Política
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Astillero

¿Qué sigue?

Revanchismo autoritario

Confusión de la izquierda

#CongresoPopular

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¿Y AHORA?. Mensaje de Andrés Manuel López Beltrán a simpatizantes de Morena, ayer, al concluir la sesión en la Cámara de DiputadosFoto Carlos Ramos Mamahua
E

l libreto se cumplió. El combo priísta operador de las cámaras, integrado por Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, sacó adelante las sesiones y las votaciones en el Senado y en San Lázaro, incluso con economía procesal en el caso de los diputados, donde el controlador sonorense aprovechó las rutinas protestantes de última hora de las bancadas de izquierda para, con ese pretexto, ahorrarse trabajos dictaminadores en comisiones y prolongaciones absurdas de agonía aritmética, de tal manera que en recinto alterno, con artimaña reglamentaria y en absoluto desdén de lo que los opositores dijeran en tribuna, ayer culminó la primera parte (la más importante, clave) del proceso de modificaciones constitucionales y legales que abren una puerta mayor de lo originalmente considerado a corporaciones trasnacionales y capitales nativos para compartir las utilidades del negocio energético, destacadamente el petrolero pero no sólo éste.

Como era natural, Enrique Peña Nieto expresó su satisfacción por el desenlace que ya había anunciado en junio de este año mediante declaraciones al Financial Times, en el contexto de una reunión con el G-8, en el sentido de que habría los cambios constitucionales necesarios para dar certidumbre a los inversionistas privados en asuntos de gas y petróleo liberalizados. El mexiquense había explicado que su seguridad en que se alcanzarían estas metas privatizadoras provenía de que así se había acordado en el Pacto por México. El desparpajo informativo de EPN generó turbulencias en el país que fueron apaciguadas mediáticamente con la cantaleta (desde entonces sabidamente falsa y ahora plenamente confirmada tal mendacidad) de que no habría privatización alguna y que el petróleo y otras riquezas nacionales seguirían siendo de los mexicanos.

Conseguido el triunfo peñista y panista en el plano legislativo federal, queda la cumplimentación en los congresos estatales, donde la ruta será más fácil, pues con absoluta holgura controlan el PRI y el PAN las cámaras de más de 17 entidades (para cerrar el ciclo de la aprobación a las reformas constitucionales se necesita que sean confirmadas por la mitad más uno de los estados de la República), además de que los gobernadores del bando cuatricolor (verde, rojo, blanco y azul) suelen tener comiendo de la mano a muchos legisladores de la izquierda plurinominal y suelen mover a contentillo a la mayoría de los medios masivos de comunicación. La ruta final, pues, es de mero trámite.

El cierre tajante de una época (adiós a los vestigios de lo revolucionario, adiós a lo que quedaba del nacionalismo), a pesar de estar tan anunciado, instaló desde ayer en muchos mexicanos una sensación que combina frustración y enojo pero también desasosiego. El golpe con el que el peñismo está cerrando su ciclo de rediseño del sistema abona vaticinios muy negativos. Desde luego, la consolidación revanchista del autoritarismo priísta reinstalado en 2012 a base de ríos de dinero (parte de él, legal). La clase política de tres colores se asienta y además contará con recursos subterráneos suficientes (con los nuevos negocios en curso, petrolero el principal) para tratar de mantenerse por largo tiempo en el poder, repartiendo rebanadas a los opositores pactados, que son el maderismo y el calderonismo panistas (peleados entre ellos, pero no respecto a Los Pinos) y el perredismo chucho (cuya función actual es simular enojos y plantear resistencia de largo plazo que desembocará en las próximas urnas). Además, esos administradores locales de los negocios trasnacionales contarán con el respaldo multifactorial de las corporaciones y los gobiernos que a partir de ahora incorporan los energéticos mexicanos no sólo a sus contabilidades y maniobras especulativas sino a sus políticas de seguridad nacional.

Frente a ese golpe que no se generó en horas o días recientes, sino que es producto de un largo proceso, la oposición de izquierda muestra confusión (real o fingida) que en el fondo deja el camino libre al afianzamiento de las maniobras pripanistas. El PRD y Morena insisten en la realización de cercos a los congresos estatales el año entrante, como si de verdad pudieran hacer en las entidades lo que no pudieron o no quisieron en la capital del país. El sol azteca reitera, por su parte, la importancia de una eventual consulta popular en 2015, cuyos términos políticos y jurídicos siguen dejando su viabilidad en manos de los mismos poderes dominantes. Es probable que, a falta de mejores planes, Morena se adhiera a esa propuesta también impulsada por Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard y René Bejarano.

Por lo pronto, el PRD anunció un plantón en el Ángel de la Independencia, donde terminaba de realizar una insustancial caminata de 75 horas en defensa del petróleo. Además, los líderes del sol azteca han comenzado a perfilar la modalidad mediante la cual sostendrán su colaboración con el peñismo pues, aun considerando que el Pacto por México está muerto, no asumirán una actitud autista y seguirán buscando la construcción de acuerdos. Y Andrés Manuel López Obrador, según reporte de su hijo que lleva los mismos nombres, está físicamente bien pero triste por no haber podido participar en acciones de resistencia civil, con una fecha aún imprecisa para reincorporarse a actividades relativamente normales.

Y, mientras cambian los patrones de transmisión y audiencia de espectáculos masivos, con la final del futbol mexicano transmitida sólo en su primer partido a través de Internet, televisión de paga y salas de cine (UnoTv, Youtube, Fox Sports y Cinépolis), y no en transmisión abierta (con Televisa y Televisión Azteca como únicos controladores), pues en el fondo la contienda no es precisamente entre León y América, ni entre el premundialista Miguel Herrera y el entrenador del equipo del Bajío, Gustavo Matosas, sino entre Carlos Slim y Emilio Azcárraga Jean, ¡feliz fin de semana, con la idea del #congresopopular, que desconocería políticamente al actual congreso entreguista y generaría alternativas, prendiendo en las redes sociales!

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