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De nuestras Jornadas

El fin del ciclo: ganar, gobernar, endeudar, volver a ganar y...

E

s hora de replantear seriamente la democracia en que la Constitución ordena vivir, es decir, una democracia representativa que ha agotado todos sus recursos y cambios posibles, no funciona y ha logrado el descontento nacional de los ciudadanos, pero como afirma Manuel Castells: Lo que molesta no es la democracia, son los agentes. Es decir, la democracia es, según la Encuesta Nacional de Cultura Política (Encup) 2012, el sistema ideal de gobierno para los mexicanos. El descontento y desconfianza se debe a las instituciones y los agentes (diputados, partidos, gobernadores, etc.). Esto es reflejo del agotamiento de esta manera de ejercer la democracia.

Hoy, unos días después de que el congreso local estuvo cercado por un grupo de opositores a la reforma energética, la coyuntura local trae el paquete económico anual y el endeudamiento de Calvillo, municipio de mediano crecimiento económico. Se aprobó la propuesta, que autoriza al municipio mencionado una deuda de 15 millones de pesos; sin embargo, el alcalde electo –que aún no entra en funciones– quiere solicitar un préstamo de 39 millones, lo que llevaría los pasivos municipales a 54 millones de pesos. Un caso como muchos en el país.

El problema no es el fin del dinero (una obra hidráulica), sino que no se consultó a nadie, y en la época actual, con la urgente necesidad del ciudadano de ser escuchado, no hacerlo incluso puede ser imprudencia política.

Muchos afirman que no se tienen que consultar a los ciudadanos todas las decisiones porque ello provocaría parálisis; sin embargo, no hay duda de que el modelo actual del sistema democrático representativo nacional, y sobre todo local (o subnacional) se ha agotado: solicitar deuda para hacer obras públicas, cumplir promesas de campaña y después obtener una diputación, una alcaldía más grande o, en el mejor de los casos, la gubernatura.

Hacer campaña, obtener votos y luego endeudar al municipio para beneficio de una carrera política larga y próspera es la fórmula que esta democracia representativa ha adoptado.