Política
Ver día anteriorLunes 30 de diciembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La eficiencia del Estado y de la sociedad
A

l término del año estaría bien hacer una evaluación de lo que ha venido siendo la eficiencia, sin descartar la ineficiencia, para lo cual vamos a tratar de definir en primer lugar, solamente como una excitativa para que los especialistas se interesen en el tema y nos brinden algo más profundo sobre lo que pasa con las finanzas del país, habida cuenta de que tal parece que no hemos mostrado verdaderamente un progreso visible, palpable para el pueblo mexicano de todos los niveles sociales. Porque cuando nos referimos al pueblo y agregamos la nacionalidad es que nos estamos refiriendo a aquel ciudadano que, independientemente de sus ingresos familiares, bien habidos desde luego, sienta por este país un deseo que se convierta cotidianamente en una necesidad de realizarlo, con un sentido social, para sí mismo, para su familia y que en su lucha tengan lugar también otros mexicanos, los conozca o no. O bien si son amigos o compañeros de trabajo o tal vez si se trata de esto, de que ocupe su tiempo y su esfuerzo totalmente también de lucha, que sea limpiamente política, que considere el objetivo de su actividad, no únicamente su propio progreso, sino, como se dice antes, que incluya en su programa, en su plan de lucha y de trabajo, a la sociedad de la que el país se beneficie, pues el ingreso económico individual genera si el dinero no se esconde debajo del colochón o no se lleve a depositar en la banca extranjera y tiene, repito, origen lícito.

Sentadas estas bases, estamos en condiciones de intentar algo que sea más preciso, sin que se vuelva de difícil comprensión. Primero, que no lleve intenciones de segregar a nadie, dentro de lo establecido por la Constitución y las leyes que de ella se derivan. Se trata de lo siguiente: lisa y llanamente, en entregar el poder al término que jurídicamente le corresponde.

Con mayores recursos en posesión de quienes estén todavía, como empezaron, dentro de la ley y trabajando todavía dentro de la sociedad, por lo mismo, y también con el concepto de lo que es la sociedad. Ésta no debe ser un grupo que compite con los demás por tener más dinero para comprar más lujosos automóviles y adquirir más joyas que sus vecinos y, en general, gente que vive de las apariencias, que ya cuando compran ya satisfaciendo manías, o caprichos por necesidades compulsivas que generalmente provienen de algunas malas costumbres, que únicamente le dan curso a verdaderas necesidades encubridoras de patologías generadas en el sustento ilegal, como el contrabando y, en casos extremos, incluso el robo.

Pensamos en una sociedad sana, de conjuntos de seres humanos que se apegan a las leyes y que dan curso con su trabajo a las ambiciones más bienvenidas por los demás y que hacen y aceptan el mérito de quienes con su ingenio y su es fuerzo canalizado por vías legítimas y completamente visibles, que no se benefician para nada con el espionaje, ni del internacional ni el criollo, que muchas veces resulta ser de consecuencias peores que el otro, y más nocivo, por tanto.

Estos ciudadanos deseosos y decididos a progresar legítimamente son los que el país necesita, y es necesario que se formen también en escuelas y universidades mexicanas y en institutos de estudios superiores que preparen a jóvenes de cualquier nacionalidad, pero orientados a conocer a nuestro país, y a prosperar, incluso económicamente, y resolver problemas que nuestra patria ha tenido secularmente, quizás por otra patología, que es el complejo de inferioridad que muchos mexicanos tienen frente a los del llamado primer mundo. Tenemos, dentro de nuestros institutos para la formación de jóvenes y adultos, universidades para generar técnicos, profesionistas en grado de licenciatura, así como colegios, que superan los conocimientos y mejoren y fortalezcan la relación entre colegas, que son muy buenas y deseables para que se establezcan en el país, tanto institucionalmente como individualmente quienes han egresado de ellas y quizás también se han fogueado en el extranjero, trabajando en empresas en las que se manejan tecnologías de punta, que mucha falta nos hacen aquí mismo, a toda la sociedad mexicana.

Todo lo descrito y definido en este texto, que espero que sea legible y que sea también comprensible, está hecho con la intención de que quienes ya se conducen incluso en su vida privada y familiar-social de una manera igual o parecida, reciban mi aplauso y mi reconocimiento para que sigan por ese camino, demostrando que de esta manera mejora sensiblemente la eficiencia, y se pondrán en sincronía con el gobierno, que tanto la necesita, entendida como que nos entregue a todos los mexicanos sin excepción más de lo que recibió. Y así recibirá el gobierno, quienes de alguna manera participaron en él, algo muy importante que se dará así mismo a los integrantes del Poder Legislativo en las dos cámaras, a los presidentes municipales y a los que han gobernado a los estados de la República, y a los que lucharon también desde la iniciativa privada, junto con los partidos políticos, muy especialmente, algo que hace mucho tiempo no recibe quizás ninguno de los aquí mencionados, que se han involucrado muy empeñosamente en la lucha por mejorar la eficiencia en el país, pero que los resultados han mostrado una frustración de muchos, y con mucho orgullo de muchos, también, pero que quizás constituyen una minoría muy visible, a quienes enviamos desde esta modesta columna informativa y analítica nuestro más sincero reconocimiento y nuestro afecto amistoso.