Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 15 de septiembre de 2013 Num: 967

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Herman Koch:
dosificar el conflicto

Jorge Gudiño

Federico Álvarez:
Una vida. Infancia
y juventud

Adolfo Castañón

A la sombra de
la hechicera

Juan Manuel Roca

Tres poetas

Belisario Domínguez:
política con dignidad

Bernardo Bátiz V.

Una topada de
huapango arribeño

Guillermo Velázquez, el León de
Xichú y Juan Carreón, el Diablo

Zona muerta
Aris Alexandrou

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

Una jornada cómica


Hugo Gutiérrez Vega con parte del elenco
de la obra Fuenteovejuna
Foto: Facebook; Cómicos De La Legua U.A.Q.

La vida teatral de Querétaro sigue viento en popa, a pesar de la crisis económica que pesa sobre los bolsillos vacíos de los mexicanos (me refiero a los 53 millones de pobres, 13 de ellos en la total miseria, y a las clases medias cada día más depaupuradas. No hablo de los ricachones que el sistema neoliberal se ocupa de enriquecer sin la menor vergüenza). Abre usted el diario y puede escoger entre varias opciones: Fuenteovejuna, de Lope de Vega, con los Cómicos de la Legua en su mesón; una comedia de Mihura, en el Corral de Comedias de los Rabell; una obra de Strindberg, con la compañía de Omar Alain en el Museo de la Ciudad, y otras tres o cuatro puestas en escena en teatros de bolsillo o en casas de la Cultura. No está mal la oferta. Es muy superior a la de otras ciudades más grandes y más acaudaladas (la oferta tapatía, a pesar de los esfuerzos de Rafael Sandoval, es muy pobre, y Xalapa ha perdido el ritmo en las puestas en escena de su otrora ilustre compañía de repertorio). Este bazarista, Jorge Papadimitriou Galván, Paco Rabell, Roberto Servín, Wilfrido Murillo, Raúl Lucio, Carmen Cepeda, Manolo Naredo y Omar Alain somos, con otros pioneros, los responsables de que en Querétaro el teatro sea una costumbre establecida en los diversos sectores sociales. Los recorridos de los Cómicos por barrios, parroquias, ejidos y sindicatos permitieron que los más desprotegidos se acercaran al fenómeno teatral, a la magia de lo que Cervantes llamaba “la farándula y la carátula”.

Hace unos días fui a ver Fuenteovejuna al Mesón de los Cómicos de la Legua (este grupo tiene ya cincuenta y cuatro años, mientras que su orgulloso fundador, el que esto escribe, anda ya cerca de los ochenta). Excelente la puesta en escena, ágil y profunda a la vez, muy bien hecho el vestuario, bien iluminada, en fin... un trabajo totalmente profesional, aunque algunos de los actores (mucho menos las actrices) luchan todavía con la dicción. El verso muy bien dicho y, para nuestra fortuna, muy alejado de la declamación. Gracias a esta puesta cómica confirmamos la vigencia, la sorprendente actualidad de la obra de Lope de Vega. No olvidemos que el inteligente dramaturgo, para sortear los embates de la censura, pone en las manos de los reyes de Aragón y Castilla, Isabel y Fernando, la vara de la justicia final. De esta manera son los segundones, los testaferros y los caciques locales los responsables de tantos atropellos, de tan flagrantes injusticias. Me volvió a conmover el grito de la organización popular:

–¿Quién mató al Comendador?
–Fuenteovejuna, señor.
–¿Y quién es Fuenteovejuna?
–¡Todos a una!

Me hizo reír la gracejada de Mingo: “¿Quién mató al Comendador?”, y responde atado a la rueda del suplicio: “Fuenteovejunita.”

La obra de Lope es un modelo a seguir por las verdaderas y justas movilizaciones populares. Como toda obra de arte, es provocadora y contestataria. Pienso que Lope le hubiera entregado todo al pueblo. La presencia de los reyes fue una buena manera de evitar la condena de los feroces monjes de la censura y, eventualmente, de la Inquisición.

Bravo por Wilfrido Murillo, el Comendador, y por todos los actores y actrices; bravo por los nuevos cómicos, bravo por los viejos Cómicos que siguen en pie. Esta puesta en escena renueva viejos laureles y honra a la Universidad Autónoma de Querétaro, la casa natal de este vetusto grupo que, como los cerros, a veces reverdece. Lo mejor de este grupo es que apoya a los muchachos que dentro de cincuenta años seguirán adelante con esta empresa ya bien instalada en la vida social de Querétaro.

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