e acuerdo que estoy en contra de los sentimentalismos fervorosos y populistas.

Me acuerdo que vi una película de Bellocchio sobre Mussolini.

Me acuerdo que Primo Levi y Jean Améry estuvieron en Auschwitz y Paul Celan no.

Me acuerdo que dicen que Marx dijo que la religión era el opio de los pueblos.

Me acuerdo que Hugo Chávez fue un caudillo de izquierda muy cristiano, su funeral fue semejante al de los papas.

Me acuerdo que estoy haciendo Pilates y Feldenkreiz; ¿se habrá fortalecido mi espalda?

Me acuerdo que hay quienes quisieran que Sor Juana hubiese sido sólo una santa.

Me acuerdo de unos versos de Jorge Manrique: ¿Que se fizo aquel trovar...? ¿Y la región más transparente?

Me acuerdo que no sé qué pasó con esa eterna primavera que distinguía a México de las demás naciones del orbe.

Me acuerdo que a la edición de Porrúa que compré de Los hijos del capitán Grant le faltaban más de 50 páginas, nada menos que un terremoto, una avalancha y un vuelo de cóndor.

Me acuerdo que cuando releo a Julio Verne, vuelvo a la adolescencia, espero que no sea grave.

Me acuerdo que Marilyn Monroe se parece a La dama boba de Lope de Vega, decían que era tonta y sin embargo leía.

Me acuerdo que no sé bien que diferencia hay entre las palabras improbable e imposible y por más que me lo expliquen las confundo.

Me acuerdo que confío en que cuando Francisco Papa habla de perdonar los errores ajenos no se refiera ni a Maciel ni a Videla.

Me acuerdo que anoche releí Berenice, de Edgar Allan Poe: los dientes como alegoría.

Me acuerdo que cuando se penetra en la bahía de Río de Janeiro, esos paisajes aparecen como raigones perdidos en los rincones de una boca desdentada, escribió Lévi-Strauss en Tristes trópicos.

Me acuerdo que los dientes propician declinaciones.

Me acuerdo de la piel de nuestros dientes: proverbio: ¿inglés o en inglés?

Me acuerdo que siempre me pregunto ¿La mar procelosa de la que hablan los papas será la de los cardenales?

Me acuerdo que leí esta noticia que me divirtió mucho: ¡Carne de caballo en las albóndigas de Ikea!

Me acuerdo que destruir libros o periódicos es volver a la Inquisición o al nazismo, negar que el Holocausto existió es igualmente abominable.

Me acuerdo que cuando abro el periódico o leo un tuit, una nueva ciudad mexicana se vuelve la más peligrosa del mundo.

Me acuerdo que conocí a un científico especialista en nanoteconología que no podía usar su iPhone: tenía los dedos muy gordos.

Me acuerdo que una letra más, una letra menos, y se altera por lo menos el mensaje.

Me acuerdo que los caracteres y los espacios adquieren proporciones épicas en las redes sociales.

Me acuerdo que es evidente que los dedos me juegan malas pasadas, hacen de los delgados unos gordos delegados.

Me acuerdo de un error de dedo tuitero: años por niños.

Me acuerdo que Markson escribió muy buenas novelas policiacas, quizá demasiado eruditas, y terminó escribiendo fragmentos donde la erudición se pulveriza.

Me acuerdo que según Markson tal o cual escritor escribía de pie, otro en la cama, y él, sentado, escribiendo un texto que no es una novela.

Me acuerdo que por Markson sabemos que tal o cual murieron de cáncer, de tuberculosis, de infarto, de epilepsia, de locura, de sífilis, de sida, de párkinson, etcétera.

Me acuerdo que Esto no es una novela, de David Markson, es como un gran obituario de los artistas y de la novela en tanto que género literario.

Me acuerdo que el ser al que espero no es real, dijo Barthes.

Me acuerdo que el ser amado es reconocido por el sujeto amoroso como atopos, es decir inclasificable: Barthes.

Me acuerdo que un meteorito puede ser más devastador que el amor: aniquiló a los dinosaurios.

Me acuerdo que el meteorito generó 950 heridos y, de manera meteórica, más de 12 mil tuits.

Me acuerdo que Tito Monterroso escribió que el dinosaurio todavía estaba allí.

Me acuerdo que ya es una noticia confirmada científicamente: un meteorito acabó con los dinosaurios.

Twitter: @margo_glantz