Opinión
Ver día anteriorLunes 11 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
Se consagró Joselito Adame
¡Q

ué emoción la de los aficionados que estuvimos en la Plaza México a presenciar la apoteosis de Joselito Adame con los toritos de dulce de don Fernando de la Mora! ¡Qué emoción ver desgranarse el delicioso toreo de Joselito a la hora en que la dulzura del crepúsculo era ahogada por el clamor y el súbito incendio de los tendidos trascendiera la reciedumbre y verticalidad del torero con su magia!

Recuerdos en movimiento a los que somos tan afectos los mexicanos –nostalgias y añoranzas– a las que nos asomábamos desde los miradores del coso. Tenía tanta fuerza el torear de José que el espíritu se dilataba y se abría a una ponderación de goces ya entrevistos. La emoción era cada segundo más intensa y los pálpitos de la piel se aceleraban y permitían la diabólica ensoñación de faenas de las grandes tardes del coso. Un prestigio de torno misterio y exotismo que nos dejaba fría la sangre y se encontraba con un dejo de suavidad y sabor a campo bravo.

Delicioso el toreo que nos emocionó a los presentes y se recreara toda la temporada al dejarnos apresar por la magia torera de José que se sentía arrullado por la alegre canción de la plaza que lo despidió con una ovación de las grandes que se han escuchado en el embudo de Insurgentes. La emoción de esta tarde-noche se quedaba y quedo con todo y la magia embriagadora de los aficionados y los cabales.

Nos deleitábamos al ver salir los toros de Fernando de la Mora que airosos salían por la puerta de toriles a galope y firmes se plantaban en el centro del redondel. La mirada altiva y retadora desafiaba a las cuadrillas. Lástima que esa fiereza se estrellaba ante la acometida al caballo en donde repetían el tenor de las últimas temporadas: un puyazo y empezar a defenderse, en especial los de El Juli. Y tres que fueron esplendidos para el toreo que se estila hoy en día: toritos nobles, suaves, fijos y planeadores.

Joselito Adame que viene incontenible de España no los podía desperdiciar pese a estar en recuperación de una fractura del peroné. Igual suerte corrió El Payo, que después de haber toreado con largura se durmió en las suertes y cuando se dio cuenta el toro había cambiado de lidia y rompió el ritmo de la faena, perdiendo la intensidad de la misma.

¡Es mucho torero José!