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Los de Abajo

Batalla en Hopelchén

E

l camino a Hopelchén, al oriente de la capital de Campeche, en el corazón de la península de Yucatán, está rodeado de campos de sorgo y soya transgénica. Desde aquí el empresario Jacobo Shakur distribuye la semilla de la trasnacional Monsanto, la madre de todos los males.

Pero aquí, además, se libran otras batallas. La recuperación de la ampliación forestal de 100 mil hectáreas, actualmente en manos del empresario yucateco Alfonzo Pereira Palomo, quien a través de la manipulación de una asamblea ejidal se hizo acreedor del usufructo de esas tierras por un periodo de 30 años. La estrategia fue burda: cuando la asamblea ejidal se inclinaba contra el empresario, éste, literalmente, fue por maletas de dinero y ofreció 2 millones 360 mil pesos, en calidad de préstamo. Caso por caso, de manera trágica, producto de una sucia estrategia, los ejidatarios ceden y firman individualmente un recibo.

Hopelchén es un municipio con 30 mil habitantes distribuidos en 36 comunidades. El pasado 12 de octubre se celebró aquí el Congreso Nacional Indígena, región peninsular, donde los pueblos se comprometieron a continuar la lucha por su autonomía; y estos días albergan las demandas que convergen en el Tribunal Popular de los Pueblos, una mesa puesta para que los de abajo expongan sus casos.

Como la mayor parte de los pueblos mayas, en Hopelchén se vive del maíz, y además de la apicultura. Dos actividades que están siendo atacadas por los empresarios voraces de la región, y por grupos de menonitas que están rentando tierras y también siembran soya transgénica, cultivo que afecta directamente la producción de miel.

En 2010 los ejidatarios de Hopelchén reciben una notificación de la Procuraduría Agraria, de la ampliación forestal, que se había registrado a nombre del empresario Pereira. A partir de ese momento iniciaron un proceso legal en contra del atropello del que fueron víctimas. En el proceso trasciende que Alfonzo Pereira afirmó que les entregó 10 mil dólares a cada ejidatario por el usufructo de las tierras, pero se comprobó que el préstamo fue en pesos y por ese motivo el Tribunal Agrario falló a favor de los ejidatarios. El empresario, sin embargo, recibió un amparo y exigió las tierras, no su dinero. Los ejidatarios apelaron, pero el tribunal colegiado favoreció a Pereira. La comunidad volvió a apelar y en estos momentos el juicio está en el Tribunal Superior Agrario.

Actualmente, mientras se espera la resolución, el colectivo Ka kuxtal much meyaj (Renacer de la organización), parte del CNI, del TPP y de la Red en Defensa del Maíz, emprende diversas acciones para salvaguardar la soberanía alimentaria.

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