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Opinión
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México SA

México: éxito privatizador

Satmex mord la poussière

Además,

E

n la ya larga cuan triste historia de tres décadas de privatizaciones fallidas, ayer mordió el polvo otra empresa creada y financiada por el Estado mexicano, la cual, tras ser administrada por eficientes empresarios nacionales, terminó donde ya parece normal que lo hagan las no pocas ex paraestatales ofrecidas en la venta de garaje del neoliberalismo a la mexicana, es decir, extranjerizada (cualquier similitud con lo registrado en la banca que opera en el país no es mera coincidencia).

Se trata del consorcio Satmex (Satélites Mexicanos), puesto en marcha en el sexenio de Miguel de la Madrid (1985) y privatizado (cambios constitucionales de por medio, de sector estratégico a prioritario, es decir el mismo truco aplicado ahora a petróleo y electricidad) en el de Ernesto Zedillo (1997). Lo mejor del caso es que cuando esto último se hizo público, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Ruiz Sacristán (hoy, como tantos otros ex funcionarios, al servicio de las trasnacionales energéticas), aseguró que su privatización garantizaba una nueva era de inversión, competitividad a nivel internacional, rentabilidad económica y social, calidad y eficiencia operativa para que el sector se consolide como factor primordial del desarrollo nacional.

Desde luego que sucedió todo lo contrario, y, gracias a Zedillo y socios, Satmex (que reportaba números negros en sus finanzas) quedó en manos de Loral Space (quebró en 2003) y de la familia Autrey, históricamente dedicada a los negocios farmacéuticos en México (también compró, en tiempos de Salinas, Multibanco Comermex, rescatado por el Fobaproa y extranjerizado poco después –ahora es canadiense–, y Altos Hornos de México, junto con Alonso Ancira, uno de los nefastos barones de la minería) y que nada sabía de los menesteres satelitales (ni bancarios ni siderúrgicos). No obstante, el gobierno zedillista le entregó la tienda y concesiones por 20 años, renovables, obviamente.

De Satmex el gobierno federal conservó un paquete minoritario (25 por ciento, sin derecho a voto, que terminó vendiendo en 2011, cuando un fondo de inversión –Holdsat– metió la mano en el negocio; apenas le dieron 6.25 millones de dólares por sus acciones) y tuvo la gentileza de prestar dinero a los nuevos propietarios privados para que éstos compraran la ex paraestatal, de tal suerte que, como por arte divino, la autoridad reguladora se transformó en la Santísima Trinidad: vendedor, deudor-acreedor y copropietario de la misma empresa que privatizó. Una maravilla, pues.

Pues bien, luego de varios intentos fallidos, ayer finalmente la noticia llegó de París: Eutelsat (con sede en la capital francesa y originalmente propiedad pública) anuncia el cierre de la transacción para adquirir el 100 por ciento del capital social de Satélites Mexicanos, Satmex. La transacción asciende a 831 millones de dólares (la deuda de la otrora empresa del Estado no era menor a 800 millones de billetes verdes), y las necesidades de financiamiento con relación a esta compra están cubiertas con la emisión, el 13 de diciembre 2013, de bonos senior por un total de 930 millones de euros. Las posiciones orbitales estratégicas de Satmex se ampliarán en 2015 con dos satélites de alto rendimiento. Hasta allí el comunicado del nuevo dueño europeo. Lo mejor del caso es que por medio de Satmex el gobierno mexicano transmite información de seguridad nacional, incluida la militar. Tal vez por eso no se queja de espionaje, toda vez que él mismo se pone de pechito.

En una de sus últimas comparecencias ante los diputados (2006), el secretario de Comunicaciones y Transportes de Vicente Fox, Pedro Cerisola, detalló lo siguiente: “cuando nosotros empezamos la administración había un operador satelital, que era un monopolio y que además estaba quebrado, que es Satélites Mexicanos. ¿Por qué estaba quebrado Satmex? Por una privatización tremendamente mal ejecutada, sobre todo por los privados… el gobierno se quedó con 25 por ciento (porción de la que se deshizo en 2011) y vendió 75 por ciento, y ese 25 por ciento, al contener deuda, para poder comprar Satmex y haberse dado en garantía el 100 por ciento de las acciones de la empresa, generó que hubiera lo que se llama un menoscabo para el gobierno”.

En junio de 1985 Miguel de la Madrid celebraba que México cuenta ya con un sistema propio de satélites, con los que se recibirán y trasmitirán señales a todo el territorio nacional. Se trataba del Sistema Morelos. Como inquilino de los Pinos Carlos Salinas de Gortari garantizaba que es irreversible la propiedad (del Estado) sobre comunicación vía satélite y lanzaba sus satélites Solidaridad. Pero a Zedillo le resultó más atractivo privatizar toda la red, con todo y paraestatal que la administraba. Pasó el tiempo y sucedió lo que era más que obvio: los nuevos propietarios tronaron la empresa, la endeudaron hasta la coronilla, la quebraron y (¡sorpresa!) la extranjerizaron.

El truco zedillista (igualmente utilizado en su momento por De la Madrid, Salinas, Fox, Calderón y, ahora, Peña Nieto) fue reclasificar al sector satelital mexicano: en términos constitucionales ya no sería estratégico (sólo participación del Estado), sino prioritario (al que le mete la mano el que pueda y tenga los amigos necesarios). Por este caminito pasaron todos los sectores económicos, incluidos, a raíz de la reciente reforma, el energético, porque dicen en Los Pinos que petróleo y electricidad no son estratégicos para el país (es de suponer que hablan de México, porque para los gringos es más que estratégico).

En fin, otra ex paraestatal que muerde el polvo, en el entendido de que el segundo acto de la privatización es la extranjerización. Ahora una empresa francesa administrará los satélites mexicanos. Y en lista de espera, petróleo y electricidad, estratégicos en todo el mundo, menos para el gobierno mexicano. Como diría (1997) Carlos Ruiz Sacristán, quedó claro que, como tantas otras, la venta de Satmex fue para iniciar una nueva era de inversión, competitividad a nivel internacional, rentabilidad económica y social, calidad y eficiencia operativa para que el sector se consolide como factor primordial del desarrollo nacional. Sí, Chucha.

Las rebanadas del pastel

¿De plano no existe una empresa mexicana que instale escaleras eléctricas?, porque el director del STC-Metro, Joel Ortega, anunció que destinará 244.5 millones de pesos para que la japonesa Mitsubishi instale 62 de ellas en las líneas 1, 2, 3 y 7. ¿No hay una mexicana que lo haga? ¿Dejaron alguna? Y el dinero saldrá del reciente aumento a la tarifa del Metro.

Twitter: @cafevega