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La violencia es una expresión de la exclusión y falta de oportunidades, advirtió

América Latina debería declararse en emergencia humanitaria: Naranjo
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de septiembre de 2013, p. 17

El ex director de la Policía Nacional de Colombia, general Óscar Naranjo, afirmó que América Latina vive una crisis humanitaria debido a los altos índices de violencia que se dan en la región.

A lo anterior le encuentra soporte el hecho de que el más reciente informe sobre violencia que elaboró la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que 36 por ciento de las muertes que ocurren en el mundo se registran en América Latina, donde habita 8 por ciento de la población del planeta: se debería declarar una emergencia humanitaria.

Durante una conferencia realizada en El Colegio de México, el también presidente del Instituto Latinoamericano de Ciudadanía, señaló que parte de la problemática que ha impedido contener la violencia en la región radica en el hecho de que los gobiernos construyeron corporaciones policiales alejadas de las necesidades ciudadanas y únicamente se preocuparon por defender los intereses gubernamentales.

Asimismo, existen autoridades que creyeron que atacando las causas de la pobreza, atacaban las causas de la inseguridad, lo que resultó una experiencia fallida, porque durante años se consideró falsamente que pobreza era igual a violencia.

“En América Latina se asumió como una verdad que la pobreza justificaba la violencia, y que ésta era una expresión natural de la violencia. Eso ha sido un gran error, porque de manera arbitraria asociamos delincuencia y violencia, y llegamos a estigmatizar a los pobres como causantes de la violencia.

La violencia no es una expresión natural de la violencia, pero sí de la exclusión y la falta de oportunidades, porque son diferentes ser estigmatizados y ser pobres, dijo Óscar Naranjo.

El ex jefe policiaco colombiano explicó que muchos gobiernos destinan recursos para la adquisición de armas o radiopatrullas, y que en los pasados 80 años se incurrió en el error de entender la seguridad como una estrategia gubernamental para mantener el orden (...) lo que generó una desviación que impidió que la política de seguridad pública llegara a ofrecer soluciones eficaces para contener esta pandemia de violencia.