Opinión
Ver día anteriorLunes 21 de octubre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

La lección

P

or fin concluyó el impasse laboral en el gobierno de Estados Unidos, una vez que el Congreso llegó a un acuerdo temporal para aprobar el presupuesto y elevar el techo de deuda. Después de 16 días los trabajadores federales regresaron a sus labores con la certeza de que habrá recursos para el funcionamiento de sus centros de trabajo y para que el gobierno pueda hacer frente al pago de sus deudas por lo menos hasta principios del año próximo. El 15 de enero y el 7 de febrero próximos serán las fechas en que los legisladores discutirán nuevamente y, si es posible, superen sus diferencias para aprobar el presupuesto federal y el incremento del techo de deuda. Mientras tanto, una comisión bipartidista estudiará la forma en que el Congreso pueda llegar a acuerdos sin paralizar las funciones del gobierno federal.

El presidente Obama acertó cuando dijo que la imagen del país había quedado maltrecha a los ojos de la comunidad internacional, que vio con pasmo la increíble incapacidad para superar las divergencias sobre la forma en que se deben distribuir los recursos públicos. Pero el mandatario también fue magnánimo cuando dijo que no hubo perdedores ni ganadores en este trance, porque en los hechos sí hubo un perdedor: el Partido Republicano. Su fracción más conservadora lo llevó a extremos de delirio en su afán por negar al presidente cualquier logro en su agenda. La excusa, esta vez, fue la intención de desfondar el programa de salud al alcance de todos, Affordable Care Act, uno de los logros de más amplio alcance de Obama y de indudable beneficio para la mayoría de los estadunidenses. En el propio Partido Republicano se preguntan cómo se llegó a una situación tan absurda y desmedida, cuyas causas no atinan a explicarse. Habrá que esperar para saber cuál será su siguiente maniobra de obstrucción y la que le siga. Cuando el primer mandatario de origen afroamericano de EU deje de serlo, tal vez cambien su proceder.

No se sabe con precisión cuál fue el costo material de este episodio, pero por ahora se habla de miles de millones de dólares. Tal vez las diferencias son insalvables cuando está de por medio una abismo ideológico entre esas dos fuerzas políticas más importantes, mientras una de ellas se empeñe en reducir los recursos para el gasto que beneficia a las mayorías y en dar más ventajas al sector minoritario que ha acumulado 90 por ciento de riqueza producida en la última década.