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Figura esencial
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Rosario CastellanosFoto Archivo
Periódico La Jornada
Domingo 15 de septiembre de 2013, p. a16

Una temprana solidez caracteriza la obra de la escritora chiapaneca Rosario Castellanos (DF, 1925-Tel Aviv, 1974). Dueña de un registro literario particular, ha sido reconocida por muchas de sus facetas vitales: poeta, dramaturga, novelista, diplomática, reivindicadora de las raíces indígenas que soportan la cultura mexicana y su enfoque inteligente del feminismo, entre muchos otros aspectos que la convirtieron en figura esencial.

Durante su vida, breve en términos temporales pero enorme al ser tasada por su labor creativa, la poeta escribió más de 10 poemarios y sendas cantidades de textos entre narrativa, teatro y ensayo. En 49 años construyó un edificio poético vasto, inteligente, pleno de imágenes cotidianas que se conjunta en el libro de reciente publicación Sólo este día: antología poética de Rosario Castellanos.

Antologada por el poeta y ensayista Vicente Quirarte, esta edición se convierte en una revisión profunda en torno los versos de Castellanos, quien desplegó una gran actividad escritural y se erigió en referente en varios aspectos de la cultura, a pesar de que su creación poética es de las que menos se han estudiado de entre su obra.

En esta colección se reúnen poemas de acuerdo con un criterio cronológico de los libros publicados en vida por la autora. Excluye los poemas dramáticos y textos incidentales no recogidos en ediciones posteriores a su muerte, informa el antologador en la nota inicial.

Quirarte elabora en la nota introductoria un esbozo de la trayectoria vital de Castellanos. A los 25 años, los mismos que tenía cuando publicó su primer libro de poemas, terminó su tesis sobre la situación de la mujer en México, a los 36 recibió el Premio Xavier Villaurrutia y a los 47 vio la publicación de su poesía reunida. Persistió en el crecimiento orgánico de su escritura y de su vida, se transformó en ejemplo de tesón y honestidad, representó a México y su cultura en el extranjero y abandonó este mundo de manera tan contundente como llegó a ocuparlo.

El presente prima en su obra. Una búsqueda por desentrañar el sentido del tiempo, de lo amoroso pero con un enfoque a la vez irónico y cálido. Con la inteligencia de una mujer a quien asaltan más las dudas que las certezas. El título de esta selección refiere a esta parte fundamental en su obra con el verso: Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día... Para el amor no hay tregua, amor. La noche, incluido en el libro De lívida luz, publicado en 1960.

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Se incluye como introducción un texto en prosa escrito por Castellanos: “Si ‘poesía no eres tú, entonces ¿qué?’”, donde reflexiona sobre su labor poética y fue publicado originalmente en el libro Mujer que sabe latín, del Fondo de Cultura Económica.

Además, conjunta versos seleccionados de nueve libros: desde el inicial Trayectoria del polvo (1948), pasando por Apuntes para una declaración de fe (1948), De la vigilia estéril (1950), El rescate del mundo (1952), Poemas 1953-1955 (1957), Al pie de la letra (1959), Lívida luz (1960), Materia memorable (1969) y para terminar en la antología Poesía no eres tú (1972).

Poemas con un acercamiento escéptico sobre el amor, pero siempre con la cantidad exacta de vislumbres inteligentes en torno a una realidad que se niega constantemente: no hay más que los días, no más que los mitos que nos explican y dan coartadas contra la grisura diaria. Somos la raza estrangulada por la inteligencia. Y: (La inteligencia es una prostituta/ que se vende por un poco de brillo/ y que no sabe ya ruborizarse.)

Castellanos define en el ensayo incluido: Yo he concebido siempre al amor como uno de los instrumentos de la catástrofe. No porque no llegue a la plenitud ni logre la permanencia. Es lo de menos. Lo de más es que, como a san Pablo, nos quita las escamas de los ojos y nos miramos tales como somos: menesterosos, mezquinos, cobardes. Cuidadosos de no arriesgarnos en la entrega y de no comprometernos en la recepción de los dones.

Ofrece el entendimiento de su obra a partir del epígrafe con que la poeta preludia la antología: Las palabras poéticas constituyen el único modo de alcanzar lo permanente en este mundo... Escribir ha sido, más que nada, explicarme a mí misma las cosas que no entiendo. Es así que elabora una manera de ver algunas orillas de la estructura del mundo sin aspavientos pero inmisericorde.

La ganadora del Premio Xavier Villaurrutia también destaca esa manera irónica de abordar la realidad: Hay que reír, pues. Y la risa, ya lo sabemos, es el primer testimonio de la libertad.

Texto: Reyes Martínez Torrijos

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