Opinión
Ver día anteriorSábado 12 de octubre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Inversión: sumas y restas

Entra un dólar; salen dos

Utilidades crecen 550%

L

a alegría que en el gobierno mexicano provoca el arribo de inversión extranjera directa parece no ser aminorada por la contundencia de un hecho documentado por la UNCTAD: México es ya un exportador neto de capitales, es decir, de la economía nacional salen más recursos hacia terceros países de los que capta de éstos en forma de inversiones. De hecho, en 2012 por cada dólar que oficialmente ingresó como inversión extranjera directa, los empresarios mexicanos exportaron dos.

De acuerdo con la Cepal (La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe), México fue el país de la región que más invirtió en el exterior en 2012. Sus inversiones llegaron a 25 mil 597 millones de dólares, monto que duplica con creces al del año anterior y es muy superior al máximo registrado dos años atrás. América Móvil (de Carlos Slim) fue la principal responsable de este incremento, pero no la única. Había centrado su expansión internacional en Latinoamérica, donde junto con la española Telefónica es la principal empresa del mercado de telecomunicaciones, pero el año pasado decidió diversificarse hacia Europa y adquirió participaciones relevantes de operadores de telefonía de Austria y los Países Bajos, por un total de 4 mil 483 millones de dólares. La empresa todavía genera en México la mitad de sus utilidades, pero la continua expansión en el exterior, ahora ampliada a Europa, y unos posibles cambios regulatorios en México pueden reducir este porcentaje y aumentar en el futuro su internacionalización.

Dado lo anterior viene a la memoria aquel Pacto de Chapultepec (septiembre de 2005, con Fox en Los Pinos), cuando la crema y nata del empresariado nacional aseguraba que postergar un acuerdo de unidad nacional que postule el estado de derecho, el desarrollo, la inversión y el empleo (en el país) sería una irresponsabilidad histórica que profundizaría inequidades y problemas sociales, convicciones que nos han reunido ahora para firmar y concretar el referido acuerdo. ¿Y quién convocó a evitar la irresponsabilidad histórica? Pues el mismo empresario que encabeza la lista mexicana de exportadores de capital. Desde aquel compromiso de invertir en México, tales empresarios se llevaron no menos de 80 mil millones de dólares a terceros países.

La Cepal indica que México no publica datos desagregados de la inversión de mexicanos en el exterior que permitan analizar los sectores y países a los que se dirige. De todos modos, sobre la base de los datos de fusiones y adquisiciones, puede concluirse que las inversiones mexicanas, aunque no han abandonado su preferencia por Estados Unidos y otros mercados de América Latina, también comienzan a internarse en Europa y otras regiones. Además de nuevas adquisiciones, las empresas translatinas mexicanas más importantes continúan anunciando inversiones en el exterior: el Grupo México (de Germán Larrea, el de Pasta de Conchos) invirtió 134 millones de dólares en sus operaciones mineras en Perú; Bimbo (de la sagrada familia Servitje) abrió una nueva planta en Brasil y otra en Argentina; Gruma inauguró una nueva planta en Estados Unidos, y Cinépolis, la cuarta mayor cadena de cines del mundo, anunció a principios de año la apertura de 350 salas en Brasil, Colombia, Estados Unidos e India. No son los únicos, pero todos los citados firmaron el Pacto de Chapultepec.

El citado organismo revela que la inversión directa de las economías de América Latina y el Caribe en el exterior aumentó 18 por ciento en 2012, hasta sumar 49 mil 133 millones de dólares (de los que 52 por ciento correspondieron a mexicanos). Este monto resultó 5 por ciento superior al anterior máximo histórico registrado en 2010. Las inversiones directas en el exterior registradas por cada país presentan una gran volatilidad de año en año porque el número de grandes empresas translatinas que producen estos flujos es todavía limitado y las cifras agregadas son muy sensibles a proyectos específicos. A pesar de esto, los flujos de IED de la región hacia el exterior se han mantenido en niveles históricamente altos durante los tres últimos años. En la última década, la gran mayoría de estas inversiones provinieron de Brasil, Chile, Colombia y México, pero en 2012 se concentraron casi exclusivamente en México y Chile.

Las empresas translatinas (una suerte de trasnacionales latinoamericanas) se han beneficiado durante los tres últimos años de un buen nivel de crecimiento económico en la región, lo que ha sostenido sus resultados, y de la confianza de los inversores en las economías de la región, lo que ha favorecido su acceso al crédito. A pesar de que en 2012 los flujos globales de IED disminuyeron, las translatinas han aumentado el ritmo de su expansión internacional. En algunos casos, esta expansión se debió a que otras compañías, principalmente europeas, optaron por una estrategia de reducción del ritmo de inversiones y de venta de determinados activos, y muchas translatinas aprovecharon la coyuntura para expandirse en Europa o en otros mercados.

Esta tendencia se refleja claramente en la lista de las principales fusiones y adquisiciones empresariales por parte de translatinas en 2012. Siete de las 10 mayores adquisiciones fueron de activos de consorcios europeos. En algunos casos se ha producido una absorción de empresas europeas por grupos latinoamericanos o al menos la compra por parte de estos últimos de paquetes controladores, como ha hecho la brasileña Camargo Correa con Cimpor en Portugal. Pero en la mayoría de estas transacciones los activos adquiridos eran considerados por las empresas vendedoras como periféricos o no estratégicos y susceptibles, por tanto, de venderse para mejorar el balance o emprender otras inversiones. En 2012, las empresas mexicanas invirtieron en el exterior el doble de la inversión extranjera directa recibida en su país.

Las rebanadas del pastel

En sentido contrario, la Cepal explica de dónde surge el interés de los grandes corporativos foráneos que invierten en países como México: “los beneficios que las empresas trasnacionales obtienen de sus operaciones en América Latina y el Caribe se incrementaron 5.5 veces en apenas nueve años, pasando de 20 mil 425 millones de dólares en 2002 a 113 mil 67 millones en 2011. El crecimiento tan marcado de estas utilidades –también denominadas renta de IED– tiende a neutralizar el efecto positivo que produce el ingreso de la inversión extrajera directa sobre la balanza de pagos”. ¿Quién fue el iluso que dijo “no nos volverán a saquear?

Twitter: @cafevega