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Nosotros ya no somos los mismos

Mexicanas fuera de serie

S

i me atrevo a afirmar que no me doy abasto con las mujeres, me arriesgo a comentarios tan poco cordiales como: ¿Qué, se adelantaron las plañideras? Mejor, evito riesgos y reformulo la cuestión: el número de mujeres destacadas, triunfadoras y, las más de las veces, ignoradas, no se agota. Hay temas que me quemo por comentar (Vicente Bond Fox, presumiendo de haber espiado a los gringos, el Papa castigando al Onésimo Cepeda del Vaticano, la Suprema Corte avalando la decisión de que los representantes populares no tienen por qué intimar con la gleba y comentarles de su patrimonio), pero resulta que estoy encarrerado en la tarea de hacer pública la extensa nómina de mexicanas que, hablando en serio, son verdaderamente fuera de serie. Me parece mala onda dejar fuera a cualquier deportista, escritora o concertista que se haya granjeado también nuestro trepidante aplauso.

Empezaré con el regocijo y luego con el retortijón. Ya hasta me da pena ajena (y aún propia) con doña Cristina Fernández de Kirchner, pero después de los minitriqis y las bayonetitas, ahora correspondió a la escritora mexicana Cristina Rivera Garza decirle a Silvia Barón Supervielle, escritora argentina: con permisito, con permisito mi querida che, pero el galardón especial Roger Caillois, de literatura latinoamericana, otorgado este 2013, me lo llevo a Tamaulipas. (La verdad es que son dos premios: uno, para un escritor latinoamericano y otro para un francés o francófono). Cristina es autora, entre otras obras, de un libro muy publicitado: Nadie me verá llorar (título que a mí nadie me hubiera creído).

Si nuestras deportistas continúan enrachadas, nos van a crear problemas internacionales: Paola Longoria (más potosina que las famosas enchiladas) se hizo del vigesimocuarto título, al derrotar a la colombiana Cristina Amaya. Paola, campeona mundial de raquetbol (a saber lo que eso significa) lleva 93 triunfos continuos y no ha perdido un partido desde 2011. ¿Algún machín le apostaría su quincena tres contra uno en un mano a mano a esta damita? Blanca Elena Jiménez, vicepresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), quien debería convertirse en presidenta de la misma al término de la gestión de José Franco López, renunció a esos cargos, pues ha sido nombrada directora de la División de Ciencias y Aguas y secretaria del Programa Hidrológico Internacional de la Unesco. Merecida distinción a una de las más destacadas científicas mexicanas. Me entero que Marcia Hiriart Urdanivia es candidata a ocupar la presidencia de la AMC. La información me causó un gran desconcierto, pues yo conocí a una niña de igual nombre, pero en su cuna. Tardé tiempo en procesar que no se trataba de un problema de homonimia, sino simplemente de que, quién lo creyera, el tiempo pasa. Desde que ella y su hermana Bertha, talentosísima autora, directora teatral, cursaban su primaria, eran ya precursoras de Mafalda. Tan precozmente inteligentes, que los amigos de su hermano mayor, Humberto, les causábamos verdadera grima. Tanto a éste, como a su hermano Hugo y, por supuesto, al padre de todos ellos, el ingeniero Fernando Hiriart, les dediqué una columneta, aún sin publicar, pues siento que lo escrito no le hace debida justicia a una gran familia del México del pasado medio siglo (y lo que llevamos de éste). Por ahora tan sólo un recado: Marcia, si dentro de la Academia Mexicana de Ciencias incluyen, a las ocultas, cuenta con mi voto.

Cierro la retahíla de este día con tres nombres: Luz Vizcarra, Carolina Valencia y Ana María García Bergua. La primera es una extraordinaria mezzosoprano, cantante y escritora que tiene años dedicada al rescate histórico y a la exhibición de la música compuesta para los castrados y travestidos rossinianos. Sus conciertos en nuestro país y en el extranjero le han dado renombre, así como su obstinada dedicación en vincular la música con los derechos de género. Cuando me hablaron por primera vez de la quintanarroense Carolina Valencia, de 28 años, sentí por ella sincera compasión: tan joven y con halterofilia aguda, eso sí que es una verdadera desgracia, me dije. Luego me explicaron el asunto y de nuevo aplaudí, como seguramente lo harán ustedes, cuando sepan lo que nos relata de ella, Karla Torrijos: Carolina logró un resultado histórico al ser la primera mexicana en subir al podio en un campeonato mundial. En 2012 consiguió tres medallas de bronce y el tercer lugar por equipos en el mundial realizado en Polonia. Ahora intensifica su preparación rumbo a Río en 2016. Si logro burlar los fríos y La Jornada toma en cuenta mis profundos conocimientos deportivos, seguramente me enviará a reportear a Brasil. Sus triunfos serán puntualmente cronicados.

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Paola Longoria (más potosina que las famosas enchiladas), campeona mundial de raquetbol, se hizo del vigesimocuarto título, al derrotar a la colombiana Cristina Amaya. Lleva 93 triunfos continuos y no ha perdido un partido desde 2011Foto Jam Media

Postales desde el puerto, Rosas negras, El umbral e Isla de bobos son los títulos de algunas de las novelas de Ana García Bergua, quien acaba de ser distinguida con el Premio Sor Juana, por su novela (calificada por el jurado como subversiva) La bomba de San José. Ana pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte y a la comunidad de colaboradores de este diario. Hago propicia la ocasión, como suelen decir burócratas atildados, para recordar al genial crítico cinematográfico Emilio García Riera que, en donde se encuentre, debe estar seseando, más que de costumbre, por el merecido triunfo de su hija.

No les quepa la menor duda: en mi personal rotonda de las personas ilustres (vivas), tengo suficientes nombres para llegar hasta el lunes 30 de diciembre; sin embargo, me reservo mis campitos para platicar sobre algunos temas que, como lo mencioné al principio, son origen de fuertes y peligrosos retortijones, verbigracia, la información que sobre el gobierno calderonista acaba de desclasificar el Departamento de Estado, y que fue dada a conocer por la organización National Security Archive. Afirma el Departamento de Estado estadunidense que durante el sexenio de Calderón se llevaron a cabo sistemáticas matanzas de migrantes. En información de Fabiola Martínez y Gustavo Castillo, las fuerzas armadas realizaron un mapeo de las fosas clandestinas (cerca de 200, a la fecha), pero dado que los resultados de la investigación fueron considerados como información clasificada, ésta le fue entregada en exclusiva al presidente Calderón, quien ocultó cuanto pudo y minimizó lo que no. Entre lo anterior está el espeluznante caso de San Fernando, Tamaulipas, en donde fueron masacrados 72 migrantes centroamericanos. La información desclasificada exhibe igualmente la colusión de funcionarios gubernamentales y el crimen organizado. ¿Recuerdan ustedes quién era a la sazón, autoridad máxima en materia migratoria? ¡Acertaron! La beatífica, devota, cristiana, pía, doña Cecilia Romero. ¿A la que, de inmediato se llamó a cuentas, se le fincaron responsabilidades, se le destituyó? Por supuesto que no. A la amigaza de Felipe de Jesús se le separó del cargo, pero para que ni explicaciones tuviera que ofrecer y, además, se le protegió otorgándole una absoluta inmunidad (léase impunidad), política: por méritos en campaña le fue otorgado el segundo cargo de importancia en su partido. Desde allí ha dado otra exhibición de mentalidad aldeana, retrógrada, tradicionalista, medieval. Con motivo de las elecciones para gobernador en Baja California, doña Cecilia le exigió al presidente del PRI que se comportara con decencia, honorabilidad, equidad, altura de miras, es decir. que reconociera su derrota en esa entidad. ¿Pero saben ustedes con qué expresión formuló su reclamo? Con un resabio de las sociedades patriarcales primitivas, en las que no sólo se entendía como natural la división sexual del trabajo, sino también el reparto de cualidades y defectos en razón del género de cada persona. ¡Pórtese con hombría! Fue el término que le espetó a su contrincante. Únicamente le faltó agregar: ¿O qué, es usted una mujercita? Desde el fondo de su más profundo fundamentalismo, le surgió esta descalificación para la mitad de la población (la que incluye, por supuesto, a sus correligionarias).

Imagino a la asombrada secretaria del CEN del PRI escribiendo un tuit: Ceci, la que se lleva se aguanta. Ivón.

Pd. Se saldan deudas: mi agradecimiento a: la Redacción de La Jornada, Julia Leduc, corresponsal, Mauro de la Fuente, Reforma, Jimena Campuzano, Milenio y Afp.

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