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OrchKids ofrece instrucción musical a 800 niños en Baltimore

Premian en EU programa basado en El Sistema venezolano

También reconocieron con el galardón Nacional de Artes y Humanidades la labor comunitaria de otras 10 organizaciones

 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de noviembre de 2013, p. 6

Washington, 23 de noviembre.

Una organización que ofrece instrucción musical a 800 niños en Baltimore, proyecto inspirado en El Sistema, de Venezuela, y un grupo que entrena a estudiantes latinas de Los Ángeles recibieron el viernes el premio Nacional de Artes y Humanidades, junto a otros 10 programas comunitarios de Estados Unidos.

Al otorgar el galardón más prestigioso a programas extracurriculares del país, la primera dama Michelle Obama dijo al auditorio: “Ustedes hacen esto porque saben la diferencia que las artes representan para los jóvenes.

Dar a un niño la oportunidad de pintar sobre un lienzo, de perfeccionar una armonía o de brillar sobre el escenario puede encender las llama de una pasión para toda la vida, agregó. Puede enseñar destrezas como el trabajo arduo y la perseverancia.

Las 12 organizaciones, seleccionadas entre 350 candidaturas y 50 finalistas procedentes de todo el país, recibieron el reconocimiento por utilizar efectivamente las artes y las humanidades para mejorar el rendimiento académico y aumentar las tasas de graduación principalmente en comunidades de escasos recursos.

Uno de los grupos premiados es OrchKids, que desde 2008 brinda tres horas diarias de instrucción musical a 800 niños desde prescolar a séptimo grado en escuelas públicas de Baltimore.

Su director, Dan Trahey, dijo que buscó imitar el modelo venezolano porque le recordó la educación musical que recibió en Michigan durante su niñez, pese a que sus padres no eran adinerados.

El Sistema fue concebido en 1975 para llevar instrucción musical a las zonas marginales de Caracas, con la meta de rescatar a los niños de un entorno de pandillas y drogas. Más de 300 mil niños venezolanos de escasos recursos reciben actualmente instrucción e instrumentos gratuitos.

Ambos modelos giran alrededor del acceso democrático a la música. Y eso ocurre actualmente solamente en algunas zonas de Estados Unidos. En muchas otras, especialmente las pobres, han eliminado la instrucción musical por razones financieras, pese a que justamente en esas escuelas la música puede generar beneficios más importantes, indicó Trahey.

Otro de los ganadores es WriteGirl, agrupación que brinda entrenamiento para hacer literatura, periodismo, guionismo, investigación y otros géneros a 300 niñas en entre octavo y décimo segundo grados en escuelas públicas de alta densidad en Los Ángeles. Cerca de la mitad de las niñas que participan son latinas.

Su directora Keren Taylor explicó que decidió en 2001 comenzar a enseñar a las adolescentes a escribir no solamente porque lo necesitarán en cualquier profesión, sino también como un arma poderosa para expresar y procesar su realidad.

Taylor señaló que el programa resulta de especial utilidad para las jóvenes latinas, ya que muchas hablan con voz suave y no ven con mucha importancia su opinión.

Nos encanta que vengan. Les decimos que pueden decir y escribir lo que quieran. Prosperan con creces, agregó.

La estudiante de secundaria Janel Pineda participa por tercer año consecutivo en WriteGirl, donde incluyeron poemas suyos en dos libros.

El programa me ha transformado en una escritora más capaz y en una persona más segura. Antes no podía dirigirme a una audiencia, y ahora lo hago y lo disfruto, dijo la californiana nacida hace 17 años de padres salvadoreños.

En Orchkids, 100 de los 800 participantes son latinos, y muchos de ellos hablan inglés como segunda lengua, así que compensan sus dificultades para comunicarse en inglés a través de la música. Tocar música latina les hace sentir especiales, dijo Trahey.

Sabrina Caminero, neoyorquina de 21 años que lleva seis meses trabajando como profesora de música en OrchKids, dijo que las vidas de algunos de ellos no son muy buenas. No tienen a sus padres todo el tiempo con ellos, así que los profesores terminamos siendo como sus padres, indicó.

José Meléndez, ingeniero puertorriqueño de 44 años, dijo a que su hija de siete años recién comenzó este año el programa. Es maravilloso... une a nuestros niños, de cualquier raza y color, sin discriminación, en un solo propósito: sentir felicidad por lo que hacen.