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Construirán edificio de acervos para la memoria histórica del Estado mexicano

Ex tenebroso penal y hoy sede del AGN, Lecumberri se perfila para ser museo

A un lado del palacio ya existe un laboratorio de conservación y restauración de piezas históricas

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Una de las galeras de Lecumberri, actual Archivo General de la NaciónFoto Francisco Olvera
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Vista desde las torres de vigías de la antigua penitenciaría, donde estuvieron encerrados Pancho Villa, David Alfaro Siqueiros, Valentín Campa, Demetrio Vallejo y los líderes del movimiento del 68, entre numerosos personajes másFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de enero de 2014, p. 13

Aquí estuvieron prisioneros Pancho Villa, David Alfaro Siqueiros, Valentín Campa, Demetrio Vallejo y los líderes del movimiento estudiantil de 1968, entre muchísimos personajes más.

El Antiguo Palacio de Lecumberri fue cárcel de 1900 a 1976. Ahí se tejieron episodios negros, la mayoría relacionados con los presos políticos, desde los opositores al presidente Porfirio Díaz hasta integrantes de movimientos como el de los cristeros y el de los ferrocarrileros, por mencionar algunos.

También hubo hechos singulares vinculados a la penitenciaría, como el asesinato a un costado de ésta de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, o el encierro de William Borroughs, escritor estadunidense que mató de un tiro fortuito a su esposa cuando imitaban un pasaje de Guillermo Tell.

Desde 1982, en la antigua penitenciaria de Lecumberri se resguarda la memoria histórica del Estado mexicano: el Archivo General de la Nación (AGN).

Tres décadas después de la apertura de su casa actual, se abre la vía para que este sitio se convierta en museo, prevén funcionarios consultados. Sin embargo, éste no es el primer plan de largo alcance para el AGN.

Hace cuatro años se pensó en su demolición por tener, se dijo, severos daños estructurales.

El plan del sexenio pasado era trasladar el AGN a Cuajimalpa (La Jornada, 11/4/09), llevar a la orilla de la capital el gran cofre que según cálculos de entonces resguardaba 375 millones de fojas, millones de imágenes y 70 colecciones fotográficas. Problemas presupuestales impidieron continuar con el proyecto.

Presupuesto de $500 millones

Vinieron en los siguientes años casos de corrupción documentadas por la Auditoría Superior de la Federación, y despidos injustificados de personal especializado.

Ahora se abre una nueva ruta de lo que en los próximos años será una singular mudanza: ya está prácticamente construido al lado de Lecumberri un enorme laboratorio de conservación y restauración de piezas históricas, el cual será equipado el año entrante, con un presupuesto autorizado de 500 millones de pesos.

Luego, en paralelo al laboratorio, deberá arrancar la construcción de otro inmueble, el edificio de acervos. Esta nueva casa deberá ser acondicionada para la protección de los documentos y con el fin de dar cabida al crecimiento del mismo en los siguientes 40 años aproximadamente.

No se sabe exactamente cuántos documentos tiene el AGN, la carta de identidad del país, por lo que se toma como válido el cálculo de que todos juntos formarían una línea de 52 kilómetros.

Desde los torreones de la otrora prisión se pueden observar los vestigios de las crujías.

Hoy son la casa de los papeles y las imágenes que avalan el origen y la defensa de México. Reposa en la penumbra, por ejemplo, el documento Los sentimientos de la nación (presentados en 1913 por el independentista José María Morelos) y el acta de la Independencia, lienzos celosamente vigilados en una bóveda con estrictas medidas de seguridad y conservación.

Los históricos documentos estuvieron hace tres años en Palacio Nacional, con motivo del bicentenario de la Independencia, aunque para su traslado y exhibición fue necesaria la construcción de portarretratos especiales, elaborados y montados por ingenieros de la UNAM.

La lista de tesoros o piezas irremplazables es larga. En el AGN están documentos firmados por Hernán Cortés (siglo XVI); los códices del Marquesado del Valle (mismo siglo); de Techialoyan de Cuajimalpa (siglo XVII), así como mapas, planos e ilustraciones novohispanos con pictografías indígenas de los siglos XVI al XVIII.

De la época colonial destacan los fondos virreinales que detallan la organización y el funcionamiento de la administración imperial española en la Nueva España, y una carta autógrafa de Sor Juana Inés de la Cruz (1863), y está de vuelta el acta de la Independencia.

También destacan los originales de las constituciones políticas (1812, 1814, 1824, 1857 y 1917), pruebas del primer Congreso de Anáhuac, Los sentimientos de la nación, el Plan de Iguala, el testamento de Antonio López de Santa Anna, la correspondencia de Agustín de Iturbide, las cartas que escribió Benito Juárez a sus hijos, la misiva de Carmen Serdán a Francisco I. Madero (1912), la correspondencia entre Victoriano Huerta y Venustiano Carranza, la de Emiliano Zapata y Francisco Villa, además de los archivos presidenciales de Madero hasta nuestros días.

El inventario es largo. Se resguardan ahí miles de originales con respaldo digital; una parte de la colección de trámites migratorios (se pueden consultar las fichas de Luis Buñuel, León Felipe, Henry Fonda y Trotsky, entre otros).

Uno de los huéspedes más recientes es el archivo histórico de la Secretaría de Educación Pública, y la exhibición de la poco conocida primera acta de Independencia promulgada el 6 de noviembre de 1813, en medio del movimiento insurgente, para anticipar los fundamentos de lo que sería la constitución de una república y de la división de poderes.

Los archivos son el antídoto contra la desinformación y la desmemoria, así como elementos de combate a la impunidad. Los documentos permiten un ejercicio de la ética pública, afirma María de las Mercedes de Vega Armijo, nueva directora del AGN, filósofa por la Universidad Iberoamericana y doctora en historia por El Colegio de México.

En entrevista con La Jornada, dijo que es consciente de los problemas que enfrentan los archivos del país, por lo que es un gran reto replicar y ampliar la experiencia exitosa que tuvo como creadora, en la cancillería, de un sistema institucional de clasificación y resguardo. Prometió que la conclusión del laboratorio y el inicio del edificio de acervo se hará con absoluto escrúpulo.

Los archivos, explicó, son la base de la administración pública y atraviesan todo su ejercicio, de abajo hacia arriba. Es necesario fortalecer el AGN que, sin duda, es uno de los más importantes de América Latina.

Hay que vencer inercias, eliminar obstáculos, demostrar que tener buenos archivos permite una mejor administración pública, expresó.