Opinión
Ver día anteriorLunes 18 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el Otro Lado

Una buena y una mala

L

as llamadas que se reciben en la oficina de emergencias del condado de Maricopa, en Arizona, tienen un tono común: Estamos perdidos en el desierto sin agua ni alimentos, nos estamos muriendo poco a poco, necesitamos ayuda. Esta y otras historias similares provienen del programa El Mundo, que se transmite en la radio pública estadunidense NPR, producida en combinación con la BBC inglesa.

La angustia de quienes en medio del desierto piden ser rescatados de las extremas temperaturas que predominan en el desierto de Arizona –5 grados bajo cero por la noche y cerca de 50 sobre cero durante el día– es aún más palpable cuando los migrantes responden no tener idea de dónde están. El resultado es que la búsqueda y localización puede durar diez o más horas, que pueden ser fatales para su vida. Por ello es frecuente que en el transcurso de los rescates se encuentren cuerpos de otros migrantes que no tuvieron ni los medios ni la suerte de obtener esa ayuda. La paradoja es que el helicóptero que acude al rescate pertenece a la oficina del inefable sheriff Arpaio, cuya triste reputación proviene de la sistemática persecución y malos tratos de los indocumentados que caen en sus manos. La buena noticia para quienes son rescatados es que van a sobrevivir; la mala es que el rescate correrá a cargo de la oficina del sheriff Arpaio.

El problema de fondo es que no hay muchas posibilidades de mejorar las condiciones de vida, que los obligan a tomar la decisión de abandonar su país. Estudios del Colegio de la Frontera Norte indican que la población de origen mexicano en Estados Unidos se ha estabilizado en los niveles previos a la crisis económica. Quienes regresaron a México en los años de crisis están de vuelta en EU, debido a que las condiciones económicas en México no han mejorado para la mayoría de ellos. Y no mejorarán mientras haya empresarios que amenacen con mover sus empresas fuera del país si se les exige pagar impuestos acorde con sus fabulosas ganancias. La historia se repite: al parecer el gobierno, en tándem con el sector privado, renunciará una vez más a garantizar condiciones dignas de vida de quienes tienen que cruzar el desierto para encontrarlas.

Si a esa situación se agrega que la posibilidad de una reforma migratoria, que pudiera hacer menos difícil su estancia en EU, es cada vez más incierta, el horizonte para todos ellos, en uno y otro lado de la frontera, no es muy halagador.