jornada


letraese

Número 206
Jueves 5 de Septiembre
de 2013



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

Pulmones: la otra
hipertensión

Aún no estudiada a profundidad, la hipertensión arterial pulmonar es un padecimiento silencioso que afecta a cinco personas por cada 100 mil. Entre las más vulnerables a padecerla están aquellas personas con infecciones de VIH o de virus de la hepatitis C.

Leonardo Bastida Aguilar

Cansarse al comer, al caminar de una habitación a otra dentro de una casa, dificultades para respirar, desmayos y coloración azul de labios y piel son síntomas de hipertensión arterial pulmonar, un padecimiento que afecta a los vasos que transportan la sangre desde el corazón hacia los pulmones.
Difícil de diagnosticar y comúnmente asociada a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón, bronquitis crónica, enfisema pulmonar, ansiedad, asma e incluso insuficiencia renal, este padecimiento –que entre otras cosas provoca una alta presión en los vasos de sangre pulmonares– es considerado una enfermedad de baja prevalencia en algunos países debido a que afectan alrededor de cinco personas por cada 100 mil.
En México, los datos son inexactos, ya que aún no hay un registro nacional de pacientes ni se tiene la certeza de que actualmente se atiende a la mayoría. Las cifras oscilan entre 15 y 52 pacientes por cada millón de habitantes mexicanos, es decir, hay entre mil 600 y 7 mil personas atendidas por este padecimiento de los pulmones y el aparato circulatorio.
Debido a la dificultad para detectar la enfermedad, expertos de todo el mundo se congregan cada cinco años para realizar un Taller de Unificación de Criterios en el Manejo de Pacientes con Hipertensión Arterial Pulmonar. Celebrado en esta ocasión en Niza, Francia, contó con la participación de los médicos mexicanos Guadalupe Espitia, neumóloga del Hospital Regional 1 de octubre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y Francisco Moreno Hoyos, neumólogo del Hospital Universitario de Nuevo León "José Eleuterio González".
En ella, los expertos mexicanos concordaron con sus homólogos en que el tiempo de diagnóstico es de entre tres y diez años, por lo que cuando el paciente recibe la atención se encuentra en una etapa avanzada y en muchos casos poco se puede hacer. Estudios de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos revelaron que una persona con manifestaciones claras de este tipo de hipertensión como desmayos constantes, alcanza un período de sobrevida de 2.8 años.

Demasiado tarde
La enfermedad progresa durante cuatro etapas, explica Abitia, quien señala que durante la primera fase los síntomas son nulos, y durante un segundo período hay algunas manifestaciones –como la falta de aire– que son más bien de carácter subjetivo.
En un tercer momento, refiere la integrante de la Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía de Tórax, los síntomas pueden confundirse con otro tipo de enfermedades que afectan las vías respiratorias. Sin embargo, advierte, si no se realiza el diagnóstico en esta etapa, la persona llega a una cuarta fase donde se presentan fallas cardíacas con posibles resultados fatales.
Esto se debe a que, en un estado de salud normal, el ventrículo derecho del corazón bombea sangre a través de las arterias pulmonares hacia los pulmones. Durante el trayecto, la sangre recolecta oxígeno y regresa al ventrículo izquierdo para volver a salir hacia el resto del organismo.
Cuando se presenta esta falla, el ventrículo derecho comienza a dilatarse (agrandarse) por el exceso de trabajo que le supone el incremento de la presión arterial pulmonar. Por esta razón, la sangre no fluye de manera normal. Al agrandarse el ventrículo derecho, el ventrículo izquierdo se "achica", reduciéndose su capacidad de bombeo y dificultando la irrigación de sangre en todo el organismo.
Por el momento, el tratamiento médico esta basado en el uso de antagonistas del receptor de la endotelina que impide el engrosamiento de los vasos sanguíneos, particularmente los de los pulmones y el corazón. Su ingesta permite una sobrevida de hasta 15 años.

Causas y VIH
En los últimos años se ha detectado que esta anomalía cardíaca se presenta en uno de cada 200 pacientes con VIH, señaló Moreno Hoyos, quien refirió que la mayoría de los casos se han registrado sobre todo en personas que llevan más de diez años tomando medicamentos antirretrovirales.
Debido a que las causas de este padecimiento aún no se conocen del todo y sólo se le han asociado factores genéticos, autolesiones de tejidos, factores externos y lesiones sobre el epitelio vascular, no es posible descartar que las fallas en el sistema inmunológico –como en el caso de la infección por VIH– sean un factor de riesgo o una causal, mencionó el jefe de sección pulmonar de la Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía de Tórax, quien a su vez recomendó evaluar a las personas con VIH cuando muestren problemas para respirar.
Para corroborar esta tesis, la doctora Espitia informó que lleva a cabo un protocolo de investigación con pacientes con hepatitis C en el Hospital 1 de Octubre para determinar si la presencia de este tipo de virus provoca la lesión en el corazón que impide el funcionamiento correcto del ventrículo derecho. Sus resultados preliminares indican que entre 1 y 1.5 por ciento de los pacientes presentaban la enfermedad.
Por esta razón, señalaron los expertos, la prevención de este tipo de infecciones es importante para evitar que se presenten complicaciones como la hipertensión arterial pulmonar.

 

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