Opinión
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La Muestra

De tal padre, tal hijo

Foto
Fotograma de la película dirigida por el cineasta japonés Hirokasu Kore-eda
E

ducando a papá. El cineasta Hirokasu Kore-eda (Después de la vida, 1998; Nadie sabe, 2004) es un gran observador de los rituales familiares, fiel en ello a la tradición del cine del maestro Yasujiro Ozu, aunque alterna registros realistas con alguna incursión en lo fantástico. En De tal padre, tal hijo, el realizador japonés aborda en un tono grave un asunto que también ha sido objeto de tratamientos humorísticos: el intercambio accidental o doloso de dos niños que al nacer son destinados cada uno a una familia distinta, con las dramáticas consecuencias que cabe imaginar cuando seis años después los parientes afectados se percatan del equívoco. El antecedente más célebre es la comedia francesa La vida es un largo río tranquilo (Étienne Chatiliez, 1988), pero es claro que lo que propone aquí Kore-eda es algo mucho más perturbador y emotivo.

El realizador incurre sin embargo aquí en los esquematismos sociales de aquella comedia francesa. Cada niño ha tenido como destino, hasta los seis años, una clase social muy diferente a la que debía corresponderle. Al descubrirse la verdad del antiguo error en la maternidad, las maneras de restablecer el equilibrio familiar son complejas. Un padre de clase media alta, metódico y severo, poco imaginativo, apenas consigue ganarse el cariño del niño que ha crecido en un hogar de comerciantes modestos, llenos de vida, capaces de apreciar y transmitir el goce de las cosas sencillas. Con actuaciones notables de los dos niños y un esquema de continua polarización de los estilos de vida de las dos familias, la simpatía del realizador muy pronto inclina la balanza del lado positivo.

Lo que finalmente presenta esta cinta de presencias femeninas difuminadas y hombres con actitudes muy contrastadas ante la vida, es la vieja crítica a la pérdida paulatina de los valores tradicionales en el Japón moderno. Un mensaje nada novedoso, incluso convencional, presentado sin embargo de modo atractivo, con finos toques humorísticos y una admirable fluidez narrativa.

Cineteca Nacional, sala 1: 12, 16:30 y 21 horas.