Las reformas impulsadas por el gobierno y que hasta ahora han sido avaladas por el Congreso no tendrán un efecto mágico en el crecimiento de la economía, aseguró Luis Robles Miaja, presidente del consejo de administración de BBVA Bancomer.

Las reformas estructurales en los campos de telecomunicaciones, educación, financiero y hacendario son de gran calado, pero no surtirán efecto inmediato en el crecimiento de la economía, pues no actúan por arte de magia, expuso.

El año que concluye fue mediocre en términos del crecimiento, observó. Al comenzar el ejercicio el pronóstico se situó en alrededor de 3.5 por ciento y conforme avanzaron los meses se redujo a 1.2 por ciento, que es el previsto por Bancomer, añadió.

Fueron factores coyunturales y no estructurales los que hicieron que los pronósticos de todos fallaran. Sin embargo, a un año vista, estamos ahora mejor de lo que estábamos hace un año, sostuvo. Explicó que, a su juicio, el país se encuentra en mejores condiciones que en 2012 porque ha mantenido las mismas condiciones de fortaleza estructural, como responsabilidad fiscal, estabilidad económica y un sistema bancario fuerte, y por otro lado tenemos una serie de reformas de enorme calado, que evidentemente sus efectos no son inmediatos, agregó.

Las reformas económicas estructurales, expuso, no pueden verse como arte de magia, hacer la reforma y automáticamente poner a trabajar la máquina y producir crecimiento. Pero en su conjunto, las reformas corrigen una serie de circunstancias que era evidente que debían ser corregidas y que de alguna manera justifican que México haya tenido un mediocre crecimiento económico en los últimos 15 años, agregó.

No hay sobreendeudamiento

En 2013 el crédito de la banca al sector privado –empresas y familias– repuntará a una tasa de entre 8 y 9 por ciento anual, que reflejará la desaceleración de la actividad económica, expuso Vicente Rodero, director general de BBVA Bancomer. Sin embargo, apuntó que el próximo año, y con una previsión de crecimiento en torno a 3 por ciento, el crédito de la banca aumentará a un ritmo cercano a 12 por ciento, es decir, tres veces más que la dinámica mostrada por el PIB.