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Reditan libro de Margo Glantz sobre ese paradigma del mestizaje en México

Como personaje y mito, La Malinche siempre necesita ser reinterpretada

Entregada como esclava y botín de guerra, todavía nos intriga y apasiona, indica la escritora

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Margo Glantz, colaboradora de La Jornada (izquierda), con Sergio Pitol y Luz del Amo, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, anteanoche, durante el homenaje al narradorFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Jueves 19 de septiembre de 2013, p. 4

Sin La Malinche, los españoles no hubieran realizado la conquista de México, por lo menos, no en el tiempo en que la hicieron. De ello está convencida la escritora Margo Glantz, quien considera a tan polémica mujer como uno de los más extraordinarios personajes de ese episodio histórico y el resto de los pasajes del devenir nacional.

La Malinche es un emblema de lo mexicano, un personaje real que trascendió el hecho mismo de ser mujer y de haber sido parte de un botín para convertirse en una figura esencial de la cual no podemos prescindir en ningún libro de historia, señala la catedrática e investigadora.

Al mismo tiempo, se convirtió en un mito del cual tampoco podemos prescindir, porque es un mito que se renueva a medida que cambian las circunstancias históricas de nuestro país: sigue siendo un mito que tiene que reinterpretarse.

Las anteriores precisiones de la colaboradora de La Jornada son con motivo de la tercera edición del libro La Malinche: sus padres y sus hijos, del cual ella es coordinadora y que se encuentra ya disponible en librerías.

Intérprete, diplomática y traidora

Publicado por Editorial Taurus, el volumen es resultado del coloquio del mismo nombre efectuado en 2001, en el que participaron notables escritores, historiadores e investigadores, entre ellos los ya fallecidos Carlos Monsiváis y Bolívar Echeverría, así como Roger Bartra y Hernán Lara Zavala.

Los planteamientos allí abordados proponen una mirada panorámica sobre los mitos, usos y costumbres que han consolidado a Malintzin como el paradigma por excelencia del mestizaje.

La Malinche es un personaje que siempre estará en la conciencia de los mexicanos y que siempre se estará revisando como personaje histórico y como mito. Creo que nunca podremos dejar de tomar en cuenta el origen de nuestro país, el país mestizo que somos, destaca la escritora.

No creo que podamos dejar de estudiar nunca a los personajes que hicieron posible esa conquista; sea buena o sea mala, pero históricamente fue lo que sucedió, y seguimos analizando ese asunto, que fue fundamental. Ahí están Cortés, La Malinche, Bernal Díaz del Castillo, los cronistas, Pedro de Alvarado, aunque los dos primeros son esenciales, sin duda.

Además de haber coordinado el coloquio y la edición de los textos reunidos en el libro, Margo Glantz también participa en el citado volumen con una serie de ensayos en los cuales explora el tema de la lengua.

Es decir, la figura de la intérprete y qué significado tenía que una mujer que había sido entregada como esclava, como parte de un botín en el que estaba revuelta con pavos, gallinas, tejido, oro, y otras 19 mujeres que iban a ser concubinas de los españoles, lograra resaltar a tal punto que se mantiene como un personaje que nos sigue intrigando, apasionando y a la que seguimos estudiando, dice en entrevista

También trabajo mucho el problema de cómo La Malinche se convierte en una figura que, aunque en las crónicas de la conquista no emite su propia voz, sino que otros hablan por ella, logra ser un referente. Sin ella, no se hubiera logrado la conquista, por lo menos no en el tiempo que se realizó.

De acuerdo con la autora, la inteligencia y el arrojo de esa singular mujer –que en la actualidad es satanizada por unos y deidificada por otros– lograron colocarla pronto como una figura referencial para Cortés.

Se convirtió en la intérprete por excelencia, pero no sólo eso, sino también en una especie de diplomática. Ella es la voz de Cortés, la que interfiere en las relaciones entre indígenas y españoles. Más aún: también toma iniciativas; es como un secretario de Relaciones exteriores.

De ello, agrega Glantz, dan cuenta los códices contemporáneos de Malitnzin, en los cuales aparece como un personaje esencial, que sobresale por poseer el glifo de la palabra, mientras Cortés sólo es un observador.

El libro La Malinche: sus padres y sus hijos está dividido en tres partes. La primera, dedicada al personaje histórico: el de los códices y crónicas de la conquista. La segunda, el personaje de la Colonia. Y la tercera versa sobre cómo vieron a esa mujer después de la Independencia y en el siglo XX, es decir, el nacimiento del malinchismo, su figura como traidora.