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Cuando en los gobiernos se habla de recortes, es que habrá privatización de sectores, dice

El lenguaje del poder, mentiras para su interés: Francisco Rico

El castellano y todas las lenguas están empobreciendo, son ahora instrumento político, afirma el filólogo español

El Colegio de México le entregará esta tarde el premio Alfonso Reyes

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El doctor Francisco Rico, quien es catedrático y miembro de la Real Academia Española recibirá el premio Alfonso Reyes que otorga El Colegio de MéxicoFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de septiembre de 2013, p. 4

El lenguaje del poder está conformado, en general, por mentiras y abstracciones que encubren otros intereses, afirma el filólogo español Francisco Rico (Barcelona, 1942), ganador este año del premio Alfonso Reyes que otorga El Colegio de México.

De visita en México para recibir esta tarde ese galardón, el catedrático y miembro de la Real Academia Española (RAE) explica, en entrevista con La Jornada, que cuando en los gobiernos se habla de recortes en educación o en materia de salud, lo que quieren decir es que todo será privatizado, que el estado de bienestar desaparecerá o será administrado por las multinacionales y los poderosos.

Por eso, resalta, “nos hace falta conversar más y, sobre todo, leer, pues hay una civilización nueva con relaciones distintas. Antes los hijos aprendían la lengua de sus abuelos, hoy los padres trabajan y los abuelos a lo mejor viven en otro sitio, los niños y jóvenes aprenden la lengua de la televisión y la prensa, un idioma que es cada vez más pobre y uniforme, sobre todo, condicionado por el poder.

Se está empobreciendo mucho no sólo el castellano, sino todas la lenguas, pues están pasando a ser instrumentos del poder. Ahora decimos las cosas que nos hacen decir, se pierde la expresión individual. Por eso, la literatura debiera contribuir a enseñarnos a hablar lo nuestro, no lo que quiere el gobierno o el poder económico. Ya no usamos los refranes, las frases y palabras tradicionales, sólo las que nos dan los medios.

De familia y formación castellana, un apasionado de la literatura medieval, Rico también es un reconocido cervantista.

Narra que su enamoramiento de El Quijote tuvo en principio poco que ver con la literatura. Fue a partir de la encomienda que recibió de editar esa obra para la colección Biblioteca Clásica del Centro para la Edición de los Clásicos Españoles.

Tenía, explica, que limpiar el texto original de esos elementos o cortes, que no son de Miguel de Cervantes, que añadían o quitaban los editores de la época en cada página, una práctica común ante lo laborioso que resultaba la utilización de las primeras imprentas.

“Fue entonces cuando empecé a documentarme de verdad y me enganché con el relato. El Quijote tiene muchas cosas que decirnos, pero no para convencernos, pues no moraliza, no hace propaganda. Todo es interesante, gracioso, presenta personajes y situaciones muy atractivas y curiosas. El lector de esa obra está permanentemente queriendo que aparezcan ya el Quijote y Sancho, que hablen con esos diálogos maravillosos; cuando Cervantes habla de otra cosa, el lector se pone nervioso.

“Por eso, entre las muchas herejías que suelo decir, recomiendo a quien no haya leído El Quijote iniciarlo por la segunda parte, porque ahí el autor sabe ya que le han reprochado intercalar novelas cortas, como El curioso impertinente o La historia del cautivo. Entonces, no pasa nada si se inicia la lectura en la segunda parte porque todo mundo tiene una idea de la historia, ahí ya sabes que el Quijote ha pasado por los molinos sin necesidad de haberlo leído, y luego ya seguir con la primera.”

Si bien reconoce que lee pocas novelas, pues sus lecturas se centran en temas de historia, Rico no deja de mencionar a algunos de sus autores cercanos: Javier Marías, Eduardo Mendoza, Javier Cercas. Con respecto a escritores mexicanos dice: sí conozco a varios, pero no pienso decir una sola palabra, ni siquiera delante de mi abogado, por si acaso, y suelta una carcajada.

En cambio, se le ilumina el rostro cuando menciona a Alfonso Reyes: ¡era un patricio!, un pensador, lo que en el Siglo de Oro se hubiera llamado un ingenio. Lo hace todo bien: la poesía, la prosa, el ensayo, todo lo suyo tiene un sello personal. Pasó por España y aprendió el oficio con don Ramón Menéndez Pidal.

Cuando viaja, Francisco Rico lleva en la palma de su mano una selección de lecturas para aprovechar las horas de vuelo, todas ellas en libros electrónicos que almacena en su teléfono celular: una biografía de Ava Gardner, la Gramática de Antonio de Nebrija, Ana Karenina de Tolstoi, The Memory Chalet de Tony Judt, varios títulos acerca de Petrarca, uno de sus autores favoritos y, por supuesto, El Quijote.

Sin embargo, aclara: “esto no es ni la millonésima parte de mi biblioteca, la cual he legado a la Universidad de Barcelona; de momento he mandado 20 mil ejemplares y no me he liberado de todo. Tengo todos los textos fundamentales de El Quijote, libros que dependen unos de otros y dan fe de cómo se ha ido estropeando el texto de Cervantes. Es una buena colección”.

Acerca del premio que esta tarde recibirá señala: por lo menos he hecho algún mérito leyendo las publicaciones de El Colegio de México y estudiándolas, como buen discípulo y niño bueno, entonces, por lo menos un poquito, sí me lo merezco.

La entrega del premio Alfonso Reyes 2013 se realizará hoy a las 18 horas en la sede de El Colegio de México (Camino al Ajusco 20, col. Pedregal de Santa Teresa). El doctor Francisco Rico impartirá la conferencia titulada Los hermanos Raymundo y María Rosa Lida y su aportación a la filología hispanoamericana. La entrada es libre.