Opinión
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México SA

Promesas incumplidas

De lo dicho a lo hecho

Asignaturas pendientes

E

l gobierno entrante prometió un arranque espectacular y resultados maravillosos, pero sucedió lo contrario: a lo largo de los primeros seis meses de estancia en Los Pinos se desmoronaron los principales indicadores económicos y la estimación de crecimiento. Para la segunda mitad del año prometió, más con entusiasmo que con acciones tangibles, que la situación sería mucho mejor y que –con la recuperación esperada– aún era posible retomar la senda del crecimiento. De nueva cuenta sucedió lo contrario, y cercano ya el fin de año la perspectiva más entusiasta es la de alcanzar, si bien va, un crecimiento apenas superior a uno por ciento o, lo que es lo mismo, nada.

A prácticamente un año de distancia, el gobierno peñanietista reporta un lamentable arranque sexenal, sólo ligeramente mejor al registrado por el cambio de Vicente Fox, lo que ya es decir, de tal suerte que de seguir como va México sumará a su de por sí grueso inventario otros seis años de pérdidas económicas y sociales. ¿Lo aguantará el país, luego de tres décadas al hilo de muchas promesas y cero resultados?

Mientras los hechos dan cuerpo al verdadero alcance del gobierno entrante, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados reporta que, de acuerdo con información del Inegi, el indicador global de la actividad económica (IGAE) registró una pérdida de dinamismo en agosto de 2013, con apenas un incremento real anual de 0.84 por ciento, porcentaje inferior al observado en el mismo mes de 2012. El valor del índice mantiene una pérdida acumulada de 3.9 por ciento con respecto a noviembre de 2012 (su nivel máximo histórico), lo que ha implicado una tasa de reducción promedio mensual de 0.44 por ciento desde esa fecha.

Adicionalmente, con resultados de la Encuesta Mensual sobre Establecimientos Comerciales para agosto de 2013, se conoce que las ventas en los establecimientos comerciales cayeron en términos anuales: al mayoreo transitaron de un incremento de 3.45 por ciento en el octavo mes de 2012 a una caída de 7.11 por ciento en el mismo lapso de 2013 (su cuarta reducción consecutiva); al menudeo pasaron de un aumento de 4.82 por ciento a una disminución de 2.18 por ciento.

También con información del Inegi, en agosto de 2013 el indicador coincidente se ubicó ligeramente por debajo de su tendencia de largo plazo, al registrar un valor de 99.9 puntos, lo que representa una variación negativa de 0.02 puntos respecto al mes anterior. Por su parte, el indicador adelantado para septiembre del presente año se posicionó en el nivel de su tendencia de largo plazo, al observar una variación de 0.07 puntos con respecto a agosto de ese mismo año.

Los componentes del IGAE tuvieron un movimiento heterogéneo: las actividades primarias (agropecuarias) y las secundarias (industrial) se deterioraron al caer 2.44 y 0.74 por ciento, respectivamente (un año atrás su variación fue de -0.11 y 2.8 por ciento, en ese orden); mientras las terciarias (servicios) perdieron dinamismo al pasar de un alza de 3.72 por ciento en agosto de 2012 a 1.9 por ciento en igual mes de este año.

Con cifras ajustadas por estacionalidad, el IGAE se debilitó al ir de un incremento de 0.57 por ciento en el séptimo mes de 2013 a una expansión de sólo 0.22 por ciento en el octavo; además, mantiene una reducción acumulada de 0.24 por ciento con relación a su máximo histórico de noviembre de 2012. En agosto, los elementos del indicador de referencia tuvieron un comportamiento mixto: las primarias se mantuvieron en terreno negativo al pasar de una disminución de 0.01 por ciento en julio a una caída de 0.70 en agosto; las secundarias repuntaron al ir de un incremento de 0.15 a 0.49 por ciento, y las terciarias perdieron dinamismo al transitar de una ampliación de 0.71 a 0.45 por ciento.

El CEFP anota que entre enero y agosto de 2013 la actividad económica tuvo una crecida anual de 0.84 por ciento, muchísimo menor a la observada en el mismo lapso de 2012 (4.22 por ciento). Las actividades que lo integran presentaron el siguiente comportamiento: las primarias registraron un aumento de 0.41 por ciento, cuando un año atrás se habían elevado 7.7; las secundarias disminuyeron 0.92 por ciento, contrastando con el alza de 3.49 que registraron en 2012, y las terciarias avanzaron 2.35, contra 4.49 por ciento de un año antes.

La moderación del crecimiento de la actividad económica durante el octavo mes, se da a pesar de la mejora relativa de la demanda externa: en agosto las exportaciones totales tuvieron un aumento anual de 3.18 por ciento (0.62 un año atrás). En particular, las no petroleras y las manufactureras crecieron 6.08 y 6.22 por ciento, respectivamente, cuando en agosto de 2012 lo habían hecho 1.13 por ciento cada una. Esta mejora se mantuvo en septiembre, pero la demanda interna no se ha fortalecido, como indica la caída de las ventas de los establecimientos comerciales, el nivel de la tasa de desocupación y la menor generación de empleos formales que se observa en la economía nacional.

En este contexto, el CEFP indica que en términos anuales las ventas en los establecimientos comerciales se desplomaron; el empleo tuvo el siguiente comportamiento: en los establecimientos comerciales: al mayoreo se dinamizó al transitar de un incremento de 1.26 a 2.13 por ciento, y en los negocios al menudeo perdió fortaleza, al descender de un aumento de 3.45 a 2.86 por ciento. Las remuneraciones medias reales se debilitaron: en los establecimientos al mayoreo se redujeron de un aumento de 4.47 en agosto de 2012 a 3.26 por ciento en el mismo periodo de 2013; mientras que en los de al menudeo de 1.6 a sólo 0.23 por ciento.

El análisis de cifras ajustadas por estacionalidad revela que el desempeño de las ventas en los establecimientos también fue negativo. Los resultados anuales muestran que la desaceleración de la actividad económica nacional se mantuvo en el tercer trimestre de 2013 ante el deterioro que ha mostrado el gasto interno. Además, el deterioro en el índice de confianza del consumidor por primera vez se situó en la fase de recesión.

Las rebanadas del pastel

Entonces, prometer no empobrece, pero el incumplimiento gubernamental sí, y de qué modo, especialmente si se acumulan tres décadas de promesas sin mayores resultados, de tal suerte que si no se ponen las pilas desde ya esto huele a fracaso.

Twitter: @cafevega