa línea roja. Había que ser muy ingenuo para no darse cuenta entonces que el supuesto uso de armas químicas por el régimen de Assad sería el pretexto para atacar Siria, equivalente a las inexistentes armas de destrucción masiva de Irak. ¡Qué falta de imaginación! Siempre las mismas burdas mentiras. Recuerden el ya lejano incidente del golfo de Tonkin, patraña utilizada por Washington para iniciar la guerra contra el Vietnam heroico.

Obama y sus compinches toparon en más de una ocasión con el veto ruso y chino en el Consejo de Seguridad (CS) de la ONU, pues ambas potencias quedaron escarmentadas después de la utilización de su voto para triturar a Libia. Ello y que Siria es un hueso muy duro de roer es lo que ha retardado la intervención directa yanqui. Pero la presión de Israel y de los halcones le ha doblado, otra vez, el brazo al predicador de la Casa Blanca, arrastrándolo a otra agresión de corte nazi, al margen del CS y, por consiguiente, del derecho internacional como ya hizo contra Trípoli e hicieron sus antecesores contra Serbia e Irak.

No hay una sola prueba de que Damasco haya usado armas químicas en el barrio capitalino de Ghuta. La noticia vino de los escuadrones yanquis de la muerte en Siria, financiados por las democráticas Arabia Saudita, Quatar y demás petromonarquías del golfo Pérsico. Operan bajo el nombre de Ejército Sirio Libre y están formados por franquicias de Al Quaeda, como los asesinos de Al Nusra y mercenarios jordanos, iraquíes, libios y chechenos, entre otros. Es más, la urgencia del ataque parece responder al temor de que los recién llegados inspectores de la ONU emitan un dictamen contrario al discurso machacado sin parar por la jauría mediática.

¿Quién que no esté en el limbo puede creer que el presidente Bashar Assad, un político sagaz y curtido cometa la estupidez de usar armas químicas a sólo unos kilómetros del hotel donde se alojan los inspectores de la ONU precisamente cuando ha logrado voltear el curso de la guerra civil a su favor?

El servilismo ante Estados Unidos del multimillonario Cameron y el incoloro Hollande contrasta con la independencia de varios líderes de Nuestra América, donde los tenemos de la talla de Evo Morales. Cuando pretendieron doblegarlo en su vuelo de regreso a Bolivia se pudo apreciar cristalinamente su altura de estadista y confirmar la insignificante estofa moral e intelectual de casi todos los gobernantes europeos.

El secretario John Kerry sermonea sobre la obscenidad moral de Assad al usar armas químicas contra su propio pueblo. ¿Habrá olvidado Kerry que fue su gobierno el que facilitó la inteligencia y las fotos de satélites a Saddam Hussein para guiar sus proyectiles con armas químicas contra las tropas iraníes? ¿Habrá olvidado el uso masivo de uranio empobrecido en Faluha (2004) por su ejército y en Basora por sus cómplices británicos? En Faluha hoy nacen niños sin cabeza, con un solo ojo, sin brazos, con las vísceras fuera del vientre, con leucemia. Los niños de Faluha sufren más deformaciones al nacer que sus iguales de Hiroshima y Nagasaky, donde, por cierto, Estados Unidos achicharró en segundos a cientos de miles de civiles japoneses sin ninguna justificación militar. ¿Se inmutó siquiera Obama ante el uso de fósforo blanco por Israel contra los densamente poblados barrios palestinos de Gaza durante la Operación Plomo Fundido?

El señor que ordena personalmente cada objetivo de los drones que casi siempre matan inocentes no puede venirnos con historias de moral y tampoco de democracia cuando el propio ex presidente Carter ha dicho que Estados Unidos no tiene una democracia funcional.

Lo que persigue el imperialismo es balcanizar al mundo árabe para evitar movimientos democráticos, proteger a Israel y quedarse con los hidrocarburos y el agua de la región. Como en Irak exacerbar el baño de sangre confesional o como en Libia entregarlo a los asesinos de las milicias fundamentalistas. El pecado de Siria es no someterse a Washington, apoyar a la heroica resistencia de Hezbolá y junto a ésta e Irán oponerse a los planes de dominación imperialista en la región. También, sembrar el veneno terrorista en el mundo islámico para desbordarlo a las zonas musulmanas de Rusia y China, sostenes del mundo multipolar detestado por los neoconservadores.

Obama inicia una irresponsable e innecesaria provocación contra Moscú, Teherán y Pekín de consecuencias inimaginables.

Twitter: @aguerraguerra