En sesión del Consejo General, mañana se efectuará el tercer relevo en la presidencia del Instituto Federal Electoral desde que Leonardo Valdés dejó el cargo en octubre pasado. Como único punto se agendó que el consejero Lorenzo Córdova asuma el cargo en sustitución de María Marván Laborde.

Aunque no hay certeza de los plazos para concretar la reforma constitucional y luego la adecuación de leyes secundarias, en el IFE casi se da por seguro, dados los tiempos del Poder Legislativo, que Córdova no será el último presidente interino del instituto, sino que se completará la rotación de los cuatro consejeros que lo conforman y Marco Baños asumirá el cargo en febrero próximo.

Para Baños la condición excepcional por la que atraviesa el IFE, si bien ha evidenciado una complicación operativa, porque hay menos de la mitad de los consejeros que por ley deberían integrar el instituto, también se pudo establecer un mecanismo bien aceitado para adoptar decisiones por consenso.

En los 67 días que el IFE ha operado con cuatro de sus nueve consejeros, hemos tomado decisiones como los procedimientos ordinarios sancionadores, que estaban rezagados; resoluciones vinculadas al Servicio Profesional Electoral, con el proceso de selección restringido sólo a mujeres para ocupar las plazas vacantes o el ajuste presupuestal de 500 millones.

Baños destacó que en todos los casos se sacaron decisiones de forma unánime, lo cual da idea clara de cómo ha operado el organismo en este periodo excepcional.

Conforme al acuerdo del IFE del 31 de octubre para establecer en esta fase una presidencia rotativa, provisional y colegiada, el tercer relevo está pactado para este miércoles. Con ello se cumplirá, como auguró desde entonces el propio Córdova, el tercer recordatorio a San Lázaro que ha incumplido sus responsabilidades de designar a los consejeros faltantes.

Desde el principio, el acuerdo de los consejeros (Córdova, Marván, Baños y Benito Nacif) estaba encaminado a evitar las divisiones en esta fase, a asegurar que las decisiones fueran unánimes y evitar rupturas. Desde entonces, los debates entre consejeros están tácitamente proscritos, ningún desencuentro que evidencie diferencias.

Dos meses después el acuerdo y sus objetivos implícitos se han cumplido. Al menos públicamente no se han expresado diferencias en torno al rumbo ni sus decisiones han sido cuestionadas por partidos, bajo los argumentos de falta de una integración legal, aunque sí por otras razones.

Quizá el caso más destacado fue la objeción del PAN a la determinación de suspender temporalmente la entrega física del padrón electoral y el listado nominal, hasta en tanto no se conozca el resultado de las investigaciones sobre la filtración de datos de ambos instrumentos, que se dieron a conocer en una página de Internet.