Sociedad y Justicia
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Confinarlos en estrechas jaulas no sólo es cruel sino puede repercutir en consumidores

Abogan por un trato más humanitario hacia gallinas y cerdos de granja

En diversos lugares este método de crianza ya ha sido eliminado o está en vías de serlo

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Vista de una granja avícola en JaliscoFoto Arturo Campos Cedillo
 
Periódico La Jornada
Jueves 26 de diciembre de 2013, p. 34

El sistema industrializado de producción de huevo y carne de puerco vigente en la mayor parte del mundo condena a miles de gallinas y cerdos a pasar varios años en pequeñas celdas de confinamiento, expuestos a sufrimientos físicos y sicológicos al no poder realizar sus movimientos naturales, lo cual no sólo es un acto de crueldad en contra de los animales –justificado por motivos de ganancia económica–, sino incluso puede dañar a los seres humanos que los consuman, advirtió Elissa Lane, directora adjunta de la organización Humane Society International (HSI).

Durante las últimas décadas, tanto en México como en Estados Unidos la mayoría de la producción de huevo y carne de cerdo proviene de sistemas cada vez más industrializados que conllevan problemas de bienestar animal, porque confinan a las gallinas ponedoras en celdas reproductoras, que son sistemas de confinamiento donde los animales no pueden moverse, explicó la activista en charla con La Jornada.

Las gallinas ponedoras, dijo, son mantenidas durante uno o dos años en dichas jaulas –con un espacio menor a una hoja de papel–, donde no pueden estirar las alas ni expresar ninguno de sus comportamientos naturales básicos, ni siquiera tener sus huevos en un nido. En el caso de las cerdas, son encerradas a partir de los cuatro meses de edad y se les mantiene ahí durante los siguientes cuatro años. El único momento en el que pueden salir es cuando van a dar a luz a sus crías.

Aunque no hay cifras exactas sobre la cantidad de animales que son criados con este método, señaló la especialista, es sabido que la gran mayoría de las granjas avícolas y porcinas del mundo todavía recurren a él, debido a que es relativamente más fácil controlar y alimentar a los animales de esta forma, así como tener a más individuos en menos espacio, y por lo tanto, sacarles mayor provecho económico.

Varios estudios han demostrado que el confinamiento en jaulas daña el bienestar de los animales. Las gallinas y los cerdos sufren de estrés fisiológico y sicológico porque son animales muy sociables e inteligentes que pasan la mitad de su tiempo buscando comida con otros individuos de su especie. Realmente necesitan moverse, y si no lo hacen empiezan a tener muchos problemas óseos y hepáticos, añadió.

Además de lo anterior, en el caso de las gallinas hay diversos estudios en los cuales se advierte que el confinamiento produce mayor incidencia de salmonela en sus huevos, lo cual podría eventualmente afectar a los consumidores.

Por todo ello, manifestó Lane, es necesario generar métodos más humanos, como el alojamiento en grupo o la producción orgánica libre de jaulas, al aire libre. Son viables económicamente y a escala comercial, porque aunque confinen menos animales, eso no quiere decir que su producción sea menor, y sí en cambio hacen que los animales expresen mejor sus comportamientos, aseveró la integrante de HSI, organización surgida en Estados Unidos hace 60 años.

La clave para que las empresas de alimentos cambien sus estrategias de producción, enfatizó, es que haya consumidores bien informados que exijan un mejor trato para los animales. Esa presión ya ha hecho que la Unión Europea, Nueva Zelanda y nueve entidades de Estados Unidos hayan prohibido totalmente o estén en proceso de desaparecer la crianza de gallinas y cerdos en jaulas de confinamiento.

“Hay cada vez más consumidores que se oponen a estos métodos de producción, y empresas como McDonald’s, Burguer King y Subway han dicho que para este año ya van a eliminar el confinamiento de sus cadenas de suministro. En México, el mayor productor de carne porcina, socio de Smithfield Foods, ya se comprometió a eliminar totalmente las jaulas para 2022. Los hoteles Marriot ya no compran carne de cerdo o huevo de estos sistemas y también Unilever ya anunció que para 2020 el huevo que usen será obtenido con métodos distintos”, sostuvo.