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De nuestras Jornadas

Crisis recurrente

E

stas líneas se escriben al mismo tiempo que la nómina y los aguinaldos de los trabajadores del gobierno estatal y de los maestros del sistema de educación pública siguen sin ser depositados en sus cuentas bancarias. ¿La causa? No hay dinero.

La administración que encabeza Fausto Vallejo Figueroa necesita con urgencia 3 mil 500 millones de pesos. Hasta la tarde de este jueves, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no había respondido la solicitud de apoyo urgente. La situación es crítica y recurrente.

Programas de austeridad van y vienen, pero el fondo del problema radica en que desde hace décadas el gobierno del estado es el principal empleador en Michoacán, pues la iniciativa privada no invierte lo suficiente para generar más empleos y cubrir la demanda laboral.

Por otro lado, los recursos que cada año maneja la Secretaría de Educación en el Estado absorben prácticamente 40 por ciento del presupuesto del gobierno, y más de 90 por ciento del dinero que recibe esta dependencia se usa para pagar los salarios de los maestros. Estamos hablando de alrededor de 20 mil millones de pesos.

Mención aparte merecen las minutas de acuerdos que el Ejecutivo firma cada año con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que absorben alrededor de mil millones de pesos, según han confirmado los titulares de la Secretaría de Finanzas de las recientes administraciones estatales.

Todos estos factores han propiciado que año con año las finanzas públicas de la entidad cierren en números rojos, con un déficit de miles de millones de pesos, y que los gobiernos de los 12 años recientes (encabezados por Lázaro Cárdenas Batel, Leonel Godoy y Vallejo Figueroa) hayan tenido que recurrir en algún momento al endeudamiento. La contratación de créditos bancarios se salió de control y no se vio reflejada en inversión pública productiva.

Así pues, el gobierno de Michoacán necesita una reingeniería total si es que realmente se quiere cambiar el estado de las cosas.