Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 1 de septiembre de 2013 Num: 965

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El tiempo de Mark Strand
José María Espinasa

Política y vida
Blanche Petrich entrevista
con Porfirio Muñoz Ledo

Abbey, el rebelde
Ricardo Guzmán Wolffer

El gatopardismo
de la existencia

Xabier F. Coronado

El gatopardo,
de Visconti

Marco Antonio Campos

Rafael Ramírez Heredia. Cuando el duende baja
José Ángel Leyva

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Alejandro Michelena
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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De olvidos, transiciones y democracias

Orlando Lima


Breve historia de la transición y el olvido,
Gustavo Ogarrio,
CIALC-UNAM/Eón,
México, 2013.

Hace poco apareció en La Jornada Michoacán (18/VIII/2013) un artículo de Gustavo Ogarrio, en el que analiza la propaganda oficial sobre la privatización de Pemex. Para ello, el escritor se vale de un análisis doble: de la “semántica del miedo” del gobierno de Enrique Peña Nieto, así como de su “ambigüedad” discursiva en los anuncios publicitarios de la empresa petrolera. ¿A qué obedece este tipo de análisis? ¿Por qué darle este peso al ámbito semántico y discursivo? ¿Acaso no estamos en una democracia lisa y llana, sin ambigüedades y con transparencia? No es casual que Ogarrio proceda de tal forma: su análisis está centrado –desde nuestra perspectiva– en las ideas y discursos que, como dice él, pone en marcha este “gobierno de la restauración” a partir de la hoy tan hablada “reforma energética”. Con ello, da cuenta de una ilegitimidad del Estado en detrimento de su acción pública y social. Las “reformas” privatizadoras son disfrazadas de nacionalismo con una descontextualización discursiva de la expropiación petrolera del estadista Lázaro Cárdenas del Río, como han resaltado Arnaldo Córdova (La Jornada, 18/VIII/2013) y Cuauhtémoc Cárdenas (La Jornada, 16/VIII/2013). Peña Nieto (ab)usa de la memoria nacionalista, la deshistoriza y la tergiversa para fines privatizadores y no sociales.

Lo anterior implica, para Ogarrio, una textualidad del olvido de la sociedad por el poder, olvido que tiene su historia y que el narrador y ensayista plasma en su reciente libro Breve historia de la transición y el olvido. Una lectura de la democratización en América Latina. Ogarrio sostiene la importancia del análisis textual de los discursos, opiniones y críticas políticas que juegan un papel importante en una imagen democrática que se pretende armónica y pacificadora de un conflicto social apenas anunciado. Las reformas en un mercado con “sentido social” que analiza Ogarrio son una cara más de una problemática que ha aquejado a las ciencias sociales y a la sociedad latinoamericana misma, desde hace ya más de cuatro décadas. Nos referimos, por supuesto, a las transiciones democráticas que han continuado con una dominación excluyente –precedida en gran parte de América Latina por las dictaduras. Este libro socava y pone en jaque las lecturas armónicas y formalistas de las democracias.

A través de una creativa conjunción de obras filosóficas, históricas, literarias y políticas, Ogarrio nos conmina a leer los traspatios ideológicos presentes en las textualidades que afirman una democracia sin apellidos y una gobernabilidad con transparencia desde el voto como fenómeno permanente y necesario. Se analiza el modo en que  “transición” y “democracia” pasaron de ser jerga de analistas políticos a categoría central de historiografías contemporáneas de América Latina.

La centralidad del término transición a la democracia, muestra Ogarrio, es producto de un olvido forzado de las luchas sociales y del carácter público del Estado, y legitima una economía especulativa de libre mercado. El neoliberalismo juega un papel central en los espacios públicos que privatiza y en los privados que hace públicos. Ante ello, la memoria colectiva emerge en forma de silencios y testimonios de desaparecidos, marginados y dominados por un mercado globalizado. La gobernabilidad conservadora y autoritaria de las transiciones demócratas globalizantes son puestas en cuestión: la ilegitimidad de un Estado se acompaña de la hegemonía del mercado en la región. La Breve historia de la transición y el olvido muestra los linderos discursivos y las matrices autoritarias que esconden un neocolonialismo democrático que se pretende “natural”.

Esta obra invita a repensar un necesario cambio estructural, con una democracia radical que haga efectiva la participación social y un Estado público. El autor narra así, desde el olvido forzado, una historia de transiciones democráticas que se enmarcan neoliberalmente. Es un libro imprescindible en estos “tiempos equívocos”, que denota la importancia de una memoria social colectiva, cuyos silencios y testimonios con voz propia  potencian una democracia con sentido radicalmente social.


Una ciudad y sus canciones

Andrés Vela


Canciones para las muchachas tristes,
Guillermo Jaramillo,
Editorial AN.ALFA.BETA,
México, 2013.

Canciones para las muchachas tristes, segundo libro del poeta Guillermo Jaramillo, confirma el dominio sobre ciertas obsesiones y el trabajo de un estilo. Jaramillo logra con sus versos lo que ningún otro poeta o prosista regiomontano: el registro de la ciudad con todos sus rostros, olores, colores y sabores; el registro de un habla y un cierto estado anímico: “pido un perfume de líquido azul sólo para alargar las notas, las palabras, la búsqueda”, “saber que estuve ahí un día buscando igual que ella, esa rutina asquerosa de olvidar el rumbo”.

El valor de Canciones para las muchachas tristes toma un matiz especial si se conoce su primer libro: Algo suena a una mujer que se va de casa, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2010. Al abrir las páginas de estos libros, lo primero que salta a la vista es la voluntad de crónica: el autor logra en su poesía, sin perder un ápice de lirismo, documentar su ciudad.

Monterrey es la ciudad que se refleja en la obra de Jaramillo, joven egresado de la carrera de letras que, para fortuna del lector, ha olvidado las formas que le inculcaran sus maestros en la universidad. En cambio, se ha nutrido del oficio de reportero y de un oído sensible, que asimila la ciudad con sus voces y ritmos: blues, cumbia, corridos, vallenatos o chotises. Así que este poemario es también un cancionero que bien podría terminar en un estudio de grabación.

Ese canto a la ciudad alcanza momentos como éstos: “sus ojos son dos cuadros con atardeceres tan distintos”, “algo de dama para su presencia de faro en la noche, ésa que me alerta de esta tristeza que me cargo".



Desterrados,
Eduardo Antonio Parra,
Ediciones Era/Universidad Autónoma de Sinaloa /
Universidad Autónoma de Nuevo León,
México, 2013.

Hace bien el prolífico Eduardo Antonio en dedicarle este cuentario al muy querido y siempre recordado Daniel Sada, sobre todo por lo que dice en la propia dedicatoria cuando se refiriere al autor de Una de dos, entre tantos títulos memorables: “indiscutible maestro de maestros”. Hace doblemente bien porque las quince piezas que componen este volumen habrían sido, sin dudarlo, aprobadas por uno de nuestros más relevantes narradores contemporáneos. De hecho, Parra bien puede compartir el reconocimiento, y no por cierto a partir de este libro sino, al menos, desde que viera la luz la espléndida recopilación de sus relatos, titulada Sombras detrás de la ventana, que le valiera el Premio de Literatura Antonin Artaud en 2010. Como pocos, Eduardo Antonio está plasmando, en la ficción, los rasgos de nuestra realidad contemporánea, atravesada simultáneamente por la violencia y una peculiar forma de la belleza. Igual que estos cuentos.