Política
Ver día anteriorMartes 3 de diciembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Vaca Muerta
E

l petróleo ha devastado a la humanidad con guerras, crímenes, golpes de Estado, invasiones y conspiraciones malditas, dice el periodista argentino Luis Bruschtein, de Página 12. Es la selva en la que nos van a meter el gobierno de EPN y el PAN.

Se han escrito, especialmente en Argentina, millones de líneas ágatas con el tema de la expropiación que realizó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) a la petrolera Repsol. Escritores y periodistas a favor, y otros a favor… de Repsol.

El último capítulo del enfrentamiento con YPF se fue desplegando en las tres últimas semanas. La estrategia de Repsol era aislar a Argentina para obligarla a negociar en una situación desfavorable. Vaca Muerta –escribe Bruschtein– fue una carta de doble filo, porque Argentina necesitaba inversiones para su explotación y eso era una presión en contra. Repsol tenía aliados importantes en Argentina: un fuerte lobby mediático que insistía en que había que pagar lo que su presidente Antonio Brufau exigía y en las condiciones que planteaba. CFK y su actual ministro Kicillof estaban muy lejos de aceptar la exigencia española, y en la misma posición en contra estaba Pemex, como accionista de Repsol.

En la primera ronda, Brufau exigió 12 mil millones de dólares. El gobierno ofreció 5 mil millones, pero mil 500 de esos 5 mil debían ser invertidos en Vaca Muerta. Brufau rechazó lo que le pareció un insulto. El representante de Pemex y otros directores cuestionaron la estrategia de Brufau, pero rechazaron la propuesta argentina. En la última fase de la negociación, que se realizó en Buenos Aires, Argentina pidió que no participara Brufau. El gobierno ofreció entonces pagar 5 mil millones en bonos de deuda sin plantear las inversiones en Vaca Muerta, y Repsol hubo de aceptar después de una intervención de Pemex frente al gobierno español. Argentina ganó en toda la línea, pero tiene frente a sí un problema tecnológico, y de inversiones para desarrollar uno de los yacimientos más grandes del mundo, ubicado en la localidad de Vaca Muerta.

El debate respecto a una asociación de YPF con capital privado o público de otro país tendría que centrarse en las condiciones de esa asociación, las que dependerán en gran medida de las circunstancias, de la urgencia de cada parte y la relación de fuerzas entre ambas a partir de sus necesidades y sus aportaciones. En cada momento, cada quien hará un balance de costos y beneficios para aceptar o rechazar condiciones. No hay una receta dada para todos los casos. La única condición fija es la defensa del interés nacional, en este caso argentino. Evidentemente Argentina posee los instrumentos institucionales para esa defensa.

La historia: en junio de 1999 Repsol se hizo con el control de 98.2 por ciento de las acciones de YPF por 15 mil millones de dólares, y pasó a llamarse Repsol-YPF. En noviembre de 2011 Repsol-YPF se equivoca y anuncia el mayor descubrimiento de petróleo de su historia en el área de Vaca Muerta, en el suroeste de Argentina. En enero de 2012 el gobierno argentino denuncia a Repsol-YPF y a otras cuatro petroleras por abuso de posición dominante en el mercado de gasóleo. En marzo el gobierno retira las licencias en las provincias de Mendoza, Salta, Río Negro y Neuquén. En abril, la presidenta argentina, interviene YPF y envía al Congreso un proyecto de ley para expropiar 51 por ciento de las acciones de Repsol; desde México, Rajoy dice que la expropiación de YPF rompe el buen entendimiento bilateral, y anuncia medidas encaminadas a limitar las importaciones de biodiesel de Argentina en represalia. En mayo la Cámara de Diputados argentina aprueba la ley de expropiación de YPF, y Repsol inicia un proceso para llevar a arbitraje la nacionalización de YPF, al tiempo que demanda al gobierno de CFK ante un tribunal de EU. En agosto YPF presenta un plan hasta 2017 en el que prevé atraer inversiones por 37 mil 200 millones de dólares. En septiembre YPF denuncia presiones de Repsol para que otras compañías no se asocien con la petrolera argentina. En diciembre YPF acuerda convenio con Chevron para invertir en Vaca Muerta, mientras el Ciadi (institución del Banco Mundial diseñada para propiciar la solución de disputas entre gobiernos) admite a trámite la demanda de arbitraje presentada por los españoles, mientras una semana después YPF avanza cerrando un acuerdo con Bridas, de capitales argentinos y chinos, para invertir en Vaca Muerta.

En marzo de 2013 YPF firma memorando con la estadunidense Dow para invertir en Vaca Muerta. En junio Venezuela y Argentina firman memorando por el que la empresa venezolana Pdvsa apoyaría a YPF en exploración y explotación de Vaca Muerta. En julio el gobierno argentino hubo de solicitar ante el Ciadi medidas cautelares para evitar que Chevron (su socio) explotara activos del yacimiento de Vaca Muerta. Finalmente, noviembre de 2013: Repsol dobla las manos, entre otras cosas para no averiar sus relaciones con Pemex (¿cuáles serán sus planes en México?).

Argentina ha aprendido una lección: le abrió las puertas a Repsol (pudo ser cualquiera otra trasnacional del petróleo) y los argentinos, sin la determinación de su gobierno, habrían quedado muy al margen de una riqueza fabulosa enterrada en su propio territorio.

Frente al descubrimiento de un gran yacimiento, quite usted de esta historia al gobierno argentino y ponga al mexicano: ¿qué habría ocurrido?