l gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, anunció el martes que el estado dispone de 455 millones de pesos para construir el primer edificio de la Ciudad Creativa Digital de la zona metropolitana de Guadalajara. Este inmueble albergará el Centro de Innovación para el Aceleramiento del Desarrollo Económico, un centro de negocios, una incubadora de empresas y, además, integrará 20 pequeñas y medianas empresas, así como dos empresas globales de animación digital.

No cabe duda que Ciudad Creativa es un proyecto maravilloso. Ojalá algún día evolucione a algo más que eso. Si usted vio la película El campo de los sueños seguramente le resultará familiar la frase si lo construyes, ellos vendrán. Con esa premisa, un modesto granjero construye un campo de beisbol en medio de un maizal, con la promesa (de un fantasma) de que ahí jugarían varios beisbolistas –ya fallecidos– el Juego de las Estrellas. En la cinta, después de los esfuerzos del moderno Noé, aparecen los fantasmas y juegan un épico partido.

Este símil viene a cuento porque ahora los herederos de este proyecto transexenal, que ha dado ya para múltiples inauguraciones y relanzamientos, suponen que al crear un hábitat a lo Google transformarán San Juan de Dios en el Valle del Silicio región 4. Lo que soslayan estos improvisados promotores de la tecnología como palanca de desarrollo es que podremos construir edificios con hermosos muros verdes, dotarlos de incitadoras tumbonas, ponerles futbolitos y hasta algunos locales con comida orgánica.

Lo que no se está tomando en cuenta es que las mentes brillantes van en busca de dos cosas: interacción con sus semejantes y sueldos acordes con sus habilidades. No hay razón por la cual una persona con las cartas credenciales para ganar un sueldo en dólares en California opte por Guadalajara por la misma cantidad, pero en pesos. Eso sin contar la indefensión de la propiedad intelectual en México.