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Facilita extorsiones la falta de coordinación de policía y banca

Banda obtiene 28 mil pesos de miembros de una familia en varias partes del país

Perpetra vía telefónica el engaño de una supuesta visita al DF y un accidente carretero

 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de septiembre de 2013, p. 35

La falta de coordinación entre las autoridades policiales y bancarias facilita que las bandas dedicadas a la extorsión operen en varios estados del país.

Esta semana diferentes miembros de una misma familia (cuyos nombres serán cambiados por seguridad) fueron extorsionados con engaños durante dos días hasta conseguir un total de 28 mil pesos, de los cuales mil se pagaron en saldo para el teléfono celular 3333497484, desde donde se realizaron todas las llamadas recibidas por los afectados.

La historia comenzó cuando doña Alejandra recibió la llamada de El Güero, quien en tono fraterno y muy respetuoso le dijo que era su sobrino. Al preguntar cuál Güero, el extorsionador le habló con familiaridad a su tía para informarle que su mamá y él iban camino hacia allá. La mujer asumió que se trataba de su sobrino Luis, quien vive en Ciudad Juárez, Chihuahua, y que viajaba hacia la ciudad de México, donde vive parte de la familia.

Al otro día, por la mañana, el supuesto sobrino se volvió a comunicar con Alejandra, quien vive en el estado de México, para decirle que ya estaban más cerca.

Pasaron unas horas y El Güero llamó de nuevo para decirle que había sufrido un percance automovilístico y que como él había tenido la culpa necesitaba dinero para que no se lo llevaran detenido. Fue tanta la preocupación que mostró el supuesto sobrino que la mujer alcanzó a juntar mil pesos para abonar saldo al número del extorsionador.

–¿No sabe quién de la familia me podrá ayudar? –suplicaba, hasta que obtuvo un teléfono de otra tía en el Distrito Federal.

–Pero usted háblele primero para contarle de la situación –pidió El Güero.

De esta manera, cuando Verónica recibió la llamada de su supuesto familiar, la preocupación la embargó. El extorsionador le aseguró que necesitaba más de 10 mil pesos porque la situación era grave, ya que la hija del ingeniero (quien supuestamente manejaba el otro coche) había resultado herida.

Entre súplica y súplica aseguró que el choque había sido cerca de una caseta en Querétaro, rumbo al Distrito Federal.

Ante la falta de efectivo, Verónica le dio al delincuente el teléfono de su hija, quien habita en ese estado de la República.

Mi mamá me aseguró que mi primo necesitaba ayuda, así que yo di por hecho que ella había hablado con su hermana, quien supuestamente también venía en el coche hacia el Distrito Federal. Tras varias llamadas, entre súplica a punto del llanto, le hice un depósito de 15 mil pesos y después otro de 12 mil, porque según la lesionada estaba muy grave y se lo iban a llevar a la cárcel, cuenta Azucena.

Incluso, ante la premura de recibir el pago, el extorsionador primero le dio el número de tarjeta de Banamex 5544 9205 1282 9392 a nombre de Liliana Edith Villa Díaz, pero como ella no era cliente de ese banco, minutos después le dio la cuenta de Bancomer 2976330479 a nombre de Alejandra Coronas Barajas, donde finalmente se hicieron los depósitos.

Cuando la familia por fin se pudo comunicar a Ciudad Juárez y descubrió que se trataba de una extorsión, se levantaron averiguaciones previas en el Distrito Federal y en Querétaro.

Cuando Azucena acudió al banco para saber cómo operaban estas bandas con números reales de cuentas, el encargado bancario le respondió que generalmente lo hacían con identificaciones falsas y que, una vez cobrado el dinero, cerraban las cuentas y nada más se podía hacer hasta que las autoridades requirieran la información.

A Azucena ahora sólo le queda confiar en que el Ministerio Público dé con los responsables del engaño.