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Haciendo milpa

L

a campaña Sin maíz no hay país se inició en 2007; el Día Nacional del Maíz se instituyó el 29 de septiembre de 2009. Se eligió ese día porque en muchas poblaciones de Morelos y Guerrero, en estas fechas son las primeras elotadas.

Las cruces de pericón que empiezan a colocarse el día 27 en las cuatro esquinas de la milpa y en las casas, protegen al maíz de las granizadas y heladas para que concluya su ciclo; también protegen a las personas y sus bienes. San Miguel Arcángel-Tláloc ayuda en esta tarea.

Hoy se ven los frutos de la campaña: participan más de 300 organizaciones, y la frase que bautizó a la exposición Sin maíz no hay país, y luego sirvió de título para un libro coordinado por Gustavo Esteva y Catherine Marielle, y para nombrar a la campaña misma, está en boca de miles de mexicanos y mexicanas; llega más allá de las fronteras.

Las demandas que se han mantenido desde entonces son la prohibición de granos transgénicos en todo el país, y la soberanía y seguridad alimentarias, así como la renegociación del TLCAN. Luego se sumó la exigencia de nuevas políticas públicas para la defensa del campo y un programa emergente para el campo, discutido en decenas de asambleas; también defender al campo para tener alimentos suficientes y de calidad para todos los mexicanos.

Este Día Nacional del Maíz que culminó en el Monumento a la Revolución, inició en el Monumento a la Madre (nuestro Zócalo, el de todos y todas, está secuestrado). Los jóvenes, muchos de ellos voluntarios convocados por el Centro Fray Francisco de Vitoria, hicieron un Quetzalcóatl cuyo cuerpo colorido simbolizaba la diversidad de la milpa y de nuestras culturas.

Desde Tlaxcala llegaron con su danza y su música contagiosa, los huehues de bellas máscaras. Los penachos de plumas multicolores, los trajes bordados de lentejuelas hicieron más vistosa esta presentación solidaria.

Con el maíz estuvo presente la milpa, forma de cultivo sustentable, cuyos productos contribuyen a una alimentación natural, buena y variada, como respuesta a una campaña para lograr una alimentación sana, nutritiva y de calidad, que es un derecho constitucional. La calidad implica que esos alimentos sean, como plantea la FAO, culturalmente afines.

Buenas tortillas de maíz que con el frijol dan la proteína completa; calabaza, chile, jitomates y tomates, quelites y mucho más, que es lo que se ofrecerá en el ex Convento de Culhuacán del 2 al 6 de octubre. Convocan a este segundo Festival de la Milpa a la Mesa, CNCA-INAH, Sagarpa y el Patronato de la Feria de la Enchilada. En Villa Milpa Alta será La Comida del Tiempo Verde, el 4 de octubre.