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Colección de 54 carteles que se exhiben tras permanecer más de 100 años en resguardo

Circo, maroma y teatro muestra a Posada alejado de catrinas

Exposición en el Museo de la Ciudad de México para recordar su centenario luctuoso

Las obras fueron rescatadas hace 12 años y su restauración demoró ocho más

 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de noviembre de 2013, p. 2

Los muertos se han ido. Según la tradición sólo regresan por una noche en noviembre para convivir en el mundo de los vivos. José Guadalupe Posada (1852-1913), el padre de las calacas y catrinas, se quedó con su Circo, maroma y teatro, título de la exposición que el martes pasado abrió sus puertas en el Museo de la Ciudad de México para celebrar al grabador mexicano en el año de su centenario luctuoso.

¡Pasen, señoritas! ¡Pasen, damas! ¡Caballeros honestos!, son los llamados para asistir al teatro, al circo o a los toros, por 35 centavos en patio o 15 en galera. Se trata de una colección de 54 carteles realizados por Posada entre 1904 y 1909 para anunciar espectáculos populares de la época y que se exhiben juntos por primera vez tras permanecer más de 100 años en resguardo, hasta que fueron rescatados por el Archivo Histórico del Distrito Federal Carlos de Sigüenza y Góngora.

Alfredo Cruz, director del museo ubicado en Pino Suárez 30, en el Centro Histórico, subrayó que hay muchos aspectos por descubrir en la basta obra de José Guadalupe Posada. En esta exposición hay algo especial en el material que tiene un doble valor: porque son obras de Posada, pero también porque forman parte del patrimonio de los archivos históricos de la ciudad.

Por su parte, Carlos Ruiz Abreu, director del Archivo Histórico del Distrito Federal, comentó: hay un boom por los cien años de la muerte de Posada que se cumplen este 2013. Lo hemos conocido a través de sus calaveras y la muerte. En ninguno de estos 54 carteles van a presenciar la muerte, es otra visión del Posada que conocíamos la mayoría de la población. Aquí se ve al grabador fino y de lo popular. Era extraordinario, fuera de serie. No es casualidad que Orozco o Rivera lo reconocieran.

Las obras originales fueron rescatadas aproximadamente ha-ce 12 años de un fondo del ayuntamiento de México que contiene documentos que datan desde 1524 hasta 1928. Entre su acervo se hallaban las facturas de los teatros, cines, circos y cinematógrafos de hace un siglo, que entregaban los dueños de los establecimientos a la autoridad. Como parte de los expedientes se encontraron los carteles realizados por grabadores de la época, entre ellos se descubrieron los de Posada.

Fueron realizados con la técnica de grabado e impresos en un papel de china muy delicado, detalló Ruiz Abreu. Fueron sacados del expediente para ser restaurados desde hace 8 años, pues estuvieron más de cien años doblados en dos, cuatro y hasta seis partes. Algunos han sido prestados de manera individual. Carlos Monsiváis, uno de los grandes coleccionistas del grabador nacido en Aguascalientes en 1852, cuando supo de su descubrimiento y visitó el archivo quedó fascinado, pero un tanto frustrado al no poder incluirlos en su colección personal.

Foto
Casi 100 años permanecieron guardados los carteles que se exhiben el Museo de la Ciudad de México

Así como los verán actualmente es una obra de arte por varios aspectos. Uno de ellos es el contenido de los materiales del mismo espectáculo que se promueve, pero además es una obra de arte lo que se hizo en los talleres de restauración y encuadernación del archivo. Se le injertó papel japonés, de algodón que con el tiempo agarra el mismo color del material, ya no se dañan y nos van a durar un siglo o más en el estado actual.

Espectáculos populares

Escenas de obras clásicas como Tosca hasta versiones populares de Chucho el roto, otras como el Fusilamiento del Brujo, El judío errante o Los mártires de Tacubaya, hasta las inundaciones en Guanajuato eran plasmadas por la pluma e imaginación de Posada. Presentadas en pequeños escenrios, muchos de los carteles anuncian las funciones en el Teatro Guillermo Prieto, que se encontraba en la plazuela de La Palma, en Circunvalación. Eran espectáculos para el pueblo. Dos grandes funciones populares para los obreros honrados, consignan los amarillentos carteles.

Todavía quedan reminiscencias del pasado festejo a la muerte en México: en el museo hay una catrina en colorido mural de aserrín que yace en el patio, una obra realizada por artesanos de Tláhuac para festejar al padre de La Catrina. También algunos esqueletos de cartón en procesión en las escaleras. Pero no sólo dibujaba calacas, fue un guerrero del grabado y después reconocido como uno de los referentes del arte moderno en México.

José Guadalupe Posada murió el 20 de enero de 1913 y sus restos fueron llevados a la fosa común. Ha pasado el Día de Muertos, pero Posada se queda más de una noche, hasta el mes de marzo en el Museo de la Ciudad de México, porque hace Circo, maroma y teatro.