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Exigen a las autoridades ayuda para reconstruir viviendas arrasadas por el río Balsas

Dentro de poco no llegarán ni despensas, temen damnificados de Nuevo Guerrero
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María de Jesús Robles Santamaría, de 86 años, frente a los escombros de su vivienda, destruida por el desbordamiento del río Balsas en la comunidad de Nuevo Guerrero a causa de la tormenta Manuel y el huracán IngridFoto Rubicela Morelos
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En Coyuca de Benítez, las autoridades instalaron un puente provisionalFoto Cuartoscuro
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 10 de octubre de 2013, p. 35

Tlapehuala, Gro., 9 de octubre.

Lo que quiero con toda el alma es mi casa. Quiero que me ayuden a hacerla, una casita, aunque sea chiquita, no grandota, una medianita, porque me quedé sin nada. Se fue mi cama, mi colchón. Todos nos quedamos en la calle, dice llorando María de Jesús Robles Santamaría, de 86 años de edad.

Ella forma parte de una de las 50 familias de Nuevo Guerrero que perdieron sus casas a partir del 16 de septiembre, cuando la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid golpearon esta comunidad de alrededor de 250 viviendas y unos mil habitantes.

Su ruego es que el gobierno les construya de inmediato viviendas, pues desde hace 23 días están con vecinos y familiares porque sus casas de adobe y teja se desplomaron.

Desde las 10 horas del lunes 16 de septiembre, recuerda María de Jesús, el arroyo que normalmente desemboca en el río Balsas se desbordó con agua de mar que inundó las casas.

María de Jesús no recuerda una crecida de tal magnitud, ni siquiera en 1965, cuando la inundación alcanzó unos 50 centímetros de altura. En esta ocasión fueron más de dos metros.

Entre sollozos, narra que sólo alcanzaron a correr a las casas ubicadas en la parte más alta de la comunidad o a los cerros.

Al otro día, cuando el agua había bajado un poco, varios techos, sobre todo de teja, ya no existían. El 18 de septiembre, desde lo alto del pueblo, vieron sus casas de adobe destruidas. De algunas sólo quedaron en pie algunos quicios con sus puertas. La corriente se llevó todo lo demás.

Robles Santamaría demandó al presidente Enrique Peña Nieto, al gobernador Ángel Aguirre Rivero y al presidente municipal de Tlapehuala, Everaldo Wences, que cumplan sus promesas de enviar material y brigadas de trabajadores que les ayuden a levantar sus casas, porque no tienen dinero.

Subió el agua y tumbó todo. Mi casa quedó debajo. Nomás quedaron esos trastos; lo demás, mi cama, mi ropero, todo se lo llevó, dijo la señora, quien con ayuda de algunos familiares trata de reconstruir parte de la vivienda.

Agradeció la ayuda de la sociedad y del gobierno, pero en poco tiempo, advirtió, no llegarán ni despensas; por eso exigió ayuda para reconstruir y dejar de andar dando lástima en casas ajenas.

Otra familia que perdió todo es la de Ricarda Vela Ayala. Su casa de adobe no resistió el embate de las aguas y se vino abajo. Fue algo que jamás había visto; sólo la puerta quedó parada, contó esta vecina de la localidad de Nuevo Guerrero.

Dijo que una brigada del Programa de Certificación de Derechos Ejidales, Comunales y Titulación de Solares Urbanos fue a elaborar un censo de familias que perdieron sus casas, pero no volvió.

Igual que María de Jesús, Vela Ayala demandó a las autoridades ayuda para reconstrucción, pues no tienen dinero para materiales ni para reponer los enseres que se llevó la crecida del Balsas.