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El corazón del dirigente no sufrió alteración mayor, revelan estudios clínicos

Favorable evolución de López Obrador; pasa de terapia intensiva a intermedia
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Andrés Manuel López Beltrán, hijo del político tabasqueño, participó en el cerco que integrantes de Morena efectuaron en el SenadoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de diciembre de 2013, p. 7

Andrés Manuel López Obrador, ya fuera de peligro, evoluciona favorablemente, sin ninguna complicación, del infarto agudo al corazón que sufrió el pasado martes. Ayer salió de la unidad coronaria (terapia intensiva) y fue trasladado a la de terapia intermedia del hospital Médica Sur. Ahí continuará su recuperación hasta ser dado de alta.

El reporte entregado ayer por el director médico del nosocomio, Octavio González Chon, señala que dan cuenta de la mejoría los resultados de diversos estudios clínicos practicados al dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

El informe difundido por el área de comunicación social de Morena menciona que López Obrador ya no presentaba síntomas de alteraciones en la circulación sanguínea, el funcionamiento de venas y arterias se encontraba estable y el corazón trabajaba de manera regular.

El político tabasqueño tampoco tenía dificultad respiratoria. Al momento de su ingreso al hospital, la madrugada del martes, su situación era anormal en ésos y otros indicadores clínicos.

Luego de la angioplastia con colocación de stent (prótesis endovascular) al que fue sometido el ex candidato a la Presidencia para restablecer la circulación sanguínea de la arteria descendente anterior, los médicos también le practicaron un electrocardiograma, que arrojó los resultados esperados.

Daño reversible

El daño y sufrimiento que tuvo el miocardio por la obstrucción arterial (por placas de colesterol y coágulos) es reversible con tratamiento médico. De las pruebas se concluye que el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal es hipertenso.

Los médicos también realizaron un ecocardiograma, estudio de imagen (ultrasonido) que identificó un funcionamiento adecuado del corazón, con expulsión de sangre por arriba de 60 por ciento en cada latido. Lo normal, de acuerdo con un especialista consultado, es que dicha expulsión sea superior a 50 por ciento.

El estudio también dio cuenta de que el corazón de López Obrador no sufrió alteración mayor. Eso se debe, explicó el médico entrevistado por La Jornada, a que la obstrucción de la arteria se eliminó en un tiempo corto.

Por otra parte, el médico Hermes Ilarraza, jefe del servicio de rehabilitación cardiaca del Instituto Nacional de Cardiología, aseguró que después de un infarto al corazón, el paciente puede llevar una vida plena, pero debe entrar en un proceso de renovación y entendimiento sobre su nueva situación de salud, identificar sus factores de riesgo y cambiar en definitiva sus hábitos para evitar llevar una vida miserable.

El especialista asistió a la presentación de la estrategia Nado por mi Corazón –de la Secretaría de Salud–, que forma parte del programa contra la obesidad.

Ahí comentó que, como parte de la rehabilitación, los pacientes también deben aprender a controlar sus emociones.