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Ver día anteriorJueves 21 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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China: el tercer pleno
E

l Partido Comunista de China –cuyo nuevo comité central celebró su tercera reunión plenaria a mediados de noviembre, divulgando sus conclusiones el viernes 15– ha construido un notable mecanismo de funcionamiento, aunque no exento de desajustes, como el notorio escándalo de Bo Xilai, uno de sus líderes más prominentes, condenado este octubre a cadena perpetua. Cada congreso quinquenal del PCCh elige a su propio comité central y lo identifica con el ordinal correspondiente. Este órgano se reúne unas tres o cuatro veces por año. La tercera reunión de cada comité central, que suele celebrarse dentro de los 12 meses desde el congreso que lo eligió, ha tenido, históricamente, una importancia cardinal. Las dos primeras resuelven temas de organización y procedimiento; la tercera, cuestiones de fondo, que marcan el rumbo del partido y del país en, por lo menos, los cuatro años siguientes. Esto explica la detallada cobertura que los medios informativos del mundo dedicaron a este tercer pleno, que fue el apócope acuñado para identificar la tercera reunión plenaria del décimo octavo comité central del Partido Comunista de China, por si alguien desea usar su denominación oficial in extenso. Ante el alud de informaciones e interpretaciones decidí basar esta nota sólo en las aparecidas en las ediciones en línea en inglés del Diario del Pueblo, órgano del partido, y de China Daily, vocero oficioso del gobierno. No leí el texto del comunicado, de 22 mil palabras, cuya traducción no ha sido publicada, sino los resúmenes y glosas del mismo difundidos en esos portales.

Adelanto la conclusión de este análisis: las decisiones del tercer pleno no equivalen al golpe de timón de Xi Jinping, que algunos analistas esperaban, ni suponen correcciones profundas de las orientaciones de política social y económica, sino a cambios de énfasis, prioridades y secuencias en la continuación de un camino reconocido como exitoso. Así, la trascendencia real del tercer pleno se dejará sentir de manera gradual y no sin ajustes, reorientaciones y rectificaciones, a lo largo de los próximos cuatro años y algunos más: hasta 2020, como dice el documento. Ésta se manifestará en el comportamiento de la economía, juzgado por el ritmo de crecimiento, y los niveles materiales de vida de la población. También, y sobre todo, en el mejoramiento de las condiciones sociales y ambientales y en el rumbo de la evolución de la política interior, expresado en la fluidez de la interlocución entre una ciudadanía cada vez más exigente y los órganos del partido y del gobierno, de la que en ese término se convertirá en la mayor economía del planeta.

Elijo para basar esta conclusión tres o cuatro de las decisiones aprobadas por el tercer pleno, que llegan a 60. El nuevo y más subrayado énfasis en seguir las señales del mercado para la asignación de los recursos, para el desarrollo de nuevas actividades productivas y de servicios, y para la fijación de los precios, con menor número de excepciones, es la principal orientación en materia económica; en tanto que en el terreno social destaca la intención anunciada de flexibilizar el esquema de registro de residencia urbana, que permitirá estrechar, en el largo plazo, la brecha urbana-rural.

La modificación de la política demográfica, quizá la más publicitada, estriba en extender mínimamente el universo de familias urbanas autorizadas a tener un segundo hijo: de las que ambos progenitores son hijos únicos a las que sólo uno de ellos lo es. La política de un solo hijo, en vigor por tres decenios, ha estado cargada de irregularidades. Abatió, sin embargo, la tasa de crecimiento poblacional de 3.34 por ciento en 1970 a 1.21 ahora. Se prevé que entre 8 y 10 millones de parejas más puedan optar por un segundo hijo. La nueva política, que depende de regulaciones locales, se aplicará con lentitud y fuertes diferencias regionales. No modificará, aunque modulará las tendencias de aumento de la tasa de dependencia y de envejecimiento.

Las empresas propiedad del Estado (SOE) estuvieron en la mira de los reformadores. Más de los de fuera de China que de los del país. Los primeros han insistido en la urgencia de desaparcerlas o privatizarlas y no ocultaron su decepción ante la decisión, del tercer pleno, de que la propiedad pública es la principal expresión del sistema económico y, junto con la colectiva y la privada, son los componentes clave de la economía socialista de mercado. Se anuncia un proceso de diversificacion de la propiedad, integrado por el capital del Estado, el capital colectivo y el capital privado; así como la autorización de empresas de capital mixto, de inversiones no estatales en proyectos públicos, de emisión de acciones propiedad de trabajadores y empleados de las empresas mixtas, y de elevar hasta 30 por ciento hacia 2020 el impuesto a las ganancias de capital de las SOE. Se prevé el fortalecimiento de los mecanismos de supervisión y regulación de éstas. En suma, China parece estar descubriendo el concepto y las potencialidades de la economía mixta.

Otro aspecto en que no se fue tan lejos como querían los impulsores de los mercados desregulados fue el de las medidas de apertura financiera. Se permitirá al capital privado establecer instituciones como bancos pequeños y medianos y se acudirá, en forma progresiva, a mecanismos de mercado para la determinación del tipo de cambio del renminbí, y a una liberalización más acelerada de las tasas de interés y de las transacciones en cuenta de capital. Es claro que China desea integrarse mejor a los circuitos financieros globales, pero no ser coto de caza de instituciones financieras privadas que se han visto forzadas a cubrir indemnizaciones por sus excesos especulativos.

Como todo mundo esperaba, el tercer pleno decidió, con gran énfasis, llevar adelante las políticas de reforma y apertura, que han resultado cruciales para el espectacular crecimiento de la economía. Se enumeran los sectores de apertura prioritaria: finanzas (con las limitaciones ya dichas); educación y cultura, y servicios médicos, arquitectónicos, contables y de comercio electrónico. Como en su momento las zonas económicas especiales, serán las áreas de libre comercio –la primera de las cuales ya se estableció en Shanghai– el vehículo de experimentación y el campo de prueba de las nuevas medidas de apertura comercial, a la inversión y a los servicios financieros.

En suma, las decisiones del tercer pleno mantienen la perspectiva de crecimiento rápido (de 6 a 8 por ciento), que resulta notable ante la atonía generalizada de la economía mundial.