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Economist Intelligence Unit

Informe de país

Reformas en China

Diversos movimientos de alto nivel confirman el enfoque en la justicia social

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Artesanías chinas en un mercado de antigüedades de Pekín. Se cree que este tipo de trabajos, que toman calabazas como base para hacer artículos como instrumentos musicales y obras de arte decorado con caligrafía y dibujos, se originaron a principios de la dinastía QingFoto Reuters
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Integrantes de la marina de guerra de China dan la bienvenida a un buque de Pakistán en el puerto de ShanghaiFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Martes 26 de noviembre de 2013, p. 26

La respuesta inicial de The Economist Intelligence Unit al informe emitido al concluir el tercer pleno del Partido Comunista Chino (PCCh) fue pesimista. Nos parecía que el partido intentaba seguir un curso que resultaría infructuoso en la búsqueda de productividad de las empresas de propiedad estatal, sometiéndolas a mayores fuerzas del mercado y competencia. Nos preocupaba que las fechas fijadas para completar las reformas eran demasiado distantes. Creíamos que la renuencia a considerar una reforma política indicaba un profundo conservadurismo.

Estos temores siguen siendo válidos, pero el primer informe posterior al pleno, emitido el 15 de noviembre, hace mucho por restaurar la credibilidad de las intenciones reformistas del gobierno. Diversos movimientos de alto nivel confirman el enfoque en la justicia social, que ha sido uno de los resultados menos inesperados del pleno. Se relajó aún más la política de un solo hijo por pareja, al permitir que las parejas en las que uno de los miembros es hijo único puedan procrear dos, y se abolieron los muy criticados campos de reducación mediante el trabajo, que ofrecían una forma de detención administrativa no judicial hasta por tres años.

El impacto de estos movimientos podría ser menos que dramático. A menudo se ha sobrestimado el impacto de la política de un solo hijo para contener el crecimiento demográfico, y los llamados campos laojiao ya habían sido desactivados en su mayoría. Sin embargo, llevaban largo tiempo entre los pendientes del gobierno, y la decisión de ponerlos en práctica se ha visto como indicio de que el presidente Xi Jinping es capaz de lograr que se hagan las cosas.

Es probable que tengan mayor impacto las acciones para eliminar la distinción entre los hogares urbanos y rurales en municipios más pequeños, que más adelante se extenderán a ciudades más grandes. La gran diferencia en el acceso a los servicios públicos de bienestar entre zonas urbanas y rurales sugiere que estas acciones enfrentarán resistencia de los residentes urbanos, y no se fijó un calendario para la transición.

Mucho más vago fue el compromiso del gobierno de reformar la tenencia de la tierra; aunque parece querer comercializar el proceso de venta de tierras rurales y dar a los residentes del campo más derechos sobre sus tierras, los problemas prácticos continuarán obstruyendo las reformas en este aspecto.

De las demás reformas de justicia social, la que probablemente resulte más innovadora sería la mejora de la independencia judicial, al centralizar la responsabilidad por el manejo del sistema judicial a nivel de provincias. Esto puede ayudar a contener abusos de los funcionarios de estamentos menores del gobierno, cuyo control sobre el sistema ha dificultado supervisarlos. Sin embargo, falta ver con cuánta eficiencia puede operar el nuevo sistema; en el pasado, experimentos de centralización del poder burocrático para evitar abusos en campos como la protección ambiental no dieron buenos resultados.

Difícil aplicación

Muchas de estas reformas serán difíciles de aplicar, por ejemplo, los planes para ajustar el sistema de evaluación de funcionarios del PCCh y sus perspectivas de promoción. El gobierno quiere reducir el papel esencial que ha tenido el crecimiento económico en las evaluaciones, al agregar factores como el incremento de la deuda de los gobiernos locales. El informe posterior al pleno también se refiere con amplitud a medidas para enfrentar la corrupción, lo cual sugiere que ese será el enfoque primordial de la administración actual. Sin embargo, llevará tiempo cambiar la mentalidad de los funcionarios locales en temas como los chanchullos y la mejor manera de ser promovidos, aun si las nuevas estructuras se introducen con rapidez y efectividad, lo cual está por verse.

Hay inquietud también por las propuestas de reforma fiscal, que a primera vista parecen impresionantes. El gobierno buscará mejorar las finanzas de las autoridades locales expandiendo medidas para elevar los ingresos, tales como los impuestos al consumo, a los recursos (sobre la extracción mineral) y a las propiedades (que actualmente se prueban en Shanghai y Chongqing, sin éxito notable).

También aumentará las asignaciones desde el centro para propósitos como seguridad social y proyectos de infraestructura transfronteriza, y mejorará la rendición de cuentas y transparencia presupuestal. Excepto acciones para asumir la deuda de gobiernos locales en el gobierno central (lo cual podría venir después), esto está cerca de lo que se esperaba. Sin embargo, la batalla cuesta arriba que el gobierno nacional ha enfrentado al tratar de impulsar el impuesto a las propiedades muestra lo difícil que será aplicar estas reformas.

Vulnerabilidades sistémicas

La orientación general de estas reformas es plausible, aunque persisten dudas sobre la efectividad y rapidez con que serán implantadas. El pleno menciona 2020 como la fecha para tener resultados claros, lo cual sugiere que muchas de las políticas se integrarán al decimotercer Plan Quinquenal (2016-20), cuya redacción comenzará en serio en 2014. El pleno ha reiterado también el apoyo del partido a políticas del pasado, tales como la liberalización del sector financiero, que incluyó la liberación de tasas de interés, de los tipos de cambio y las cuentas de capital. El pensamiento subyacente en estas reformas parece ser que al ajustar las estructuras de incentivos el gobierno puede impulsar cambios graduales para mejorar la productividad de la economía y la rendición de cuentas de funcionarios, sin causar desestabilización política.

Es un objetivo admirable, pero no está claro si el país tendrá tiempo para emprender un proceso de cambio gradual, aun si Xi y su gobierno pueden superar los obstáculos levantados por intereses ocultos y la inercia burocrática. Si ocurre una crisis económica o social en los próximos cinco años, la agenda cuidadosamente delineada del gobierno podría ser arrojada al caos y se necesitaría una respuesta de emergencia. Tal vez no sea éste el último paquete de reformas radicales que veamos durante la presidencia de Xi.

Economist Intelligence Unit

Traducción de textos: Jorge Anaya

En asociación con Infoestratégica