Opinión
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Libros de teatro
C

omo cada final de año,aprovecho el espacio que me concede La Jornada para hablar de los libros de teatro que me han sido regalados en 2013 como una muestra de mi agradecimiento y, de paso, como sugerencias para regalar en los intercambios habituales en estas fiestas. Los estudiantes de teatro, los miembros de grupos en los diferentes puntos del país, pueden encontrar en mis artículos algún texto que no conozcan y en todos estos casos me doy por bien servida. Empecemos la revisión con los volúmenes editados por El Milagro,una de las editoriales especializadas de mayor relevancia en el país, muchas veces en coedición con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

Locus solus, antología de monólogos recogidos por Édgar Chías. Contiene: Campo de estrellas, de Luisa Josefina Hernández, tiernos recuerdos de la madre muerta; Los camaleones, de Óscar Liera, muestra a una joven repitiendo su tesis acerca de la homosexualidad, con temor de ser un miembro de ésta, no aceptada por el padre; en Los camaleones, de Sergio Galindo, el velador de un teatro espera a los actores para un ensayo y se supone que están muertos; con Malas palabras, de Perla Szuchmacher, una niña reflexiona acerca de la adopción tras descubrir que es adoptada; Los dientes, de Sabina Berman, es la interacción de unos descomunales dientes con la enfermera y el dentista a los que traga; de Martín Zapata es El misterio de Abel Brokenhaus, en que vemos a un Abel encerrado que planea matar a su hermano Caín; Pipí, de Jaime Chabaud, es el dilema de un niño-niña temeros@ de orinar sus pañales; en El llanto del verdugo ,de los hermanos Javier y Antonio Malpica, presenciamos la venganza de una mujer contra un estdunidense por el solo hecho de serlo; con Frida Kahlo: viva la vida, de Humberto Robles, vamos de la introspección a la extrospección; Odio a los putos mexicanos, de Luis Enrique Ortiz Monasterio (Legom), exhibe el temor de los estadunidenses al diferente; La pequeña Mozart, de Iván Olivares, es contra el machismo y recuerda Un cuarto propio, de Vitginia Wolf; Martín López Brie presenta en Tiresias Jam al transexual adivino temeroso de beber las aguas del Leteo; ¡Tengo un arma!, de Alberto Sosa, da cuenta de un farolón; Richard Vikeira está presente con Careo, en que un mismo actor cambia de máscara y habla según sea ésta; el lenguaje es lo más importante de Para satisfacción de los que han disparado con salvas, de Alberto Villarreal; y con Escribí mi amor con un cuchillo en la espalda, texto de Iván Arizmendi y Javier Márquez en la voz de una fotocopiadora que es incapaz de producir un nuevo texto, cierra el volumen.

También de El Milagro, en su serie El Apuntador, se puede conseguir lo último escrito por y acerca de Juan José Gurrola recopilado porAngélica García y Alegría Martínez, también autora de la muy documentada introducción con el título El teatro: juego de secretos y el subtítulo Complicidades y entrevistas en que el talentoso, casi genial, innovador del teatro (aunque a veces algunas de sus teorías parecen una de sus muchas burlas), expone sus ideas de lo que es el arte escénico. En esta misma serie apareció Escribir sobre teatro, de Vicente Leñero, en que el dramaturgo insiste en su defensa del texto dramático y el realismo, ya casi obsoleto para muchos teatristas, revisa algunas obras y autores de los siglos XIX y XX, la existencia del Teatro Insurgentes y otros temas.

En coedición con Conaculta y por esta vez con LATR Book, El Milagro editó en un mismo volumen de su serie de Teatro dos obras de Sabina Berman con prólogo de Stuart A. Da y El narco negocia con Dios, especie de thriller con narcos en que la autora experimenta con la dramaturgia al plantear que la acción se detiene con campanadas de reloj y continúa cuando suenan de nuevo, repitiendo aunque no de manera exacta, las acciones anteriores; detrás de ese artificio hay una reflexión acerca del bien y del mal. Testosterona desarrolla su acción en la sala de un periódico en noche de año viejo cuando se planea sustituir al subdirector y se urden todos las adulaciones y todos los chantajes.