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Dos generaciones de jóvenes no tienen trabajo; así, el mundo no tiene futuro, sentencia

Condena el Papa el sistema económico sin ética que ve como dios al dinero

En una visita a Cerdeña llama a encarar este desafío con solidaridad, inteligencia y coraje

 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de septiembre de 2013, p. 27

Cagliari, Italia, 22 de septiembre.

El papa Francisco condenó hoy el sistema económico sin ética que prevalece en el mundo, y que tiene como ídolo al dios dinero, proclamó que donde no hay trabajo falta la dignidad y llamó a los jóvenes a construir un mundo mejor.

Durante una visita de un día a Cerdeña, una de las regiones más pobres de Italia, el Papa argentino lanzó uno de sus ataques más duros contra el sistema económico mundial. Luchemos todos juntos contra el ídolo dinero, contra un sistema sin ética, injusto, en el que manda el dinero, clamó Jorge Mario Bergoglio en Cagliari, la capital de Cerdeña, arrancando aplausos y lágrimas entre los asistentes, muchos de ellos obreros de las varias fábricas que han sido cerradas en el último año.

La dura condena del Papa al dios dinero, expresión que utilizó en varias ocasiones, fue pronunciada poco después de su llegada a la isla, donde fue acogido por cientos de personas.

A los jóvenes, congregados en el puerto para despedirlo, Bergoglio les pidió que no vendan su juventud a los mercantes de muerte y los invitó a no perder la esperanza e impulsar la solidaridad para construir un mundo mejor. Un joven sin esperanza y sin alegría no es un joven, se ha envejecido, advirtió en uno de sus seis discursos.

La visita a esta isla fue programada en mayo por el mismo Papa para rendir homenaje a la virgen de Bonaria, patrona de Cerdeña, la cual dio origen al nombre de su ciudad natal, Buenos Aires.

Bergoglio manifestó su solidaridad a los varios representantes del mundo del trabajo, entre ellos un obrero desempleado, una empresaria en crisis y un campesino. Es una realidad que conozco bien por la experiencia que tuve en Argentina. Por ello les digo: ¡Coraje! Tenemos que encarar este desafío histórico con solidaridad e inteligencia, agregó.

Abandonando en varias ocasiones los discursos preparados, el Papa contó los sufrimientos de su familia, que emigró a Argentina a principios del siglo XX y relató que festejó el sábado 60 años de su vocación como religioso.

Recordó también su primera visita a principios de julio a otra isla italiana, Lampedusa, para dar alivio y consuelo a los inmigrantes indocumentados que atraviesan en barcazas el Mediterráneo.

Pero aquí también veo sufrimiento, reconoció, al referirse a la crisis económica de Cerdeña, marcada por el alto índice de desempleo, que alcanza 18 por ciento y afecta sobre todo a los jóvenes.

Perdónenme por estas duras palabras, pero donde no hay trabajo falta la dignidad, exclamó el Papa. Vivimos las consecuencias de una decisión mundial, de un sistema económico que lleva a esta tragedia, explicó. Dos generaciones de jóvenes no tienen trabajo, el mundo así no tiene futuro, recalcó.

Para defender ese sistema idólatra, se dejan caer los extremos más débiles, los ancianos, los cuales no tienen un lugar en ese mundo. Se trata de una eutanasia escondida. También caen los jóvenes, que no encuentran su dignidad, agregó.

En la tarde se reunió con un grupo de pobres y detenidos en la catedral de la ciudad, ante los cuales condenó la instrumentalización de la pobreza, incluso dentro de la Iglesia.