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La música de Venado Azul, Winingola y Primitive Mayan & Blues, cierran festival

El grito soy de la Tierra detonó baile de ska, hip hop y rap en Zinacantán

Lo que oímos con estos grupos es una reivindicación de su territorio, de su aire, de su agua; esta cultura tiende puentes de unificación en un lenguaje contemporáneo: Roco Pachucote

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En el concierto de clausura participaron 15 grupos de distintos estados del país. En la imagen de la derecha, Venado AzulFoto Moysés Zúñiga Santiago
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Periódico La Jornada
Lunes 18 de noviembre de 2013, p. a11

Zinacantán, Chis., 17 de noviembre.

El pasado sábado concluyó el Encuentro Nacional de Tradición y Nuevas Rolas-Transformación y Fusión Sonora, en esta ciudad rodeada de montañas azules, donde habitan armadillos y ardillas, venados y tigrillos. La población acudió al concierto en el que 15 bandas de varios estados del país tocaron hasta las 12:30 horas del ya domingo, en una fiesta de baile skasero, hip hop, rap, al grito coral de ¡soy de la Tierra!

Finalizaron así cuatro días de clínicas impartidas por profesionales de la música para jóvenes que buscan abrirse camino en un medio difícil. Si para los grupos del Distrito Federal está difícil, para estos muchachos indígenas lo es mucho más, sobre todo para los que intentan cantar en lenguas originarias, expresó Roco Pachucote, en entrevista en una pausa durante la tocada.

En carpas levantadas atrás del escenario, los jóvenes músicos esperaron ansiosos su turno para pisar el escenario, al punto de las manos frías, sudorosas, con ojeras pronunciadas. Se enfrentarían al monstruo del auditorio en un escenario profesional, sin precedente para la mayoría de ellos. Un músico de la penúltima banda en el orden del día dijo a uno de sus compañeros que ya no aguantaba la espera, y dio un largo trago al posh, bebida que en Chiapas es el equivalente al mezcal oaxaqueño.

El progreso está en el sur

Desde temprana hora, los técnicos y macheteros instalaron el escenario, alto, con un bocinerío impresionante, como para hacer retumbar las cuevas de algunos cerros.

Subieron al escenario los conductores del espectáculo: Roco Pachucote y Sandra Vázquez, quienes pusieron el acento en la importancia de los grupos que tocarían, en tanto que defensores de su cultura, tradición, idioma.

La proclama de la mayoría es que el futuro y el progreso no están en el norte, sino en el sur, en Chiapas y del Río Bravo para abajo.

Como escenografía, cultivadores de flores y artesanos crearon un gran telón con crisantemos. En Zinacantán sólo hay flores, se comenta entre los taxistas.

Sonó la música y corrió el posh. Si un lugareño da posh a un fuereño y no le da mínimo un sorbo, es una ofensa. Había posh de jamaica y nanche, así como natural. Es dulce y en eso sí se parece al mezcal.

Corrió la mota y Roco advirtió que Monsanto, la gringa productora de transgénicos, ya comenzó su plan para que una semilla de mariguana transgénica inunde el mercado mundial. Si puede se apropiará hasta del peyote, pero esto es más difícil.

Destacó que el hecho de que 15 bandas compartan un escenario ya es un suceso, aunado a las clínicas que dieron Guillermo Briseño, Hebe Rossel y él sobre hip hop, hace de este encuentro un laboratorio de cultura ancestral con cultura contemporánea.

Lo que oímos con estos grupos es una reivindicación de su territorio, de su aire, de su agua. Esta cultura tiende puentes de unificación en un lenguaje contemporáneo para defender sus derechos. Esto es como los Acuerdos de San Andrés: cumplidos y en acción. Las comunidades están mostrando su cultura de manera directa.

Pidió no ser duros en la crítica a los jóvenes músicos de este encuentro, pues ya en sí son valiosos, “pero además esto es un proceso que no acaba aquí. En el caso de las bandas de ska, de Venado Azul, hay una relaboración de géneros, como la cumbia, con visos a lo que puede ser una cumbia indígena contemporánea.

“Hay unos grupos con muchos chavitos; hay que esperar a que avancen. Hay bandas con trayectorias más largas, pero están haciendo su música. Aquí, ninguno de los 15 grupos toca covers. Eso es un contraste con grupos de rock de las ciudades que trabajan en mejores condiciones, pero que están haciendo lo mismo que otros músicos que cantan en inglés.

“No es cantando en inglés como se logra la internacionalización, sino con una profunda identidad. La lengua es lo mejor para mostrar identidad.

Los chavos indígenas retoman el ska, el hip hop, el reggae y el rap, porque son músicas para protestar. Este encuentro debe crecer, hacerlo en otros estados, luego en Latinoamérica y después en Iberoamérica y el mundo. Esto es posible.

Subió el tono

Venado Azul subió el tono con sus canciones tradicionales impregnadas de cultura huichola, “con un enorme poder de cumbia y sonido tradicional. Han estado en el Vive Latino, el Corona Fest y hemos hecho algo con ellos para defender a Wirikuta. Trabajaron para la película Hecho en México, junto con Lila Downs”.

La gente bailó, cantó y se divirtió. La reacción fue inmediata con esta música del color de la tierra, definió Roco Pachucote.

Los síndicos de Zinacantán, Mariano Sánchez Pérez y Pedro Félix de la Cruz, auténticas autoridades que llegaron para observar lo que pasaba en su comunidad, dijeron que esa música está bien en todos los sentidos y que es buena para la juventud.

Winingola tocó sus canciones para niños y unas mamás hicieron como que bailaron con sus bebés. Ellos critican las supersticiones y el consumo. Están por la defensa cultural del zapoteco. ¡Viva nuestra identidad y nuestras raíces!

Tocó el turno a Primitive Mayan & Blues, que hicieron sonar sus caracoles y cantaron en maya. Hablaron del cielo y de la tierra, del corazón, con guitarras eléctricas. Quien pierde su lengua está muerto.

Lumaltok, de Chiapas, tocó su blues que aborda problemas sociales. Una a una las bandas esperaron su momento, con emoción, con hambre de ser. En las carpas ensayaban, platicaban, algunas parejas se besaban, otros más jugaban, pues muchos son niños o adolescentes.

Francisco Hernández Jerónimo, del grupo Nuk Yunik, de Tabasco, explicó que tocan prehispánico. Interpretaron Corazoncito y He vuelto a soñar. Cantamos en yokotán, un derivado del maya, que es un poco gutural. Hablamos sobre la madre tierra, y de cómo ve ésta al hombre, como su hijo, que la está destruyendo.

La noche se alargó. Ya eran las 12. Hektal quitó el frío con su rock y surf. Cerró la velada La Sexta Vocal, que cantan en zoque, idioma que tiene seis vocales: las cinco del español, más una o que se alarga. Traían tanto estrés que se desbordaron. El bajista subió sin camisa y puso su máscara en el micrófono.

Roco entró al quite, al palomazo y la noche fue un coro cuyo sonido se hundió en los cerros. Era el hip hop colectivo y muchos de los muchachos subieron para el free style, la improvisación. El público brincó y los círculos de amor, el eslam que se repitió a lo largo de casi siete horas, fue un final más que feliz para los habitantes de Zina, San Cris, Comi y otras localidades que la gente pronuncia con apócope.