Opinión
Ver día anteriorViernes 13 de septiembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Shakira y De la Rúa

E

n uno de sus últimos textos periodísticos Gabriel García Márquez nos cuenta por qué hace 14 años Shakira ya era una de las figuras más relevantes del medio artístico. Y cómo sus actividades no le dejaban un día libre en su agenda: entrevistas, sesiones fotográficas, conciertos, ensayos, grabaciones, visita a víctimas de desastres naturales, asistencia a entrega de premios. En un mes, voló tanto como una azafata profesional: 40 mil kilómetros. Y ha habido días en que concede hasta 40 entrevistas a los medios sin repetirse. En ese texto, Gabo define a Shakira como el caso ejemplar de una fuerza telúrica al servicio de una magia sutil. Y que su música tiene una impronta personal que no se parece a la de nadie, y nadie la canta ni la baila como ella a ninguna edad.

Nacida bajo el signo de Acuario, Shakira tenía 23 años. Fue cuando conoció durante su primera visita a Buenos Aires a Antonio de la Rúa. Se trató de amor a primera vista, desde que lo vi dije ese puede ser el hombre de mi vida. Y estuve en lo cierto, dijo la cantante en aquel momento. Antonio se desempeñaba como asesor de imagen de su padre, Fernando, el presidente de Argentina y causante de una de las crisis económicas más agudas que recuerdan sus ciudadanos.

No faltaron voces que culparan al junior de ayudar a labrar la debacle de su padre por aconsejarlo pésimamente. La renuncia final del presidente trajo algo de alivio a una sociedad angustiada por el estallido social que dejó 25 muertos y más de 400 heridos. La crisis económica puso a Argentina al borde de la cesación de pagos y en el centro de la atención mundial.

Los primeros años de la relación amorosa marcaron en paralelo el ascenso y los éxitos internacionales de Shakira. Antonio la acompañaba, la asesoraba y, decía, velaba por los intereses de la cantante. Y tuvo hasta tiempo para darle aire a una fundación para ayudar a los niños de América Latina, que hoy nadie sabe dónde quedó.

Pero mientras los lazos amorosos de la pareja se debilitaban en medio de rumores de infidelidades de ambos, crecieron los desacuerdos, hasta el rompimiento definitivo en 2010. Shakira encontró amor en un futbolista de fama internacional con el que finalmente se casó y del cual tiene un hijo. En paralelo, Antonio la demandaba judicialmente alegando que existía un contrato verbal que la obligaba a seguir trabajando junto a ella pese al rompimiento, lo cual nunca pudo probar.

La demanda fue millonaria, por 100 millones de dólares. Alegó en ella ser responsable de la fama mundial de la cantante. Fue desechada recientemente en forma definitiva. Los métodos vergonzosos de este parásito se han desestimado, declaró el abogado de Shakira, al saberse tal resolución. Antonio busca ahora trabajo. Pero en nada relacionado con el medio artístico.