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El escritor y filósofo neoyorquino se dedicó a la difusión masiva de las obras clásicas

Muere Marshall Berman; rompió la rígida división entre las aulas y la calle

Nunca he tocado un instrumento, pero trato de escribir sobre música, dijo a La Jornada

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Marshall Berman, en julio de 2002, durante una entrevista con La JornadaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 13 de septiembre de 2013, p. 7

El escritor Marshall Berman murió el pasado miércoles a los 72 años, debido a un infarto, en su natal Nueva York, informó la prensa estadunidense. También fue filósofo y docente, reconocido por sus trabajos sobre economía, arte y cultura los cuales fueron influidos por su temprano acercamiento a la obra de Carlos Marx.

Nació en el Bronx y realizó sus estudios profesionales en la Universidad de Columbia, la de Oxford, en Inglaterra, y la de Harvard. Fue catedrático en Stanford, Nuevo México, Harvard y la New School.

Como ensayista, decía que los libros nacen de un impulso vital. Abarcó temas de arquitectura filosofía, música y sociología.

Una de sus trabajos que más entusiasmó a sus lectores es One hundred years of spectacle: a cultural history of Times Square. título en homenaje a Gabriel García Márquez.

Un caso anómalo

Sin quererlo, Marshall Berman se metió en los laberintos en que se encerró Walter Benjamin al tratar de escribir un ensayo definitivo sobre la cultura moderna usando los primeros centros comerciales de París como pretexto. Berman, a diferencia de Benjamin, no tiene lugar para el Apocalipsis, no cree gran cosa en la desesperación. Quizá su confianza en el trabajo de los hombres le ayude a no dejar inconclusa, como Benjamin, su obra, escribe Francisco Carballo en una semblanza del autor, publicada en La Jornada Semanal, en 2002.

Añade que Berman representaba “un caso anómalo en el mundo de la academia. Supo romper con pleno desenfado la rígida división que separa las aulas y pasillos universitarios de las avenidas y las aglomeraciones de la ciudad. Lo mismo toma el pulso de la ciudad en las discusiones, en las charlas universitarias, que completa el conocimiento erudito escuchando con atención los murmullos que animan las calles, los parques, el Metro de Nueva York. Las preferencias intelectuales de Marshall se reducen tan sólo a unos cuantos nombres: Platón, Aristóteles, San Agustín, Maquiavelo, Rousseau, Goethe, Dostoievski y muy pocos más. Weber y Freud son los últimos clásicos que acepta en su Panteón Personal. Carlos Marx es un caso aparte. Descubrió por casualidad Los manuscritos económico filosóficos de 1844 del joven Marx en una edición barata que la Editorial Progreso de Moscú vendía en el mero corazón del imperio. Marshall leyó el libro de pie, en la librería. Gastó sus ahorros al comprar todos los ejemplares que quedaban. Pensó que el amor recién adquirido valía la pena compartirlo con sus seres queridos y repartió ejemplares por el Bronx. Desde entonces se dedica a que los clásicos lleguen a las calles”.

José Luis Paredes Pacho (ex baterista de La Maldita Vecindad) recordó que cuando el grupo tocó por primera vez en Nueva York, en 1992, “dimos una entrevista al semanario Village Voice, intentaba explicar qué era nuestra música, de dónde veníamos, qué sucedía en el México de entonces, cité, como siempre a fray Servando Teresa de Mier, además de Marshall Berman, a quien dedicamos el primer disco de La Maldita Vecindad. De pronto, el periodista me interrumpió para contarme que lo había conocido durante las revueltas de Tompkins Square, que a él le había tocado cubrir para el semanario. Entusiasmado, le pregunté si me podía conseguir su teléfono. Le marqué a Berman y le hablé como si nos conociéramos, como si estuviéramos representando un pasaje más de su artículo Las señales de la calle”.

En su primera visita a México, ofreció una entrevista a La Jornada (27/07/02), realizada por la reportera Tania Molina, en la que llevaba la playera negra con la imagen del disco El circo, de La Maldita: La música es un tema importante en mi vida. Nunca he podido tocar un instrumento, lo cual me entristece, pero trato de escribir sobre la música, y me conmueve que los que tocan en bandas (en específico se refiere a Pacho Paredes, baterista de La Maldita Vecindad) puedan encontrar que les ayude algo en lo que escribo, señaló entonces.