Opinión
Ver día anteriorMartes 10 de diciembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Los bienes, para el patrón

Los males, para los demás

De cercos, tomas y norias

D

icen los clásicos que los bienes están para remediar los males, pero en el caso de México los bienes de la nación están para incrementar aún más los de por sí voluminosos bienes del gran capital. Lo que para sí a los mexicanos les llevó décadas construir, al inquilino de Los Pinos y gestores que lo acompañan sólo les tomó unas cuantas horas entregar a los corporativos nacionales y a las siempre solidarias trasnacionales. Y al que no le guste, que organice cercos, tome tribunas o le dé vueltas al Ángel, que para el efecto da lo mismo, porque el resultado no se modifica.

Bajo la premisa de que nada ni nadie detendrá el nuevo negocio privado (ventas totales por 130 mil millones de dólares al año, y contando y ganancias netas antes de impuestos de 70 mil millones de billetes verdes cada 12 meses), el primer gerente de la República privatizada y los gestores disfrazados de legisladores dejan a los mexicanos el pago de la creciente deuda de Pemex, y al gran capital los jugosísimos beneficios del oro negro e industrias asociadas.

Por decisión del grupúsculo en el poder, los mexicanos pagarán con creces: por los innumerables excesos y estropicios cometidos y causados por cinco gobiernos al hilo (de MMH a Calderón) en su intento de privatizar Pemex a costa de lo que fuera, más el daño causado –ese sí directo a la entrepierna– por Enrique Peña Nieto y gestores afines y, al mismo tiempo, por la pérdida de la renta petrolera que ahora le pertenece al gran capital. Los silenciosos habitantes de este país quedaron con la voluminosa deuda y el espantoso tiradero, y de cereza pierden el ingreso petrolero. Negocio redondo, aunque no precisamente para los nativos.

Mientras la izquierda progresista (todas las corrientes se autocalifican así y cada una de ellas dice ser la verdadera) cercó el Senado de la República (bananera), tomó la tribuna y le da vueltas a la noria disfrazada de Ángel de la Independencia, los gestores con escaño palomearon el dictamen que autoriza la entrega del oro negro y otras cositas: PRI, PAN y PVEM aprobaron en lo general y en comisiones la reforma energética que abre al capital privado, nacional y extranjero, la explotación del petróleo y sus derivados así como la generación de electricidad. Se aprobó con 24 votos a favor y cinco en contra (La Jornada, Andrea Becerril y Víctor Ballinas). Y ello sucedió con todo y toma de tribuna, más el cerco extramuros.

Dados los nulos resultados obtenidos en tres décadas (de la privatización de la minería a la del petróleo y la electricidad; de las siderúrgicas a la banca; de las líneas aéreas a los ingenios azucareros; del Ficorca al Fobaproa, y lo demás que se queda en el tintero), bien haría la izquierda progresista en reformular tácticas y estrategias para detener la entrega de los bienes nacionales a los de siempre. Obvio es que las hasta ahora utilizadas no han funcionado, han sido rotundamente infructuosas y nada han detenido (la entrega de mil 150 empresas del Estado a manos privadas lo confirman, digo por si alguien tuviera dudas). Más obvio que nunca, pues, y la caminata itinerante en torno al Ángel de la Dependencia es sintomática: vueltas y vueltas por el mismo camino, a la noria, sin llegar a ninguna parte y sin resultado alguno. Arde, pero es verdad más que documentada.

Igual de fallida ha sido la sempiterna promesa de los tecnocráticos privatizadores, es decir, aquella que a los mexicanos garantiza, desde hace tres décadas y seis gobiernos, que con tal o cual desincorporación (aquí anote el sector o la paraestatal que más le guste o le provoque nostalgia, que total hay mucho de dónde escoger) México alcanzará el primer mundo y los nativos el nivel de bienestar de los noruegos. Y con la entrega del petróleo la cantaleta se repite.

La clase político-empresarial saqueó los anaqueles del Estado, hizo lo que se le pegó la gana, abusó y atracó a manos llenas (los resultados ya los conocemos), pero eso sí, nunca dejó de prometer a los mexicanos que a cambio de la depredación y de las medidas dolorosas, pero necesarias habría progreso, abundancia y bienestar, tanto que seríamos envidia de los noruegos y ejemplo para la humanidad. Se trata, pues, del cuento de la lechera a la mexicana, pero sus autores, eso sí, se retuercen cuando les reclaman y más si los mandan a chingar a sus respectivas progenitoras, que deben ser unas santas.

Con la aprobación de la reforma energética también se moderniza el muro de honor del Senado de la República (bananera), en el cual, hasta ahora, aparece, en letras de oro la leyenda La Patria es Primero, frase de Vicente Guerrero. Los senadores crearon un fideicomiso privado –con recursos públicos, desde luego– para que se cambien algunas palabras, y a partir de ya se sustituyan con otras más realistas y actuales para que tal leyenda quede así. Los Business son Primero (frase del inquilino de Los Pinos, y los senadores priístas y panistas, más los bufones verdes). Lo mismo sucederá en la Cámara de Diputados, pero aún no es su turno.

Imaginen, mexicanos mortales, de qué tamaño serán los negocios y las comisiones a recibir tras la reforma energética (no para ustedes, por supuesto). Prueba de ello es que armado está todo un ejército de ex funcionarios (hay de chile, dulce y manteca; desde tiempos de López Portillo a los de Calderón; ex secretarios de Hacienda y de Energía; ex subsecretarios, ex directores generales de Pemex, ex diputados y senadores, y muchos más, conocedores de las entrañas de Petróleos Mexicanos) que se ha puesto al servicio del gran capital para que la modernización sea exitosa. Lo dicho: ¿quién es el guapo que va a tirar un negocio de 130 mil millones de dólares en ventas y 70 mil millones en utilidades, cuando nadie fue capaz, siquiera, de detener la venta de bicicletas Cóndor o la fábrica de pantalones Cadena?

Qué tristeza. Tal vez la fórmula de supervivencia debe arrancar no con la reconstrucción, sino con la reinvención del país, y un buen inicio es la limpieza profunda de la clase político-empresarial que lo ha descuartizado, y ultrajado a sus silenciosos habitantes. Pero como van las cosas, lo seguirá haciendo, mientras otros, como solución, le dan vueltas al Ángel.

Las rebanadas del pastel

La buena: modificado el artículo 25 constitucional, la Secretaría de Hacienda ya no podrá saquear Pemex y quedarse con toda la renta petrolera; la mala, que ahora el saqueo corre por cortesía del gran capital.

Twitter: @cafevega