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EPN: ¿mover a México?

Empleo, un año después

De promesas y resultados

L

a campaña electoral en pos de Los Pinos es una maravilla, un cuento de hadas, en la que al candidato –el que sea– le da por prometer todo, absolutamente todo, sin considerar que si resulta ganador en la rifa del tigre tarde que temprano le recordarán los compromisos asumidos –ante notario o sin él– y le exigirán cuentas. Y a prácticamente un año de distancia, a Enrique Peña Nieto la factura ya le llegó.

Allá por los dorados tiempos de su campaña, el ahora inquilino de Los Pinos reclamaba, no sin razón, que “en los últimos 12 años México ha tenido el peor desempeño en su economía, y la consecuencia de ello es que tengamos un país de más pobres donde no hay empleos ni oportunidades para todos los mexicanos, y donde muchos jóvenes han tenido que dedicarse o desviar su actividad a actividades (sic) ilícitas por no tener otra alternativa… Lo que nuestro país necesita es que haya empleos, empleos dignos, empleos formales y adecuadamente remunerados. Por ello, es indispensable abocarnos a la generación de empleo. Para generar esos empleos dignos, que tanto necesitamos, debemos crecer económicamente… Vas a ganar más por tu trabajo, ya sea en tu negocio o en tu empleo, (porque) darle valor a tu trabajo es darle valor a México”.

Qué bonitos tiempos aquellos de serpentinas y oropel, pero ya con el tigre hambriento a un lado la situación es diametralmente distinta, porque a prácticamente un año de que se instaló en la residencia oficial el desempeño económico ha sido aún peor que el registrado por la dupla panista, lo que ya es decir, y, por lo mismo, el empleo formal escasea, el poder adquisitivo se mantiene a la baja, el bienestar social se reduce, el número de pobres va en aumento y aquello de mover a México no ha trascendido el discurso, con lo que el México que todos queremos (Peña Nieto dixit) se mantiene en lista de espera.

Una de las promesas recurrentes en su campaña electoral fue el del empleo formal (abundante y bien remunerado, según su promesa), pero a casi un año de distancia los números no le favorecen –menos a los mexicanos– y en sus 11 meses de estancia en Los Pinos (primero de diciembre de 2012 al cierre de octubre de 2013) ni siquiera la estadística oficial le ayuda. Hay que reconocerle, eso sí, que no tuvo la desfachatez de Felipe Calderón de autodenominarse presidente del empleo.

Como es costumbre, realidad mata discurso y entierra promesas, y a estas alturas, en sus 11 meses en Los Pinos y en número cerrados, sólo se han generado (información del IMSS, avalada por la Secretaría del Trabajo) 380 mil empleos formales (incluidos los eventuales), en un país que requiere no menos de un millón, mientras los indicadores de informalidad no descienden ni la tasa oficial de desocupación. Y a la vuelta de la esquina está diciembre, cuando tradicionalmente se cancelan alrededor de 200 mil plazas laborales.

Y como bien advierte la Cámara de Diputados, el crecimiento de la población ocupada remunerada no ha podido compensar la caída de los ingresos, lo que se ha traducido en un deterioro de la masa salarial, determinante del consumo nacional. De julio a septiembre de 2013 el número de trabajadores remunerados creció en 0.4 por ciento trimestral, al mismo tiempo que los ingresos reales disminuyeron en 0.7 por ciento. De esta manera, el mayor número de trabajadores no ha podido neutralizar el descenso en los ingresos reales, provocando que el ingreso disponible se redujera en 0.3 por ciento en términos reales. En cuanto a la distribución de personas ocupadas por nivel de ingreso, en el tercer trimestre de 2013 la proporción que gana de cero a tres salarios mínimos fue de 57.8 por ciento y aquellos que obtienen más de cinco salarios mínimos apenas representaron 7.3 por ciento.

En este contexto, ayer el Inegi divulgó los indicadores oportunos de ocupación y empleo, con cifras al cierre de octubre pasado, y en ese mes el gran logro fue que alrededor de mil 600 mexicanos finalmente lograron ocuparse, resultado de una reducción (0.06 puntos), con respecto al mes anterior, en la tasa oficial de desocupación (de 4.97 a 4.91 por ciento), mientras la baja anualizada fue 5.04 a 5.01 por ciento de la población económicamente activa), es decir, nada, dada la proporción del problema.

Si solamente se consideran los indicadores en las 32 principales áreas urbanas del país (con poblaciones de 100 mil habitantes y más, donde se concentra la mayor parte de la población nacional), en octubre de 2013 la tasa de desocupación fue de 5.66 por ciento de la población económicamente activa, una reducción de 0.20 puntos porcentuales con respecto a igual mes de 2012.

El Inegi detalla que en el décimo mes de 2013 la población subocupada, medida como aquella que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, representó 8.9 por ciento de la población ocupada, proporción superior a la registrada un año antes de 8.7 por ciento. El porcentaje de subocupación es más alto en los hombres que en las mujeres, correspondiendo a esta categoría 9.6 por ciento de la población ocupada masculina, frente a 7.8 por ciento de la femenina. En su comparación mensual, en octubre de 2013 este indicador fue mayor en 0.37 puntos porcentuales respecto a septiembre pasado.

Otro importante segmento del México que no se mueve es el del sector informal, en el que sobrevive cerca de 60 por ciento de la población económicamente activa, carente de todo tipo de prestaciones, en especial la relativa a la seguridad social. Lo mejor del caso es que el Banco de México (donde su gobernador, el doctor catarrito, se llevará un aguinaldo cercano a 900 mil pesos) asegura que la reducida generación de empleo en el país es consecuencia del ciclo económico y no de las regulaciones del mercado laboral.

En octubre pasado, y en comparación con igual mes de 2012, la tasa oficial de desocupación se incrementó en 15 de las 32 entidades federativas, y en 19 de ellas tal indicador superó la media nacional. Encabezan la lista Tamaulipas (7.32 por ciento), Tabasco (6.8) y Durango (6.77). En sentido contrario, destacan Campeche (2.49), Guerrero (2.81) y Yucatán (3.31). En el Distrito Federal el citado indicador fue de 5.68 por ciento.

Las rebanadas del pastel

He allí la cruda realidad. Este es el ambiente laboral del país (cifras oficiales) a casi un año de distancia, ya lejana la campaña electoral, y en lista de espera la promesa de mover a México.

Twitter: @cafevega