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Migración: el estado cultiva viento

L

a relación entre migración y bienestar es compleja, pero hay rasgos definidos: la movilidad humana ocurre por los más diversos motivos, pero los más importantes se relacionan con deficiencias en las oportunidades en los lugares de origen, ya sea empleo, salud, seguridad o paz. Los flujos más relevantes son los que van de sur a norte, ya sea en América Latina hacia Estados Unidos o Canadá, o del norte de África hacia Europa central.

La expulsión de la población trae como consecuencia grandes desventajas: se transfieren importantes inversiones sociales y humanas a los países que reciben a esas personas, que contribuyen con su energía a la creación de riqueza en los países del norte. Por ello, es claro que esa migración y movilidad por motivos de injusticia de origen debe ser evitada y combatida por políticas públicas inteligentes y decididas.

La migración también significa destrucción de hogares, niños sin figura paterna o altísimos riesgos para la sobrevivencia (véase el caso de los centroamericanos a su paso por México). Aunque algunos piensan que las remesas de los migrantes a sus familias son una recompensa equivalente para el país, lo cierto es que éstas no generan desarrollo, pues se usan para consumo directo y no forman capital que pueda reproducirse; únicamente alivian la presión social de la situación de injusticia que provoca la migración Sur-Norte.

Aunque lo señalado es bien conocido por los gobiernos de Centroamérica y México, sus políticas migratorias son nulas y francamente retrógradas. En este país no se garantizan mínimamente los derechos humanos de las personas que viajan hacia el norte y tampoco hay políticas para evitar la expulsión de su población hacia Estados Unidos.

Un indicador de la importancia que tiene la migración para el gobierno de estado es el presupuesto. En el año que termina el organismo encargado del tema ejerció la ridícula suma de 14 millones de pesos, y para el año que viene serán solamente nueve millones, lo que deja ver que el asunto no es prioritario.

Se pueden hacer homenajes y poner muchas flores en los monumentos a los migrantes, pero si no hay políticas ni presupuestos efectivos, todo es vano. Zacatecas debería entenderlo mejor que nadie.